Por S. K.
Fernando de la Rúa se dio el abrazo que quería con su par brasileño y anfitrión, Fernando Henrique Cardoso. Ambos presidentes compartieron con los demás de América del Sur la jornada de cierre de la Cumbre, que duró algo más de tres horas. El argentino se llevó como logro especial una unánime y clara declaración de respaldo a la �descolonización� de las islas Malvinas y cerró su visita a Brasilia asistiendo a la asunción de Salvador Carbo, de Bunge y Born, a la presidencia del Consejo Empresario de América Latina.
Aunque no estaba anunciada ni se incluía en la agenda de la Cumbre, la declaración de los presidentes sudamericanos sobre las Malvinas no fue realmente una sorpresa: De la Rúa anunció ayer, temprano a la mañana, antes de iniciarse la sesión final, que era �posible�. �Convencidos de que el mantenimiento de las situaciones coloniales resulta incompatible con los ideales de paz, seguridad y cooperación en el continente�, dice el documento, �la reunión de presidentes coincide en la necesidad para las dos partes de reanudar las negociaciones a fin de que se encuentre a la mayor brevedad posible una resolución pacífica y duradera de la disputa de soberanía, de acuerdo con las resoluciones de las Naciones Unidas y la Organización de los Estados Americanos�.
En otro párrafo de la breve declaración, los presidentes lamentaron que �aún subsista en el Atlántico Sur la situación colonial de las islas Malvinas�.
Después de asistir a las sesiones finales, de firmar la Carta de Brasilia y atender el almuerzo de despedida en A Alvorada, la residencia presidencial brasileña, De la Rúa visitó el foro empresarial que reúne a los hombres de negocios más importantes de la región. Creado hace diez años para favorecer el intercambio de experiencias y los contactos entre empresarios, el Consejo Empresario de América Latina eligió este año al argentino Salvador Carbo. La sesión de negocios se realizó en paralelo a la de los presidentes, y tuvo entre sus invitados a Domingo Cavallo.
La delegación argentina tuvo un detalle que llamó la atención de los periodistas y pasajeros del hotel Naoun, donde se alojó el Presidente. A la mañana temprano, antes del comienzo de la sesión final, dos hombres bajaron por ascensor una pesada escultura de intenso color verde. Era Venus Fragmentada, de Marta Minujin, una cabeza de la diosa clásica cortada en sectores que se abren en ángulo. Con dificultad, los dos hombres subieron los cincuenta kilos de la estatua al auto que llevó a De la Rúa al Palacio de Itamaraty, sede de la sesión. Era un regalo de De la Rúa a su anfitrión por los quinientos años de Brasil.
De la Rúa demoró una hora y media su llegada a Buenos Aires, originalmente programada para las 20.00, para dejar en Asunción a su colega paraguayo, Luis González Macchi. El Presidente, según confirmó la Secretaría de Cultura y Comunicación, mantiene su plan de volver a dejar el país el lunes, para una gira que comenzará por México, seguirá con la Cumbre del Milenio de la Organización de las Naciones Unidas en Nueva York, continuará con una visita oficial de dos días a Canadá y culminará con una visita �de negocios� a China. La agenda marca la vuelta de De la Rúa al país para el 15 de septiembre a las 16.00.
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