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LA CUMBRE DEL SUR NO RESPALDO LA INICIATIVA DE EE.UU.
Del Plan Colombia ni hablar

Con un silencio más atronador que mil declaraciones, la Primera Cumbre de Jefes de Estado de América del Sur se cerró sin hablar del plan apoyado por EE.UU., que sólo cosecha rechazo en la región.

Los presidentes del sur saludan en la �foto de familia� de la Primera Cumbre.
Cardoso, el anfitrión, hizo saber ayer que �nunca pidió� el apoyo de la cumbre al Plan Colombia.


t.gif (862 bytes) Elípticamente, una cumbre donde el Plan Colombia nunca figuró en la agenda concluyó ayer sin hacer ninguna mención al tema que dominó en los hechos al encuentro. La declaración final de la I Reunión de Presidentes de América del Sur sólo afirmaba su �decidido apoyo a los esfuerzos en favor de la paz del gobierno de Colombia, que reflejan los anhelos más legítimos del pueblo colombiano�. Parecía claro que, al enfatizar la paz y omitir la guerra, esto era una crítica no tan velada al Plan Colombia, que se teme escalará la guerra civil de ese país. Pero el gobierno colombiano eligió interpretarlo al revés: �Esto despeja las preocupaciones que había a nivel regional de manera muy contundente con esta declaración de apoyo a Colombia�, argumentó con confianza el canciller Guillermo Fernández de Soto. Después de intensas reuniones bilaterales con sus colegas, ayer el presidente Pastrana estaba menos aislado de los temores regionales y tuvo que asegurar de nuevo que �Colombia no es ningún Vietnam�. 
�El problema de Colombia es tan complejo que a veces la gente no tiene todos los elementos, e incluso se habla de la �vietnamización�, subrayó Pastrana en una conferencia de prensa tras la clausura de la cumbre. Contestaba así a la advertencia del presidente Hugo Chávez, uno de los críticos más acérrimos al Plan Colombia, de que la ayuda norteamericana y la intensificación de los combates podrían llevar a una �vietnamización� del conflicto. Utilizando un razonamiento algo misterioso, el presidente colombiano negó que lo que ocurriera en su país fuera �una guerra civil como en Vietnam: En Colombia simplemente lo que tenemos es un conflicto interno durante los últimos 40 años... la guerrilla sólo tiene el apoyo del 3 por ciento de la población y tampoco sufrimos una división como la de Vietnam: hay un enemigo común contra el que estamos todos unidos�. Además, no hay ninguna intervención militar extranjera y �no la habrá mientras yo sea presidente�. Pastrana, al menos, no intentó convencer a nadie de que los países de la región habían respaldado su tesis. Eso se lo dejó a su canciller De Soto: �La cumbre (desvirtuó) las telenovelas sobre una intervención militar en Colombia: las preocupaciones regionales pueden en algunos casos ser justificadas, pero con cooperación se superan y se aclaran, como ha quedado en evidencia con esta reunión�.
La realidad es que la cumbre no aclaró nada. Todos los vecinos de Colombia mantuvieron sus reservas respecto al Plan Colombia. Pastrana aspiraba a que la declaración final incluyera un apoyo explícito a su plan. Pero el presidente brasileño Fernando Henrique Cardoso dejó muy claro ayer que �nunca pedí� el apoyo de sus colegas a la iniciativa. Lo más importante que Colombia obtuvo fue una promesa de mayor cooperación regional contra el narcotráfico y el lavado de dinero, al �estrechar la cooperación en los campos de inteligencia, de operaciones policiales, del control del tráfico de drogas y el desvío de precursores químicos�. 
Aun este compromiso general se vio afectado por las controversias que causa la guerra colombiana, en este caso por la creciente influencia de Estados Unidos en el combate contra las drogas. La posición anti-americana fue encabezada por Perú y Venezuela. El presidente peruano Alberto Fujimori enfatizó que �hasta ahora hemos planteado nuestros problemas frente a terceros de manera aislada. El resultado que los grandes países consumidores impongan sus condiciones�. Las relaciones de Perú con el amigo americano ya estaban tensas desde que Washington intentara que la OEA aplicara sanciones por la re-reelección de Fujimori. Pero el venezolano Chávez fue aún más directo y atacó la �certificación� anual con las que Washington juzga los esfuerzos antidrogas de los países latinoamericanos: �Debemos desarrollar y definir metas estratégicas porque se nos quiere imponer una certificación si cumplimos con un manual�. 
Aunque fueron opacadas por la crisis colombiana, la cumbre produjo algunos avances en la integración hemisférica. La Declaración de Brasilia incluyó el compromiso de lograr la unión de la Comunidad Andina de Naciones (CAN, Bolivia, Colombia, Ecuador, Perú y Venezuela) con el Mercosur �no más tarde que enero del 2002�. También se sentaron las basespara un plan general de integración física, que prevé la completa interconexión norte-sur de carreteras, ríos, energía y telecomunicaciones. Pero aun el tema de la integración parece conjugarse cada vez más en términos de la crisis colombiana: los estados mayores de Venezuela y Brasil, dos de los países más preocupados por el �derrame� de la guerra, ya firmaron el martes un acuerdo en el que se comprometieron a incrementar el intercambio y el entrenamiento entre sus fuerzas. 

 

 

Claves

La I Cumbre de Países Sudamericanos terminó sin hacer referencia alguna al Plan Colombia de lucha antidrogas financiado principalmente por Estados Unidos.
El presidente colombiano Andrés Pastrana intentó incluir en la declaración final de la cumbre una referencia explícita al Plan Colombia, pero se encontró con la resistencia previsible del gobierno brasileño de Fernando Henrique Cardoso.
También hubo otras resistencias menos evidentes: el presidente peruano Alberto Fujimori criticó la influencia de Estados Unidos en la región, a pesar de que Perú puede ser beneficiado por otro paquete de ayuda antidrogas proveniente de Washington. 
Por su parte, el presidente venezolano Hugo Chávez criticó la política de certificación de la lucha antidrogas de los países latinoamericanos ejercida por Estados Unidos.
La cumbre finalizó con el compromiso de fusionar el Mercosur y la Comunidad Andina de Naciones a más tardar en el 2002.

Guerrilleros en Bogotá

Hasta ahora uno de los pocos consuelos que el gobierno colombiano podía extraer de su guerra civil era el hecho que la guerrilla no tenía prácticamente ninguna presencia en las ciudades. Pero ayer eso parecía estar cambiando. Luego de que un policía muriera el miércoles cuando estudiantes encapuchados le arrojaran una pequeña bomba, las autoridades allanaron la Universidad Nacional de Bogotá. Durante el registro encontraron nada menos que 300 bombas caseras, siete kilos de pólvora, químicos y 75 litros de gasolina para cócteles Molotov. También había propaganda de los grupos guerrilleros Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y Ejército de Liberación Nacional (ELN). Según la policía, el material pertenecería a células de los �Guardias Rojos�, un grupo estudiantil inspirado en Sendero Luminoso de Perú. Pero la propaganda guerrillera apuntaba a algo más inquietante: �El allanamiento nos hace pensar que las guerrillas están infiltrándose en la universidad y que están aumentando su capacidad de fabricar bombas�, admitió el portavoz policial Carlos Perdomo.

 

 

120 FAMILIAS SE REFUGIARON EN VENEZUELA
El derrame antes del derrame

El famoso tema del �derrame� del conflicto colombiano a sus países limítrofes está ahora en primera plana por el Plan Colombia. Pero hace mucho tiempo que la provincia panameña de Darién, el río Meta (frontera Colombia-Venezuela) y la ciudad venezolana de San Cristóbal, la Amazonia Occidental brasileña y el río Putumayo (frontera Colombia-Perú) son el lugar cotidiano de varios derrames: el del Ejército, los paramilitares y las guerrillas (las FARC y el ELN) colombianas, que salen de su país para seguir combatiendo, y el de los que huyen de estos enfrentamientos y buscan lugar seguro en otro país. Antes de que comience a aplicarse el Plan Colombia, los derrames están a la orden del día: ayer 120 familias colombianas (500 personas) pidieron refugio en Venezuela. 
Estas familias pertenecen al núcleo urbano y las zonas campesinas cercanas de La Pista, una pequeña población del departamento Norte de Santander, cercano al río El Catacumbo, que funciona como frontera entre Colombia y Venezuela. Las 500 personas cruzaron el río el martes pasado e inmediatamente pidieron a la oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas (Acnur) en Caracas que les tramite refugio en Venezuela. Además del Acnur, las ONGs Provea, Red de Apoyo y el Servicio de Refugiados de los Jesuitas conocen la situación. Pero el ministro de Defensa venezolano, general Eliécer Hurtado Soucre, negó la información.
�Enviamos a personal a verificar y no era así. Lo que pasó es que en días anteriores un grupo había bordeado un sector de violencia en Colombia, entró en Venezuela y volvió a salir de regreso a Colombia. Tenemos que manejar con claridad los conceptos de desplazados y refugiados.� Desde Ginebra, sede de la Acnur, desmintieron al ministro.
El hecho es que las 120 familias aseguraron que un grupo de las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) llegó al centro del poblado y les ordenó que lo abandonaran o serían ejecutados. Luego degollaron al comerciante Henry Hernández y dijeron que en 15 días volverían, por lo cual estas 500 personas abandonaron sus casas. También contaron a algunos periodistas venezolanos que La Pista viene siendo hostigada por los paramilitares desde el 29 de mayo. Sólo en esa pequeña región, los paramilitares ya mataron a 500 personas y forzaron el desplazamiento de 10000 campesinos, 3000 de los cuales llegaron al estado venezolano de Zulia y salieron por el pasaje de Casigua El Cubo. El argumento de las AUC es el de siempre: las víctimas �colaboran� con las guerrillas. 
En el caso de Brasil, el diario Folha de S. Paulo informó que, según fuentes del comando de la Fuerza Aérea, el espacio aéreo brasileño fue violado 228 veces y los radares aeronáuticos detectaron en lo que va del año 6709 vuelos internos irregulares (no declarados). Pese a la constante violación del espacio aéreo, especialmente en la Amazonia y, al parecer, por aviones de narcotraficantes, el gobierno no reglamentó la ley que autoriza a la Fuerza Aérea Brasileña (FAB) a derribar aeronaves hostiles. Según el periódico, la demora del gobierno brasileño en reglamentar esa ley, obedece a presiones de Estados Unidos, país que teme que sean derribadas aeronaves estadounidenses. 

 

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