Por Pablo Plotkin
 Walter Velásquez se crió en un conventillo de la calle Valparaíso, en la zona de curtiembres de Valentín Alsina. Mosca (como se lo conoce a Walter desde que era un chico) puede señalar la construcción desde la esquina de su casa actual, sobre Quindimil. Siempre vivió en la misma manzana, entre las fábricas de ventanas rotas y frentes herrumbrados. De aquí eran los cuatro adolescentes que a fines de los �80 fundaron 2 Minutos, y aquí se compusieron los temas de Valentín Alsina, su primer álbum (1994). Pocos discos de rock hechos en Argentina retrataron con tanta autenticidad la realidad del conurbano bonaerense como aquel debut. Allí se contaban �con salvaje precisión e ignorancia poética� los días y las noches de cuatro pibes que amaban la cerveza y odiaban a la policía. Y vendieron 50 mil copias. �Los pibes del barrio se cagaban de la risa. Me decían: �Ah, mirá, moscardón, llegaste�. Era raro. Te ibas a echar un garco y se escuchaba �ya no sos igual, ya no sos igual...� (el estribillo del superhit que incluía el disco). Era una enfermedad. Yo no lo podía creer. Pero estábamos todos súper recontentos�, recuerda.
Aquello puede contarse como una de las obras fundacionales de lo que con el tiempo empezó a llamarse rock barrial. Ahora Mosca tiene 33 años, sigue viviendo en Alsina (�de acá me van a tener que sacar con las patitas para adelante�) y cantando al frente de 2 Minutos, que acaba de sacar su sexto disco, Antorchas, y esta noche lo presenta en Cemento. En el pequeño living de su casa, con el último disco de Papas Fritas (una de las sabrosas minutas de la neopsicodelia estadounidense) endulzando el ambiente, Mosca destapa una Quilmes y reflexiona sobre su condición de punk rocker suburbano. �Cuando yo era adolescente, todos mis amigos eran camioneros, escuchaban Led Zeppelin, Rolling Stones a fundir�, cuenta. �Yo ya era el loquito de pelito parado, campera de cuero, y entonces les mandaba una dosis de Sex Pistols, The Clash. Siempre fui el más rarito.� En Valentín Alsina, donde es un freak y un chaboncito de esquina a la vez, Mosca merecería ser nombrado ciudadano ilustre. �Todavía estoy esperando�, bromea. �Siempre dije que esto es una mini-Manchester. Algunos creen que el oeste es el aguante, el rock. Pero el sur siempre fue más enfermito: del sur salieron Juana la Loca, Los Brujos, nosotros, Babasónicos, El Otro Yo... Capaz que el agua que llega a nuestras canillas trae cosas raras.�
Mosca no cambiaría �ni a palos� su modo de vida por el de estrella de rock. �Así estoy muy cómodo�, asegura, y recuerda los viejos tiempos: �Cuando empecé con la banda, ensayábamos en el garaje de la casa de mis viejos. Los volvíamos locos. Adolescencia plena. Mi vieja venía con los cafecitos y yo decía: �Mamá, ¿qué cafecito? Traenos vino�. Ahora mi viejo me dice: �Hijo de puta... llegaste, loco�. Está súper orgulloso. Y yo le digo: �Papá, tengo el mejor trabajo del mundo: soy un vago con patente�. Lo hablábamos el otro día con mi amigo Adrián Dargelos (de Babasónicos): tenemos que estar agradecidos de la vida�.
�Dentro de lo que se llama rock barrial, ustedes son los que nunca salieron del barrio. Su estilo de vida sigue pareciéndose bastante al de los pibes que los siguen.
�Nos vienen a ver chicos de todos lados: del sur, del norte, del oeste, con las zapatillas embarradas porque salieron de su casa en una villa. Predomina le gente humilde, laburadora. Los 2 Minutos no venimos de familias adineradas: somos de clase obrera. De chicos aprendimos esas cosas, y está bárbaro. Mi viejo, que ahora es jubilado y remisero, trabajaba en la línea 15, la que te deja en la puertita de Obras.
�Y si no fuera músico, ¿qué sería?
�Un linyera copado.
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