The Guardian de Gran Bretaña
Por Nick Thorpe
Desde Chapare, Bolivia
Zenón Cruz mastica otra hoja de coca de su tallo, la empuja con la lengua hacia el bolo que ya tiene en su mejilla y frunce el ceño ante el helicóptero militar que revolotea sobre la selva. �Mi padre sembraba coca y su padre lo hizo antes que él�, gruñe el campesino, con sus dientes teñidos de verde. �Lo que los americanos no entienden es que esta hoja es un don de la madre tierra a nuestra gente, una tradición ancestral. No entienden su carácter sagrado. Ellos creen que todo se trata de drogas.�
Como la mayoría de los campesinos reunidos en la protesta rutera en la región tropical boliviana de Chapare, Cruz, de 29 años, vio cómo un escuadrón de erradicación apoyado por Estados Unidos arrasó con su cosecha y su principal fuente de ingresos. Sólo el año pasado, los soldados destruyeron un record de 17.000 hectáreas en la región, y a fines de este año pretenden acabar con las 3000 restantes, en una maniobra para sofocar en su fuente el problema de las drogas en Estados Unidos. El gobierno boliviano, bajo grandes incentivos económicos de Estados Unidos (debe ser visto cumpliendo con la erradicación de blancos de drogas para calificar en la ayuda para desarrollo), denominó la estrategia como Operación Dignidad. Cruz y sus combativos compañeros campesinos la llaman genocidio cultural.
Los pueblos andinos han usado esta resistente planta con fines rituales y medicinales durante cientos de años antes de que los hombres blancos aprendieran a extraer de ella cocaína. Rica en vitaminas y minerales, las hojas han sido usadas tradicionalmente para tratar dolencias que van desde la disentería al malestar causado por la altitud. La amplia mayoría de bolivianos aún las mastica diariamente, mezclándola con cenizas para generar un efecto anestésico en el estómago y calmar el hambre. Muerte, matrimonio y prácticamente todos los rituales sociales o religiosos incluyen aquí una ofrenda de coca.
�Conserva sus hojas con amor�, aconseja �Leyenda de la Coca�, un poema transmitido oralmente durante 800 años. �Y cuando sientas pena en tu corazón, hambre en tu carne y oscuridad en tu mente, llévatela a la boca. Encontrarás amor para tu dolor, alimento para tu cuerpo y luz para tu mente.� Las profecías incluso adelantaron que el hombre blanco encontraría un camino para subvertir su �pequeña pero fuerte� planta: �Si tu opresor llega desde el norte, el conquistador blanco, el buscador de oro, cuando la toque, sólo encontrará veneno para su cuerpo y locura para su mente�.
Lo que no predijeron fue la escala del embate en su contra. A su tiempo, fines del siglo XIX, los hombres blancos lograron extraer el 0,5 por ciento de cocaína, un alcaloide de la hoja de coca �Sigmund Freud se convirtió en el primero en contraer cáncer nasal por aspirarla�, y se desató el infierno.
Los intentos de erradicación comenzaron en 1949 después de que un estudio de un banquero norteamericano, Howard Fonda, denunciara que la masticación de la planta era �responsable por las deficiencias mentales y la pobreza en los países andinos�. Poco después, en 1961, las Naciones Unidas colocó la coca al tope de la agenda, condenándola como una de las drogas más peligrosas y restrictivas. Por supuesto, esto no tuvo efecto sobre el uso de cocaína en Estados Unidos, donde los ejecutivos aspiraban líneas y los ghettos optaban por su pariente más barato y peligroso, el crack. Hacia los 80, más de la mitad de la cocaína del mundo era consumida por la potencia, que sólo tenía un 5 por ciento de la población global. Bolivia, una de las naciones más pobres del mundo, vio un hueco en el mercado y lo llenó. Se convertiría en el segundo productor mundial de coca y pasta de cocaína.
Ahora, bajo la erradicación conjunta iniciada por Ronald Reagan en su guerra contra las drogas, es tiempo de revancha. Bolivia está siendo castigada por su reciente complicidad con la destrucción de su cultura ancestral.
No sin pelea, sin embargo. �Yankees go home�, grita furiosa una mujer quechua vestida con un brillante chal y un sombrero hongo, marchando junto a cientos de pancartas que reclaman respeto por los derechos humanos de los campesinos. El helicóptero mantiene su distancia y los funcionarios de la DEA raramente muestran sus caras fuera de los alrededores de la base militar cercana.
Zenón Cruz niega que provea a los barones de la droga con su coca, pero admite que muchos lo han hecho. En la temporada de intercambio, pequeñas avionetas aterrizaban regularmente en esas rutas para recoger las partidas. �Pero nos están castigando a todos �legales e ilegales� y todo el mundo está peleando�, asegura.
La coca, una planta resistente idealmente apropiada para suelos agotados o erosionados, puede producir tres o cuatro cosechas al año. Forzados ahora a sembrar porotos y naranjas en su lugar, como parte de un plan de �desarrollo alternativo� creado por Estados Unidos, Zenón debe alimentar a su familia con una fracción de sus anteriores ingresos. �Se puede llenar un camión con naranjas y no vender ninguna en el mercado, pero la coca siempre se vende como pan caliente�, explica. �Yo estaba ganando 250 bolivianos (aproximadamente 30 dólares) por semana antes de que cortaran la coca. Ahora a veces peleamos para sacar 20 (cuatro dólares y medio). ¿Cómo se puede alimentar a una familia con eso?�
Otras familias siguen arriesgando todo por un ingreso mayor. Apenas unas millas más al sur, en la base militar de Chimore, una chica local de 16 años es exhibida ante la prensa. Alcira Marin acaba de quebrarse después de tres días de interrogatorios y admite que trafica pasta de coca en su cuerpo. La evidencia descansa en 40 píldoras envueltas en papel-film amarillo, sobre una mesa junto a ella. �Me pagaron 300 bolivianos (60 dólares) para hacerlo �rezonga�. No sabía que moriría si uno de ellos se rompe dentro mío.� Bajo la dura Ley 1008, de influencia norteamericana, enfrenta entre cinco y ocho años de prisión. Mientras tanto, los campesinos cocaleros ganan hasta cuatro dólares y medio por hora, lo que es ciertamente tentador cuando se lo compara con los cuatro cincuenta semanales que ganan por cosechar naranjas.
Más tarde, en la espesa jungla a casi 10 minutos a pie desde la principal ruta central, el capitán Luis Castro, de la fuerza policial antinarcóticos de elite creada por Estados Unidos (Umopar), me muestra una fosa de cocaína que su patrulla descubrió esta mañana. Sobre un polietileno de seis metros de largo, yacen parvas de hojas frescas de coca a medio convertir en pulpa verdosa, mientras las hojas viejas y amarronadas se encuentran apiladas en los límites del claro de la selva. Los trabajadores, quien sea que fuesen, desaparecieron, probablemente alertados por una radio de doble frecuencia. �Quémenlas�, ordena Castro a sus hombres de caqui que comienzan a vaciar gasolina de un tanque de plástico colgado entre las futuras piras.
No hay dudas de que la red se está ajustando, pero el efecto puede simplemente ser subir los precios y alentar nuevos mercados en otro lugar. La policía antinarcóticos estima que poco más de tres toneladas de pasta de base saldrá este año de Chapare, pero esto sólo generará unos cuatro millones gracias a un aumento de precios del 300 por ciento en los tres últimos años. Los críticos de la política de erradicación argumentan que simplemente llevará a los productores más adentro de la región de laAmazonia boliviana, o a otro lugar en Sudamérica donde una zona de aproximadamente cinco kilómetros cuadrados espera lista para producir.
�Es simplemente la ley de la oferta y la demanda�, explica Kathryn Ledebur, coordinadora de la Red Andina de Información, una asociación defensora de los derechos humanos que divulga los problemas relacionados con los esfuerzos de erradicación. �No tiene sentido intentar detener la producción en los países productores. El lugar para combatir está donde está el mercado.� El cuadro de situación es verdaderamente desalentador. Mientras Bolivia cayó del segundo al tercer puesto como exportador de cocaína, detrás de Colombia y Perú, prácticamente no hubo reducción en la cantidad de cocaína exportada a Estados Unidos y Europa, de acuerdo al informe anual del Consejo Internacional de Control Antinarcóticos. La explicación es que la producción aumentó en Brasil y Colombia, donde los gobiernos tienen escaso control sobre sus territorios tropicales.
�Es un caso obvio de la teoría del globo�, asegura Ledebur, quien es norteamericana. �Se aprieta en un lugar y sólo se traslada a otro a menos de que se ataque la demanda de raíz. En cambio, tenemos una guerra enfocada en la gente pobre, y no está funcionando.�
En el terraplén de una colina en el fértil valle de los Yungas al otro lado del país, un pequeño chico vestido con un tradicional poncho y un gorro de lana se arrodilla para hacer sus ofrendas a la Pachamama, o madre naturaleza. Mientras desenvuelve un paño lleno de hojas de coca, enciende un incienso y esparce alcohol sobre el suelo, otro chico se acerca para cantar en quechua: �Coca verde, naces en nuestra tierra/ tu fragancia nos hace cantar alegremente/ en las tierras entre las montañas/ mi pequeña hoja de coca es una dulce medicina/ no una droga que cause daño/ tomamos tus jugos para ayudarnos en nuestro trabajo�.
Es parte celebración, parte protesta. Las familias de esta región, el último lugar de cultivos legales de coca existente en Bolivia, saben que su situación fácilmente podría correr la misma suerte que Chapare. Mientras la ley 1008 generalmente provee de 12.000 hectáreas para las tradicionales plantaciones y distribución de coca de los Yungas, funcionarios norteamericanos argumentan que menos de la mitad de ese territorio es suficiente para usos rituales y masticación. �Hay evidencia de que la coca de los Yungas está siendo dirigida hacia mercados ilícitos para su conversión en productos de cocaína�, explica el último informe antinarcóticos de la embajada norteamericana. La gente local cree que si se rinden ahora, los norteamericanos simplemente seguirán exigiendo hasta que no quede nada. La erradicación debía comenzar allí a más tardar este año, pero el país estalló en violentas protestas sobre el tema en abril. Plantadores de coca dinamitaron la única ruta de acceso a la región, y los erradicadores se retiraron, hasta el año que viene. Una tensa impasse continúa, pero nadie cree que vayan a volver.
�Los niños en Estados Unidos aprenden que deben comprar cosas para ser felices, sean zapatillas Nike o gramos de cocaína�, dice Javier Castro, curador del Museo de la Coca en La Paz. �Esa es la raíz del problema, y todos saben que si no pueden conseguir las drogas aquí simplemente irán a otro lugar. Entretanto, quieren exterminar completamente la coca: es una suerte de genocidio cultural. Será como si no tuviésemos alma ni espíritu.�
Traducción: Florencia Grieco.
Apocalypse now en Colombia
La guerrilla atacó primero. Antes que la ayuda norteamericana al Plan Colombia permitiera el despliegue de 3000 tropas de elite en sus bastiones del sur del país, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) lanzaron una ofensiva contra una pequeña guarnición en las montañas del noroeste. Una columna de 500-600 guerrilleros atacó el viernes a la noche una estación de comunicaciones y a los 40 soldados que la defendían. El alto mando colombiano envió 1000 refuerzos a la zona, generando así uno de los mayores choques desde la �batalla de Bogotá� del año pasado. Las primeras cifras ayer hablaban de 50 bajas guerrilleras y 18 militares. Entre los últimos se encuentra un teniente general, Jorge Sánchez, abatido en una emboscada. También se estrelló un avión artillado AC-47, aparentemente por accidente, matando a sus siete tripulantes. El presidente Andrés Pastrana acudió de inmediato a lo que podría ser, a nivel de prestigio, una prueba decisiva para sus fuerzas armadas.
En efecto, las FARC habían evitado desde hace tiempo medirse con el ejército regular. Optaron por emprender una campaña contra comisarías rurales, que produjo 120 policías muertos. Ayer mismo las FARC liberaron a 64 presos de la cárcel de Caloto. En los últimos meses también hubo choques con el ejército, pero la guerrilla evitó escalar los combates. Los militares colombianos, por su parte, adoptaron una posición pasiva hacia las FARC y se abstuvieron de incursionar en su territorio. Su cálculo era simple. Antes de fin de año comenzarán a operar los tres batallones de elite entrenados por Boinas Verdes y financiados por Estados Unidos para la lucha antidrogas. Con eso en mente, en el corto plazo Bogotá debe calcular que sólo se beneficiará con el paso del tiempo. Para las FARC la situación es exactamente inversa, y allí puede radicar el motivo de su ataque de ayer. Eliminar a unos 40 soldados y una estación de comunicaciones para la TV estatal y teléfonos celulares no podía alterar el equilibrio estratégico, pero sí podría asestar un golpe contra el prestigio del ejército e incrementar el desaliento en la sociedad colombiana. Era, al menos, un objetivo lo suficientemente valioso como para enviar una columna de más de medio millar de combatientes de sus frentes 9 y 47.
No triunfaron, y ayer ésa era una de las pocas certezas acerca de los combates que se produjeron a gran altura en la Sierra de Montezuma, parte de la Cordillera colombiana. El ataque comenzó el viernes a la noche, con fuego de fusiles y morteros. La batalla atrajo magnéticamente a unidades cercanas del ejército hacia la base asediada. El comandante de un batallón murió con dos de sus soldados en una emboscada que también causó cuatro heridos. En total se enviaron más de 1000 refuerzos. Para ayer a la tarde las bajas de las FARC parecían ser bastante superiores a las del ejército: el gobernador provincial, Carlos López, aseguró que se habían recuperado 12 cadáveres de los rebeldes y que se habían interceptado transmisiones donde los guerrilleros hablaban de 50 bajas. Las comunicaciones de la estación no fueron dañadas. La fuerza aérea envió aviones artillados AC-47 para apoyar a la infantería. Al volver, uno de ellos se estrelló contra la sierra. Tras visitar el batallón del teniente coronel muerto, el presidente Pastrana sobrevoló la zona del combate en compañía del ministro de Defensa y los comandantes de las fuerzas armadas y el ejército. Dada la aparente disparidad de las bajas, intuían una victoria que podría despejar la imagen de debilidad y declive que los ha acosado en los últimos meses.
|