Por Roque Casciero
Desde hace cuatro años, el mes de setiembre suena a puros ritmos populares argentinos para los lectores de Página/12. El ciclo �Los viernes, música� que organiza este diario �esta vez, en conjunto con Buenos Aires Música, la colección discográfica perteneciente a la Secretaría de Cultura porteña� comenzará el próximo viernes con la actuación de Liliana Herrero, quien presentará junto a su banda los temas de Recuerdos de provincia, su última placa, y adelantará algunos de la que grabará antes de fin de año. La semana siguiente será el turno de La Chicana, el trío conformado por Dolores Solá (voz), Acho Estol (guitarra) y Juan Valverde (flauta y clarinete), que comenzó con tangos de los años 30 y que con su reciente Un giro extraño abrió su repertorio a ritmos como el joropo, el forró y la chacarera. El tercer lugar será para Patio de Tango, una unión entre los cantantes Lidia Borda y Brian Chambouleyron y el cuarteto de Esteban Morgado que nació para un único espectáculo y que ya fructificó en un disco y varias presentaciones. Y el cierre estará a cargo de Juanjo Domínguez, virtuoso guitarrista que acompañó a Roberto Goyeneche, Chabuca Granda y Armando Manzanero, entre otros, y que acaba de publicar Mis tangos preferidos y Pájaro chogüí (aquí, junto al acordeonista Raúl Barboza). Los shows, todos con entrada gratuita, se realizarán a las 21 de cada viernes en la Sociedad de Distribuidores de Diarios, Revistas y Afines, Belgrano 1732. Y por primera vez desde que existe el ciclo, serán transmitidos por Internet, en /.
Ante la pregunta de qué cosas los unen, estos artistas mencionan, en primer lugar, a la música popular argentina. Y se organiza un debate cuando se cuestiona esa etiqueta, porque se sugiere que podría incluirse también al cuarteto y la bailanta.
Dolores Solá: �Quizás el folklore y el tango tienen una tradición y una historia que la bailanta todavía no tiene. Pero ignorar que es música popular sería un acto de soberbia.
Liliana Herrero: �El término popular es muy complejo, porque viene de la división entre música académica y popular. Creo que hago música popular, aunque no soy popular. Si la propia Mercedes Sosa dice que no logró ser popular, mucho menos podría decirlo yo. Pero sí hago música popular, porque no es académica.
Brian Chabouleyron: �Como dice Liliana, es difícil categorizar lo popular, porque abarca un abanico más amplio. Es más fácil hablar de música folklórica. Y creo que hacer esa clase de música tiene que ver con una elección, con sentir que hay algo en uno que busca eso, quizás para crear un nexo con la sociedad en la que está inmerso.
Solá: �También sería interesante preguntarse qué pasó en los últimos años con la música popular, porque lo que dice Liliana es cierto. Todos nosotros hacemos música popular, pero no somos populares, no podemos llenar un estadio como podía hacerlo Rodrigo, por ejemplo. Y nosotros hacemos temas de Discépolo, de Arolas, que en los bailes de Carnaval llevaban miles de personas. Eso a nosotros no nos pasa, aunque queremos rescatar lo mismo. ¿Qué pasó con el tango y el folklore, que parecen haberse desprendido del pueblo? Ahora, desgraciadamente, el tango es elitista. Quizás hay mucha gente que sigue escuchando los viejos discos de tango, pero cuando hacés un espectáculo y querés cobrar una entrada, te cuesta muchísimo. Y no depende de la calidad del artista sino que se trata de una cultura que ha quedado como paria.
Chambouleyron: �De todos modos, me parece que hay una suerte de vuelta a mirarnos, después de haber pasado por momentos de cero identidad. Estamos en un momento de globalización, en el que prendés la televisión y ves desde un documental sobre las Filipinas hasta la vida de un perrito chino. Y eso, a la larga, crea una necesidad de volver a una identificación. Esto se ha dado también en fenómenos populares como Soledad, que podrá gustarnos o no, pero que es sintomático. ¿Por qué el folklore vuelve a ser bailado en las fiestas de 15?
Solá: �En todo el mundo hay una búsqueda de los folklores de cada pueblo. Hay una especie de hartazgo del rock, que se ha institucionalizado y perdido lo que tenía de revolucionario. Cuando uno viaja y ve las bateas de las disquerías, se encuentra con que Cesaria Evora y Buena Vista están pegando en todo el mundo.
Esteban Morgado: �La decadencia de la cultura occidental tiene que ver con esta necesidad de lo genuino. Y lo genuino se encuentra en el folklore.
Juanjo Domínguez: �Yo considero popular a Rodrigo y a Gardel, aunque sus valores sean distintos. Pero eso se lo dejo para que lo evalúe cada uno, con sus gustos y su capacidad. Aquí hay gente que encara una carrera artística no para apoyar a la cultura sino para tirar oro en el rincón, entonces busca lo más fácil de vender y no lo de más calidad. Bueno, cada uno hace lo que puede y lo que quiere. Por mi parte, hago música en apoyo a la cultura argentina. El tango es nuestra puerta de entrada al mundo, por lo tanto, tenemos que hacerlo como es. Si alguien no lo hace así, lo mismo que a la zamba o la chacarera, es problema suyo.
Herrero: �Discrepo con eso porque, como conozco bien el folklore, me gusta más desarmarlo que hacerlo tal cual. En general, no respeto las formas y desarmo hasta las palabras, si puedo. Me gusta que las cosas estallen.
Morgado: �Vuelvo a la pregunta del principio, sobre lo que nos une. Y creo que algo que nos une es haber elegido lo que queríamos hacer y llevarlo adelante con dignidad y coherencia.
Acho Estol: �Yo acepto que haya fenómenos populares, pero lo que me irrita y me parece peligroso es que lo masivo es cada vez más masivo y los bolsones de arte son cada vez más chiquitos. Cada vez hay menos lugar para eso porque los grandes no dejan lugar. Es una cuestión de la industria que no sé cómo revertir, pero hay que cuidar la diversidad.
�Entonces, ¿cuál es el estado actual de la música popular argentina?
Chambouleyron: �Me parece que éste es un buen momento para la música popular, que hay una pulsión social a favor de este tipo de expresiones.
Herrero: �Al menos, comienza a haberla.
Morgado: �Hace poco se hizo una encuesta acerca de cuál era la música que más les gustaba a los argentinos y la primera fue el folklore. El rock quedó en el quinto lugar.
Estol: �Ahora, ¿esos números se reflejan en las ventas?
Herrero: �Esa clase de encuestas a mí no me dicen nada. Me preocuparía bastante que el folklore estuviera en primer lugar por cantantes que a mí no me gustan, como Soledad o Luciano Pereyra, y que el rock en el que están incluidos Spinetta o Fito Páez estuviera quinto.
Estol: �Es un buen momento por la pulsión social, pero si el 99 por ciento de esa pulsión hacia el folklore es por algo feo... No sé, habrá que aprovecharla y darle diversidad a la gente para que pueda canalizar hacia un lugar más rico aquello que le nació por Soledad.
Solá: �El de Soledad es un buen ejemplo. A mí no me gusta lo que hace, pero si ella ayuda a que mucha gente a la que antes no se le ocurría escuchar folklore le preste atención a Liliana o a Peteco Carabajal, bienvenida sea Soledad.
Herrero: �De todos modos, no me quejo de esta situación de cierta marginalidad. No me molesta para nada estar en los márgenes. Y no me retiro de la idea de pensar el arte como algo que se instala en un lugar y lo transforma. Si eso vende o no, escapa a mi propuesta musical. Las reglas del mercado no tienen nada que ver con el acto de ponerse a inventar música o a pensar algo con una zamba de Atahualpa Yupanqui. A mí me da la sensación de que las músicas demasiado ligadas a la masividad y el mercado tienen una consecuencia estética de mucha facilidad artística, de rapidez, de comprensión rápida. Mi pensamiento, en cambio, es que las cosas son muy complejas, que las vidas de las personas y las culturas de los países son muy complejas. Y el arte no escapa a esa complejidad. Esa complejidad es la que me estimula, es la que está presente en Beethoven, en Debussy, en Piazzolla, en Salgán, en el Cuchi Leguizamón.
Convocatoria fabulosa
Después de celebrar con estadio lleno el viernes y anoche �también lo harán mañana lunes� sus quince años de historia, Los Fabulosos Cadillacs agregaron otras dos funciones en el estadio Obras, previstas para los días viernes 29 y sábado 30 debido a la demanda de entradas. Aunque se trate de un slogan publicitario antes que un aniversario real, la expectativa por estos shows �en los que la banda que lideran Gabriel Fernández Capello (a) �Vicentico� y Flavio Cianciarullo ha recorrido viejos éxitos� ha obligado a la suma de fechas. La tentación para el público que sigue a la banda por escuchar canciones como �Mi novia se cayó de un pozo ciego�, �Yo no me sentaría en tu mesa�, �Silencio hospital� y otras por el estilo han generado un curioso fenómeno de convocatoria. No tanto porque sorprenda el poder masivo de los Cadillacs, sino más bien por la complicada situación económica del país que no hacía pensar en una seguidilla de estadios, como finalmente concretarán. Serán cinco shows con un total de 25.000 espectadores, una cifra sorprendente para el estado de situación del espectáculo y del rock, especialmente. En ese sentido, el antecedente más inmediato es la serie de siete funciones a lleno que cumplieron Los Piojos en los últimos días de junio y primeros de julio. |
opinion
Por Luis Felipe Noé |
Carta al León octogenario
(El artista plástico León Ferrari cumple hoy 80 años.)
Querido León: Los otros días releí la carta que te escribí hace
doce años sobre �el caso Ferrari� con motivo de una exposición
tuya. Allí decía: �Tu autenticidad se rebela a que las palabras
solidaridad y convivencia sean huecas. Vos, el gran irrespetuoso, no
sos otra cosa que un obseso del respeto humano�. Luego señalaba
que tu rostro de eterno niño sorprendido ante el espectáculo de un
mundo de hipocresía poblado de tartufos revela una capacidad tuya
de reinvertir irónicamente conceptos y de sonreír mientras hacés
una denuncia feroz. Ahora que cumplís ochenta años y con la misma
actitud de siempre acabás de asustar a los defensores de �la
tradición, familia y la propiedad� con tus �blasfemias� que
no son otra cosa que una necesidad de esperanza y de fe desde el más
profundo escepticismo. Por ello debe entenderse que tu
cuestionamiento al cristianismo parte de la desilusión sobre que él
sea el defensor y la garantía de los valores que te enseñó. Además
señalaba en esa oportunidad que �tu método de
verdad-mentira/mentira-verdad (aparentemente maniqueo) se explica en
función de tu verdadera conciencia artística�. Porque para vos
la tarea del arte es cuestionar la realidad. Esta es una de tus
facetas más categóricas. Sos un cuestionador. Y esto lo hacés
desde todo ángulo y desde la más profunda conciencia moral hasta
tal punto que cuestionás el concepto mismo de cuestionamiento
cuando se asocia a censura. Porque tu concepto de lo moral nace de
tu idea de la libertad individual, una conciencia anárquica nacida
de la conciencia del quehacer artístico. Tu cuestionamiento abarca
la propia existencia del arte y de la estética al cuestionar la
cultura en el mundo político que nos ha tocado vivir.
Tu sensibilidad de refinamiento italiano llevó al ingeniero León
Ferrari a la cerámica, a los dibujos caligráficos y las esculturas
lineales y musicales. Es así que creo que hay un exquisito y sutil
León Ferrari de la década del 50 y otro León del mismo apellido
de la generación del 60 o sea cuestionador como ella. Pero tu
particularidad era que ese cuestionamiento era simultáneamente a lo
que se puede concebir como obra de arte y al mismo tiempo al
contexto socio-político. Esto llevaba implícito replantearte a vos
mismo tus concepciones. Pero este desarrollo dialéctico se resolvió
en la síntesis consecuente: sos un artista de vanguardia con
conciencia social por el solo hecho de que tenés en claro que para
vos la síntesis del antagonismo falso entre vanguardia artística y
conciencia política es la conciencia moral, en este caso, de lo que
el artista hace y piensa. Es así que te has convertido en un
ejemplo para varias generaciones de artistas, que hoy celebran tu
maravilloso cumpleaños, desde la lección que comenzaste a dar con
tu obra Civilización Occidental y Cristiana (un cristo de santería
colocado sobre un bombardero yanqui) y que no paró hasta ahora. Así
realizaste en épocas en que dudabas del alcance del arte plástico
como despertador de conciencia una teatralización: Palabras Ajenas
(simulacro de un congreso internacional atemporal donde hablan los
hacedores del drama de nuestra civilización �occidental y
cristiana�, desde la Biblia a Hitler).
Luego vivieron los tiempos de dolor, muerte y exilio en los que te
refugiaste en tu hacer artístico anterior desde Brasil. Pero desde
allí realizaste esa síntesis mencionada entre lo estético
vanguardista y la conciencia político-social que va tomando su
verdadera dimensión en los ochenta y en los noventa, de tal manera
que en este 2000 de tus ochenta años tenemos un gran artista, un
gran intelectual y una gran persona toda junta en eso que se llama
León Ferrari.
Un abrazo de un pendejo de sesenta y siete años a otro de ochenta. |
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