Por Luciano Monteagudo
�La escena es en un dormitorio. Un dirigente sindical en pijama le explica a su mujer que piensa retirarse e instalar un criadero de pollos. �El que pone mucho la cara se quema�, explica. �Hay que hacer como Palito Ortega, que actúa, después se retira y vuelve�. Cuando escribió y filmó esta escena del film Los traidores (1973), Raymundo Gleyzer no podía saber hasta qué punto acertaba con sus palabras. Tampoco tuvo tiempo de enterarse: el 27 de mayo de 1976 pasó a integrar la lista de detenidos-desaparecidos de la última dictadura militar argentina.�
Con estas contundentes palabras arranca El cine quema. Raymundo Gleyzer (Ediciones de la Flor, 262 páginas), el exhaustivo libro que Fernando Martín Peña y Carlos Vallina le dedicaron a uno de los más singulares realizadores argentinos, hasta ahora poco y mal conocido, a pesar de haber sido todo un pionero en varios campos. Como explican los autores del libro, �Gleyzer fue una rara combinación de cineasta, periodista de investigación y militante político�, un hombre capaz no sólo de dar cuenta de su tiempo sino también de anticiparse a los hechos con una capacidad de visión sorprendente.
Dice Peña: �En 1963, Gleyzer se sumó instintivamente al cinema nôvo y viajó al Brasil para hacer su corto La tierra quema en el mismo nordeste de las ligas agrarias que llamaban la atención de Nelson Pereira dos Santos y Glauber Rocha. En 1965 logró un permiso especial del gobierno británico y llegó a ser el primer periodista argentino que filmó en las islas Malvinas. En 1969 consiguió otra hazaña periodística al convertirse en el primer argentino que envió imágenes desde la Cuba de Fidel Castro. En 1971, con capitales estadounidenses, encaró el largo documental México, la revolución congelada, y filmó la mayor parte de su material en una zona que entonces casi nadie había escuchado nombrar, llamada Chiapas. La película no tardó en ser premiada en los festivales de Locarno y Mannheim. En cualquier otro país, un personaje con una historia así, solamente con lo que hizo en aquellos años, hubiera tenido el reconocimiento que se merecía�.
A Gleyzer en cambio le tocó la censura de la dictadura militar de turno, que lo impulsó a pasar a la clandestinidad, creando el Grupo Cine de la Base, alineado informalmente con el PRT-ERP. Allí nació, en 1972, Los traidores, un film de ficción que expuso mejor que cualquier documental el grado de corrupción de la dirigencia sindical peronista y su connivencia con el gobierno de facto de Agustín Lanusse. La película circuló en Argentina en funciones clandestinas, aun durante la primavera democrática de 1973, y a partir del golpe de Estado de marzo de 1976 se convirtió en una auténtica obsesión para los represores. Como señalan Peña y Vallina en su libro, �en materia de censura, Los traidores sigue siendo uno de los verdaderos casos extremos del cine mundial: muerte para su realizador, destierro para buena parte de los actores y técnicos involucrados, desgracia para quienes no pudieron irse, silencio y consecuente olvido para todo el conjunto�.
Estructurado a la manera de una historia coral, el libro de Peña y Vallina recurre a múltiples documentos y testimonios, con recuerdos de primera mano de quienes conocieron a Gleyzer de cerca y cartas personales del cineasta a sus amigos, a su mujer y a su hijo Diego. �Esta estructura no estaba determinada a priori, pero al segundo o tercer testimonio que recogimos nos dimos cuenta de que tenían fuerza de documento�, explica Peña. �Nos pareció importante preservar esos textos e intentar el relato a partir de allí, un poco como está armada también Los traidores, que contrasta opiniones aparentemente contradictorias, pero que al formularse sobre la misma zona van completando el discurso�.
Para Peña, �la obra de Gleyzer, que se resume en siete cortos documentales y dos largometrajes, tiene un grado de complejidad, o de voluntad de complejidad por acercarse a la realidad, que hace que hoy se mantenga vigente, actual, que estimule la investigación. Además, me parece que lo que reflejaban Los traidores y México, la revolución congelada no ha cambiado demasiado�. Como decía Eduardo Galeano, en un fragmento de Días y noches de amor y de guerra �citado en El cine quema�, a Gleyzer lo arrancaron de su casa a los 35 años, porque para el poder instituido �había hecho películas imperdonables�.
Penélope ya es una star
Penélope Cruz y Tom Cruise serán la pareja protagónica de la versión hollywoodense de Abre los ojos, la segunda película del joven director español Alejandro Amenábar. Según medios españoles, la actriz ha aceptado trabajar con Cruise, quien compró los derechos de la película. Este proyecto la obligará a retrasar el rodaje de Madrid Sur, el film de Agustín Díaz Yanes en el que iba a actuar en compañía de Victoria Abril, además de la próxima película de Almodóvar, en donde compartirá cartel con Antonio Banderas. La actriz madrileña cerrará así un año intenso en el gran mundo del cine: entregó el Oscar a la mejor película extranjera a Pedro Almodóvar por Todo sobre mi madre �en donde ella personifica a una monja�, luego protagonizó Blow junto a Johnny Depp y recién concluyó el rodaje, en Grecia, de La mandolina del capitán Corelli con Nicolas Cage. |
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