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�Me equivoqué y espero seguir equivocándome�

Machinea había dicho que la crisis en el Senado podía afectar la marcha de la economía. Y casi todo el Gobierno se lo reprochó. Ahora evalúa que su error de interpretación fue un éxito del Gobierno.

Por David Cufré

t.gif (862 bytes)  “Por suerte me equivoqué y espero seguir equivocándome”, dijo ayer José Luis Machinea, reconfortado por su error. El ministro que se esfuerza por ganarse la confianza de la población estaba satisfecho por la pifia. Es la mejor noticia que creyó que le podía regalar a Fernando de la Rúa, mientras el Gobierno se sacude por la crisis política. “La semana pasada comenté que la crisis del Senado podía afectar el desarrollo de la economía, pero los hechos demostraron que no fue así”, completó. El fracaso de su pronóstico, en conclusión, fue un triunfo para el Gobierno. Y el ministro consideró que es lo mejor que podía pasar, aunque su equivocación tal vez lesione su credibilidad. Lo cierto es que todo el Gobierno, empezando por Carlos Alvarez, se apuraron en corregir a Machinea cuando éste lanzó su pronóstico agorero, que le dio una dimensión aún más caótica al escándalo de la Cámara alta. El ministro terminó por allanarse a la interpretación general del oficialismo sobre el carácter político y no institucional de la crisis, y resolvió cuestionar su propia afirmación previa.
Después de cuadrarse en este punto, a Machinea le resultó más sencillo seguir la interpretación oficial sobre el futuro de la reforma laboral. Dijo que no puede objetarse la legitimidad de la ley, por más que Hugo Moyano pida su nulidad. “Es una norma sancionada por el Congreso, y en tal caso será el mismo Congreso el que deberá derogarla”, subrayó, en respuesta a la demanda del sindicalista. Para el ministro no existe ninguna otra posibilidad de que la cuestionada reforma sea suspendida en su aplicación.
Machinea lo aseveró durante una conferencia de prensa que compartió con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Enrique Iglesias (ver página 13). Es sabido que el FMI y los organismos multilaterales de crédito presionaron a éste y al anterior gobierno por la flexibilización del mercado laboral. Para el jefe de Economía, especialmente, dar marcha atrás con la ley supondría un problema en su relación con aquellas entidades. De allí también que dijera con satisfacción que “me equivoqué al advertir sobre los problemas en la economía que podía ocasionar la crisis del Senado”.
El propio Iglesias ratificó esa posición. Primero sostuvo, con diplomacia, que no podía opinar sobre problemas políticos internos. Pero luego puntualizó que “situaciones como la actual en Argentina no son patrimonio exclusivo de ningún país”. “No sólo no ha afectado la economía sino que este episodio puede resultar un refuerzo de las instituciones, porque podría poner fin a un ciclo”, añadió, deslizando que la corrupción se encuentra instalada en Argentina. Iglesias es uruguayo y conoce de primera mano la realidad del país, con la que además ha tenido contacto desde su posición como presidente del BID durante la gestión menemista.
Como había adelantado Página/12, Machinea ratificó ayer la intención del Gobierno de promover medidas clave por decreto de necesidad y urgencia. El ministro discutió este punto con De la Rúa al comienzo de la crisis del Senado. Coincidieron en que si la Cámara alta quedaba paralizada a consecuencia del escándalo, para el Gobierno sería políticamente viable recurrir a los decretos para poner en vigencia distintas iniciativas. Las que más interesan a Machinea son la de Emergencia Fiscal y el plan Antievasión.
“El Gobierno no se va a detener por más que haya problemas en el Senado”, destacó el ministro. “Confiamos en que este miércoles (por mañana) el Senado apruebe las leyes que necesitamos. Pero si eso no ocurre, podríamos apelar a decretos de necesidad y urgencia”, completó. Respecto de las consecuencias sobre la economía por las sospechas de coima en la Cámara alta, dijo que “los mercados no han reaccionado con preocupación” y que ahora descree que esa situación pueda cambiar en los próximos días. Analistas de la city como Carlos Pérez –de la FundaciónCapital– y Daniel Artana –de FIEL– también sostuvieron que la crisis del Senado no afectará a la economía.


TERRAGNO HABLO SOBRE LA CRISIS POLITICA
“La opinión pública ya juzgó”

Por R.C.

Empezó burlándose de sí mismo. “Estaba hecho un reo”, dijo, recordando que fue el único funcionario que el domingo, cuando se firmó la desregulación telefónica, no se puso traje para ir a Olivos. Después, el jefe de Gabinete de ministros, Rodolfo Terragno, se sentó en la cabecera de una mesa de la Casa Rosada, y respondió lo que le preguntaron. Que fue, sobre todo, sobre el escándalo del Senado. “La carga de la prueba está invertida, nos guste o no nos guste. Es necesario restablecer la confianza. Ya hay una sanción, un juicio hecho por la opinión pública. Según como evolucione esto, los ajustes o medidas limitadas van a alcanzar o no para restablecer la confianza”, sostuvo.
Fue una suerte de conferencia de prensa, pero con los periodistas sentados a una mesa ovalada y café en tacitas con el logo de la Presidencia. Cerca de las cinco de la tarde, con cara de cansado, Terragno llegó, se sentó, y empezó a responder. Los primeros temas fueron formales: habló sobre el rol que tendrá mientras el Presidente esté de viaje y de la aprobación del presupuesto del 2001. Para todas las contestaciones se tomó su tiempo. Hasta que alguien mencionó el tema del Senado. A esa altura, Terragno ya se había sacado el saco.
La pregunta inicial sobre este tema fue su opinión sobre la posibilidad de que se produzcan cambios en las conducciones de los bloques del Senado para descomprimir la situación. “Depende de cómo siga el escándalo porque puede ser que la credibilidad del cuerpo quede extremadamente reducida y que haya que pensar en soluciones más drásticas”, se animó el jefe de Gabinete. Respecto de la propuesta de que se produzcan elecciones anticipadas en la Cámara alta, consideró complicada esa hipótesis porque “eso exigiría la renuncia de todos los miembros del Senado o la reforma constitucional”.
Después, Terragno se puso optimista. “Estamos en vísperas de saber qué pasó”, dijo, y afirmó que no tiene dudas de que la verdad saldrá a la luz porque “los pactos de impunidad funcionan cuando protegen a los involucrados, pero acá casi el ciento por ciento de la población está convencida de que hubo una irregularidad”. Fue en ese momento cuando Terragno desplegó su teoría jurídica. “La carga de la prueba está invertida, nos guste o no nos guste”, sostuvo.
Cuando se le consultó si la renuncia de algunos funcionarios sería, entonces, suficiente para recuperar la confianza, el jefe de Gabinete dijo que eso “depende de cómo evolucione” el escándalo. También hubo preguntas sobre personas puntuales: el ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y el jefe de los espías, Fernando de Santibañes. Terragno aclaró que no le consta que ninguno de los dos la haya presentado últimos días. “Desde el primer día, todos los ministros tenemos nuestra renuncia a disposición del Presidente”, dijo. “Cuando la verdad se establezca, que creo que va a ser muy pronto, si alguien cometió un delito lo tendrá que pagar. Que convirtamos las sospechas, acusaciones interesadas y las operaciones políticas en pruebas contra Juan, Pedro o Diego no es responsable”, finalizó.

 

 

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