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ENCONTRARON MUERTA A LA PAREJA DESAPARECIDA EN BAHIA BLANCA
Un doble crimen envuelto en misterio

Horacio Iglesia y Victoria Chiaradía, ambos de 19 años, desaparecieron ocho días atrás. Ayer encontraron sus cuerpos en un campo de Coronel Suárez. Se investiga si fue una venganza contra el padre de él, comisario.


t.gif (862 bytes)  El hallazgo de dos cadáveres, en un monte, a metros de un casco de estancia, en Coronel Suárez, dio por terminada una búsqueda de ocho días. La policía confirmó anoche que los cuerpos pertenecían a la pareja de adolescentes que el domingo 27 de agosto, a la madrugada, dieron sus últimas señales de vida en el centro de Bahía Blanca, a 133 kilómetros del lugar donde aparecieron muertos. El, Horacio Iglesia, de 19 años, era hijo de un comisario de la Bonaerense, Héctor Iglesia. Ella, María Victoria Chiaradía, de la misma edad, era la novia del muchacho. El estado en que se encontraban los cadáveres indicaba que la muerte de ambos se había producido hace varios días. Los investigadores judiciales trabajan sobre distintas hipótesis, entre las que se incluye una posible venganza contra el padre del joven.
Un puestero de la estancia “Sauce Corto”, ubicada a 5 kilómetros de la ruta 76, descubrió el cadáver de una mujer, en un pequeño monte, a unos cuatro kilómetros del casco. A las 15.45 llamó al policía del puesto más cercano, en el paraje San Eloy. Ya en el lugar, el efectivo encontró el otro cadáver. Enseguida, investigadores y jefes policiales se encaminaron hasta el lugar: desde el fiscal Eduardo D’Empaire y su adjunta, Claudia Lozano, hasta el ministro de Seguridad, Ramón Verón y el jefe de la Bonaerense, comisario Eduardo Martínez. También llegaron peritos forenses desde La Plata con un grupo electrógeno, destinado a iluminar el lugar para trabajar durante la noche en la recolección de pruebas.
El lugar donde fueron encontradas las víctimas está a 133 kilómetros de Bahía Blanca, sobre la ruta que une Tornquist con Sierra de la Ventana, cerca del cruce con la ruta 85 que conduce a Coronel Suárez. El auto en que se movilizaba la pareja, un Chevrolet Corsa gris, había aparecido el martes mucho más lejos, a unos 240 kilómetros de Bahía Blanca: sobre un camino de tierra, a 10 kilómetros del casco urbano de la ciudad de General Lamadrid.
El auto era hasta ayer la pista más firme sobre el paradero de los jóvenes y no presagiaba un final alentador. El Corsa cuatro puertas tenía sus chapas patente arrancadas y guardadas en el baúl; las puertas estaban sin trabas, pero faltaba la llave de arranque. El auto no tenía daños ni aparentes signos de violencia, y quienes lo llevaron hasta ese lugar se preocuparon por borrar todas las huellas. Todo hacía suponer a los investigadores que los jóvenes habían sido víctimas de un delito.
La pareja había salido el sábado 26 por la noche. A las 5.20 de la madrugada del domingo la madre de la chica recibió una extraña llamada de la joven, donde contaba que habían ido al cine y advertía que llegaría más tarde por un problema con el auto (ver aparte). Algo habrá sospechado la madre porque hizo la denuncia policial a las 8.30 de la mañana, tres horas después de la llamada.
Los investigadores se preguntan si cuando habló por teléfono, María Victoria estaría sola con su novio o ya tendría la compañía de quienes fueron sus victimarios. Una versión indicaba que el sereno de una estación de servicio, ubicada frente al Parque del Sesquicentenario, en las afueras de la ciudad, había visto un auto similar al de la pareja que se detuvo a cargar nafta. Según la versión, en el asiento delantero viajaban dos hombres y en el trasero, otros dos y una joven en el medio, a quien habrían visto hacer algunas señas.
El comisario Martínez había viajado ayer a Bahía Blanca en busca de una pista abierta tras unas llamadas recibidas en la casa del comisario Iglesia, que pedían rescate por la aparición de la pareja. La hipótesis del secuestro extorsivo se desvaneció enseguida: la aparición de los cuerpos en estado de descomposición indicaron después que se trataba de la acción de oportunistas.
Anoche, Iglesia llegó al lugar donde habían encontrado los cuerpos. Poco después, a las 20.30, el comisario José Luis Vásquez, que lo acompañaba, confirmó que había reconocido a las víctimas. Las características del hecho hacen suponer a los investigadores que pudo tratarse de una venganza contra el padre del joven. Hace dos años y medio, cuando Iglesia era jefe de la Brigada de Investigaciones de Bahía Blanca, quedó envuelto en una denuncia realizada por una prostituta bahiense: la mujer dijo públicamente que el comisario la había amenazado de muerte. Poco después, apareció muerta (ver aparte). Iglesia nunca fue investigado en este caso. Sin embargo, fue trasladado al frente de la comisaría de Trenque Lauquen, donde cumplía funciones hasta ahora. Si bien el hecho resulta lejano como para pensar una venganza, los investigadores no descartan una posible “vendetta” por alguna otra circunstancia que hubiera involucrado al comisario.

La prostituta que denunció

Viviana Aguilera trabajaba como prostituta, en Bahía Blanca. A principios de 1998, denunció públicamente que el comisario Héctor Iglesia le “exigía peaje para trabajar”. Y como se negó a pagarlo, dijo, fue amenazada de muerte. “Me dijeron que me van a matar un viernes y que me van a tirar para alimento de los peces”, denunció la mujer ante las cámaras de TV.
Unos días después, Aguilera apareció muerta cerca de un hotel alojamiento, en la localidad portuaria de Ingeniero White. “Dos vagabundos declararon que la descargaban de un patrullero”, dijo a Página/12 el abogado Miguel Angel Asad, patrocinante de la familia de la víctima. Uno de los vagabundos murió y el otro desapareció.
Según el letrado, el propio comisario Iglesia estuvo al frente de la investigación policial. En ese marco, detuvo a dos hombres –uno de ellos, de apellido Lopisondo, era la pareja de la víctima– quienes después fueron liberados por falta de mérito. El juez que había recibido la denuncia de Aguilera nunca investigó y archivó la causa. Iglesia tampoco fue citado a declarar. Y el crimen nunca fue esclarecido.
Asad descarta que el crimen del hijo del comisario y su novia tenga alguna relación con aquella causa. Pero no duda de que se trata de “un crimen mafioso”. “Ya que la policía bonaerense está acostumbrada a investigar a la víctima, que le pregunte al comisario Iglesia. El es el único que puede aclarar esto”, desafió el abogado.
Para Asad, la llamada que recibieron los familiares constituye también un mensaje en código mafioso. Aunque descarta una venganza vinculada con el crimen de Aguilera, el abogado especula con que el crimen puede tener relación con “algún hecho protagonizado por el comisario”.

 

 

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