Por
Nicanor Cardeñosa
La palabra coger se pronuncia 20 veces; la palabra mierda,
29; pene y vagina reciben tres diferentes nombres vulgares; la palabra
culo se cita 20 veces en todas sus acepciones, incluyendo
la de agujero. La mitad del reparto se pasa la mitad de la
película fumando marihuana; el candoroso padre de una de las protagonistas
es un traficante de cocaína; los padres de otra protagonista practican
sexo oral en un coche en marcha... ¿Es ésta una película
para adolescentes? Es Scary movie, de Keenen Ivory Wayans, un producto
en la línea del Proyecto Blair Witch que recaudó más
de 136 millones de dólares en sólo seis semanas de exhibición
en EE.UU.
El puritanismo estadounidense se ha visto enfrentado a una película
que rompe las reglas y, al mismo tiempo, los records de taquilla. Incluso
en Washington muchos se preguntan hasta dónde puede llegar Hollywood
para conseguir un éxito de taquilla. Y el nombramiento de Joe Lieberman
como candidato a la vicepresidencia por el Partido Demócrata ha
preocupado en los despachos de los grandes estudios cinematográficos,
donde no se olvida el puritanismo radical del senador por Connecticut
pidiendo una autocensura moral en la gran factoría
del celuloide norteamericano.
La película se convirtió en un bocado de cardenal para los
críticos. Para Los Angeles Daily News, los chistes son aburridos,
faltos de imaginación y están pobremente presentados.
Para el Detroit News es una película que prueba una y otra
vez lo bajo que puede llegar. Para el San Francisco Examiner, la
película es matadoramente divertida. Y Susan Wloszcyna,
del USA Today, dice: El problema es, quizá, que estoy demasiado
vieja para apreciar las maravillas de un falo penetrando la oreja de alguien.
Hollywood adora el fenómeno teen en el cine porque es el más
rentable. Se trata de un cine que no podría funcionar sin esa audiencia
y que, además, llega a las pantallas sin los presupuestos ilimitados
necesarios para acceder a otras franjas de público. Así,
El patriota, la producción por la que Mel Gibson cobró 25
millones de dólares, fue desbancada del liderazgo de la taquilla
por Scary movie, donde se caricaturizan las películas de terror
y en cuyo reparto no se presenta ninguna estrella. La recaudación
de las últimas películas puramente teen estrenadas este
verano en Estados Unidos, como Coyote Ugly jóvenes camareras
buscándose la vida en Nueva York, la propia Scary movie y
Road Trip estudiantes desquiciados en un colegio mayor suma
más de 350 millones de dólares. Si a ellas se añaden
las películas cuyo público es prioritariamente adolescente,
como El hombre sin sombra, X-Men, Gladiador y Misión imposible,
oro adolescente.
Pero el fenómeno no sólo se circunscribe a la industria
del cine. Britney Spears publicó su primer disco, Baby one more
time, a los 16 años. Hoy, 84 semanas después de que saliera
al mercado, se mantiene en la lista de los 100 títulos más
vendidos. Y de entre esos 100 discos, comparte únicamente con Supernatural,
de Santana, Come on over, de Shania Twain, y Millennium, del grupo también
adolescente Backstreet Boys, el exclusivo privilegio de haber superado
los 10 millones de discos vendidos. Britney Spears, no obstante, a diferencia
de Santana, tiene que competir consigo misma en el ranking, y su nuevo
álbum Ooop! I did it again-Lo he vuelto a hacer se mantiene, con
6 millones de copias vendidas, en el segundo puesto de las listas. La
bella rubia adolescente de dientes y figura perfectos no es la única
menor de edad que ha revolucionado las listas de éxitos norteamericanas.
Christina Aguilera superó ya los seis millones de discos vendidos
con su álbum Christina, y el álbum No strings attached,
del grupo adolescente Nsync, batía el pasado marzo un record
en la historia de la industria discográfica, con 2,4 millones de
copias vendidas en su primera semana en el mercado. Todos estos artistas
sirven de portada a los más de15 millones de ejemplares de revistas
dedicadas a adolescentes que, cada mes, se imprimen en Estados Unidos.
Seventeen, Teen, Teen People, Teen Newsweek o CosmoGirl son algunas de
las 30 revistas que acaparan un competitivo mercado, que incluye títulos
como LatinGirl, dirigida al mercado adolescente de habla hispana.
Nada en la industria musical estadounidense parece ser lo mismo desde
la aparición de un fenómeno que ha hecho que nombres ganadores
en las listas, como Celine Dion o Whitney Houston, queden enterrados tras
una retahíla de nombres de grupos, ninguno de los cuales estaba
en el mercado hace más de cinco años. La máquina
de hacer dólares de la música teen va mucho más allá
de la venta de discos y se extiende a la venta de entradas para conciertos,
franquicias de nombres e imágenes, promociones publicitarias...
Nadie sabe cuál será la duración del fenómeno,
pero todos quieren apuntarse a un mercado cuya intensidad explotó
en un país donde otros mercados han alcanzado, hace años,
cuotas de saturación.
|