Por Eduardo Tagliaferro
 Hace quince días, en un bar de Palermo, Carlos �Chacho� Alvarez y Aníbal Ibarra coincidieron en que iban a ir a fondo con la investigación sobre las supuestas coimas en el Senado. Ayer se cruzaron en el aeropuerto de Rosario y luego de otro café ratificaron la estrategia. �No seremos tolerantes con la corrupción�, dijo Ibarra que luego de su encuentro con el vicepresidente fue un poco más allá y calificó al juez Carlos Liporaci, responsable de la investigación judicial, como �lamentablemente poco confiable�.
Los presuntos sobornos a senadores para aprobar la Reforma Laboral tuvieron ayer como epicentro al Senado. Luego de la renuncia de los presidentes de los dos bloques mayoritarios, radical y peronista, Ibarra y Alvarez coincidieron en calificarlas como un �gesto� que ayuda a superar la crisis.
Antes de ingresar al Foro de Ciudades del Mercosur, Ibarra definió al escándalo como �la denuncia más grave de los últimos tiempos en nuestro país� y después de explayarse sobre la parcialidad judicial reclamó �una solución política� para la crisis.
En diálogo con Página/12, los voceros del jefe de Gobierno porteño consideraron que la renuncia de los senadores Raúl Galván y Augusto Alasino a las conducciones de sus respectivos bloques eran señales que iban en la dirección política que su jefe reclamó ayer en Rosario.
Ibarra, ex fiscal y conocedor de la Justicia, opinó que �Liporaci es poco confiable porque forma parte de la herencia que dejó el menemismo�. El líder porteño sostuvo que el magistrado está muy lejos del perfil que necesita tener quien investigue un caso tan grave como el de los supuestos sobornos. �Debería contarse con un juez que no suscite ninguna duda de sus compromisos con la verdad y la investigación�, continuó el dirigente frepasista.
Las declaraciones de Ibarra coincidieron con las que momentos más tarde realizó el vicepresidente que también consideró como un �gesto positivo� a las renuncias de Galván y Alasino. Para Alvarez las renuncias �facilitan que la Cámara de Senadores siga legislando�.
Ibarra junto con Darío Alessandro son las dos principales espadas con las que cuenta Chacho a la hora de enfrentar una crisis política que por el momento, además de poner en claro su decisión de no ocultar el escándalo y profundizar las investigaciones, está produciendo cambios en la línea que venía reclamando. Política que, con matices, el presidente Fernando de la Rúa respaldó antes de embarcarse en su viaje a México.
Al retirarse de la Casa de Gobierno, luego de la habitual reunión de gabinete, Alvarez sostuvo que �si no se consigue esclarecer el tema estaríamos retrocediendo muchos años en la Argentina y estaríamos reforzando la cultura de la impunidad. Cultura que heredamos�.
Ibarra y Alvarez redoblaron ayer la apuesta. Suelen opinar que de las tensiones, como las que el Gobierno está viviendo por el escándalo del Senado, se sale fortalecido. Aunque la conclusión de la crisis es todavía incierta, Alvarez suele mostrarse menos temeroso que el resto de los dirigentes políticos. Parte de esa confianza intentó transmitirles ayer a los industriales que participaron del encuentro de la UIA. �Estén tranquilos los industriales. Instituciones más transparentes ayudan a la competitividad y bajarán el costo argentino�, les dijo.
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