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KIOSCO12

�Una política activa del Gobierno 
sería cambiar el estado de ánimo�

En diálogo con Página/12, el líder del Grupo Techint reclamó ejecutividad en los hombres de Economía, incluido Javier Tizado.

Roberto Rocca, patriarca para los industriales.


Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) Roberto Rocca, líder del grupo Techint, interpretó de un modo muy semejante al Palacio de Hacienda la crisis que vive la economía argentina, en general, y la industria, en particular. �Es un problema anímico�, sentenció ante Página/12 el pope empresario. Esta síntesis lo acerca al discurso de José Luis Machinea, empeñado en demostrar que la reactivación es un hecho, aunque eclipsado por la mala onda. Pero lo aleja del criterio sustentado por otros industriales menos prósperos, para quienes el Gobierno se va en gestos y nada hace para bajar el costo argentino, incluido el de los insumos (como acero y gas) o servicios públicos (electricidad y teléfonos), algunos provistos por la familia Rocca.
�¿Es posible hacer políticas activas sin recursos fiscales? �le preguntó este diario a Roberto Rocca, en el seminario organizado por la UIA.
�Claro que es posible. Porque el problema de la economía argentina es un problema de expectativas, de estado anímico. Lo que debe hacer el Gobierno es modificar ese ánimo. En este momento, ésta es una forma de encarar una política activa. Creo que hay una percepción demasiado negativa, que las cosas están peor de lo que están en realidad. Esto hay que superar.
Minutos después, al clausurar un seminario organizado ayer por la Unión Industrial Argentina, fundamentó en público esta idea, aludiendo a las diferencias entre el norte rico de Italia y el menos aventajado Sur. �Los 25 mil millones que se gastan en políticas activas en el Sur no alcanzaron para cambiar el modelo anímico� de esa región, argumentó. En otros términos: no basta subsidiar para que la economía arranque.
�¿El compre nacional sirve, tal como lo formuló el Gobierno?
�Todo depende de cómo se instrumente. La gran incógnita es en qué proporción el Gobierno conseguirá instrumentar ese compre: mucho, poco, casi nada. Una cosa es enunciarlo y otra ejecutarlo.
�¿Y cuál es su pronóstico?
�No sé hasta qué punto Machinea puede ser un hombre realmente ejecutivo, de acción. Los empresarios son hombres ejecutivos, acostumbrados a actuar, mientras que los políticos enuncian y planifican. Sé que (Javier) Tizado, como hombre de empresa, es emprendedor y buen ejecutor. Pero ignoro cómo actuará como funcionario. Además, los políticos y los empresarios tienen que aprender a hablar, a entenderse. De esto dependen muchas cosas.
Como predicó en los últimos años, Rocca ayer también proclamó en público la importancia de apoyar la industria nacional, y hasta pasó revista a la crisis que afecta a las pequeñas y medianas empresas sector por sector. Pero en ningún momento sugirió, siquiera, la posibilidad de que el Estado auxilie con medidas que entrañen algún costo fiscal. 
La designación de Tizado, quien hasta hace días fue ejecutivo de Techint, es prueba del acercamiento que Economía intenta con el holding nacional. Pero esta aproximación a uno de los pocos grupos locales sobrevivientes no sirve para contentar a otros sectores empresarios, que esperan bastante más de Economía. �Es imposible que podamos competir con los productores del exterior si tenemos que pagar servicios públicos e insumos tan caros�, protestaba ayer un fabricante de bienes de capital.
El bloque empresario parece fragmentado. La conducción de la UIA, encabezada por Osvaldo Rial, gana críticas de las bases por la presunta tibieza de sus reclamos al Gobierno. Pero, aunque más emparentada con Rocca que con las pymes en problemas, la cúpula fabril sugiere que su complacencia es condicional. �Por ahora, decidimos esperar�, aclaraba uno de los miembros del comité ejecutivo.

 


 

ENCUESTA: VALORES Y EXPECTATIVAS
Sensación de regresión

Durante el seminario con el que ayer la UIA conmemoró el Día de la Industria, la encuestadora Graciela Römer difundió los resultados de un estudio sobre los cambios de valores y las expectativas de los argentinos. De la encuesta surge una desesperanza creciente acerca de mejoras sociales y en el nivel de vida, así como una sensación de fracaso histórico y desconfianza hacia los connacionales.
�Uno de los mitos fundantes de nuestra realidad nacional se vincula con aquello que fuimos o por lo menos pudimos ser y no somos. Fracaso y frustración. La destrucción como parte de un eje que signó parte de la historia económica del país, o el derrotero de nuestra industria�, fue la introducción elegida por Römer y que estuvo a tono con lo expuesto por el resto de los panelistas.
�En el imaginario de gran parte de los argentinos existe la idea de un país en permanente regresión más que de confianza hacia el futuro. Existe una sensación de regresión en lo económico, en lo cultural, en la educación, en la salud y también en el espacio que ocupamos en el mundo�, agregó. Algunos de los resultados del relevamiento de Römer son los siguientes:
Sólo un 50 por ciento de los argentinos, contra más de un 70 hace dos décadas, se considera de clase media.
Un 52 por ciento reconoce haber perdido ingresos desde principios de año contra un 5 por ciento que los ha mejorado.
Un 38 por ciento de los trabajadores en relación de dependencia realiza horas extra, pero más de la mitad no las cobra.
6 de cada 10 tienen miedo a perder el empleo.
El 76 por ciento considera que la generación anterior vivía mejor que la de ellos.
Un 89 por ciento de la población cree que la Argentina será un país en que los ricos serán cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres.

 

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