El País de Madrid
Por Isabel Piquer
Desde Nueva York
Hablando de bienvenidas: �Los protegeremos mejor que en cualquier parte del mundo, pero en lo que a mí respecta, considero a algunos de estos líderes como unas personas horribles y odiosas y creo que es necesario recordarlo a menudo�. Para el alcalde de Nueva York, Rudolph Giuliani, globalización, pobreza y Cumbre del Milenio de la ONU significan tráfico, protestas y quebraderos de cabeza a la hora de garantizar la seguridad de los 155 mandatarios mundiales que han elegido la orilla del East River para solucionar los problemas del planeta.
Durante tres días Manhattan se convertirá en una isla búnker para acoger con reticencia el mayor encuentro internacional organizado por Naciones Unidas. Giuliani no se ha limitado a generalidades. �También estoy dispuesto a demostrar que Fidel Castro es un asesino. América no debería engañarse pensando que es una especie de dictador amable�, comentó tras conocer la llegada ayer del dirigente cubano a Nueva York, su primera visita a Estados Unidos en cinco años. Giuliani ya tiene una amplia experiencia diplomática. En 1995 echó al líder palestino Yasser Arafat de un concierto celebrado con motivo del 50 aniversario de la ONU por seguir considerándolo como un terrorista. El alcalde sabe que cuenta con un público receptivo: los casi ocho millones de habitantes que hasta el viernes vivirán asediados por las caravanas oficiales y los agentes del FBI. Circular por Nueva York promete ser una aventura. Gran parte de la zona este de Manhattan, que rodea la sede de Naciones Unidas, estará cortada al tráfico. Los más de 30 hoteles donde se alojarán las distintas delegaciones, en particular el Waldorf Astoria, donde permanecerá el presidente norteamericano Bill Clinton, negociando con los líderes palestino Yasser Arafat e israelí Ehud Barak, han sido rodeados de vallas de hormigón. Algo más de 6.000 policías además de los 41.000 con los que ya cuenta la ciudad, se dedicarán exclusivamente a garantizar la seguridad de la cumbre. En total la municipalidad gastará 10 millones de dólares. El tráfico fluvial también ha sido interrumpido, y los barcos que normalmente circulan por el río, bajo los ventanales del edificio de la ONU, transportando las toneladas de basura que generan los neoyorquinos tendrán que esperar hasta el viernes para vaciar sus contenedores. La municipalidad ha fumigado incluso los alrededores de la sede para combatir el mosquito del virus del Nilo que el verano pasado causó ocho víctimas mortales. �Hay que recordar que esta enfermedad afecta sobre todo a las personas mayores y algunos de los que vienen son muy mayores�, dijo Giuliani.
Los tres aeropuertos de la zona, J. F. Kennedy, Laguardia y Newark, han sido prácticamente requisados para los aviones de los mandatarios. El caos promete ser mayúsculo cuando todos los participantes acuden a la cena de gala organizada por Clinton en el Museo Metropolitano el jueves por noche. Y, por si fuera poco, las delegaciones han reservado todas las mesas de los mejores restaurantes de la ciudad. En estos momentos es imposible conseguir una habitación de hotel, hasta los topes por el U.S Open que termina su última semana y la gala de MTV que se celebra el jueves en el Radio City Music Hall. Anticipándose y temiendo las reacciones locales, Naciones Unidas ha lanzado una campaña publicitaria para convencer a los habitantes de la ciudad que las horas que pasarán atrapados en los atascos servirán para una buena causa. �Los neoyorquinos se preocupan por los que tienen menos que ellos�, dijo entre esperanzada e inquieta la vicesecretaria de la ONU, Louise Frechette, la semana pasada en la rueda de prensa de presentación de la cumbre. En los anuncios, la voz del cantante Harry Belafonte enumera los objetivos del encuentro: combatir elsida, reducir la pobreza, en suma, recordar a los neoyorquinos algo que no practican con frecuencia, lo de amar al prójimo.
Además de los eventos oficiales, la ciudad también espera algo más de 90 manifestaciones, desde protestas por la ausencia del Dalai Lama a la cumbre religiosa del milenio hasta reacciones de la comunidad cubana local ante la llegada de Fidel Castro. El pasado fin de semana, cuatro iraníes fueron detenidos por lanzar pintura amarilla a la comitiva del presidente iraní, Mohamed Jatamí. Pero Giuliani ha querido dejar claro desde el principio que Nueva York no será Seattle. Parece poco probable que la policía tenga que enfrentarse al tipo de protestas que ocurrieron durante la reunión de la Organización Mundial del Comercio el pasado noviembre y que causaron tres millones de dólares en daños materiales. Para evitar desbordes, los manifestantes han sido confinados a una zona limitada y vallada, cerca del edificio principal.
En todo el caos y confusión, y pese al tráfico y los inconvenientes, los neoyorquinos tampoco pueden olvidar que Naciones Unidas es un negocio muy lucrativo para la ciudad. Cada año las delegaciones que visitan la ONU se gastan 3.000 millones de dólares sólo en facturas de hoteles, sin contar con tiendas y restaurantes. �Nueva York podría ser, sin duda, una ciudad internacional sin la presencia de la ONU pero hay que reconocer que ayuda�.
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