El Senado aprobó anoche con cambios, y envió a Diputados para su segunda revisión, el proyecto de Antievasión. Además, los senadores empezaron el debate por la Ley de Emergencia Económica, pero éste continuará hoy a partir de las 16. La reacción de los legisladores, en medio del escándalo por el supuesto pago de coimas, se asemeja a la de los boxeadores que, contra las cuerdas, resisten agazapados la embestida del otro tirando manotazos al aire para defenderse y demostrarle al jurado que están arrinconados pero vivos. Los senadores sesionaron bajo presión. Antes de partir de gira, Fernando de la Rúa los emplazó a sacar las leyes advirtiendo que, si no lo hacían, apelaría a decretos de necesidad y urgencia.
La sesión de ayer en la Cámara alta no se limitó al debate. Estuvo impregnada por las denuncias de sobornos, y las primeras dos horas fueron una especie de continuación de la reunión de hace dos semanas, cuando los senadores discutieron acaloradamente sobre las coimas e irrumpió el ministro Alberto Flamarique. Si bien los bloques de la UCR y del PJ convinieron presentarse en el recinto y cumplir con el mandato del jefe de Estado para intentar mejorar la imagen del cuerpo, hubo un par de exposiciones que devolvieron la crisis al primer plano (ver página 5).
La Ley Antievasión y la de Emergencia Económica (con la que se intenta pagar con bonos deudas con los jubilados) fueron presentadas en sociedad en las primeras horas de gobierno. Y, desde entonces, Fernando de la Rúa y José Luis Machinea vienen insistiendo en que son vitales para el éxito de la gestión. Desde que estalló la crisis en el Senado, tanto desde Economía como en la Casa Rosada marcaron a presión a los legisladores. �El país no se puede parar por este conflicto�, amonestó Machinea en varias oportunidades en las últimas dos semanas. Anoche, los senadores retornaron a las bancas. Pero no pudieron cumplir todos los deseos del Ejecutivo. Introdujeron cambios a la media sanción de Diputados, aunque mantuvieron el corazón del proyecto, y éste volvió a la Cámara baja.
A los senadores les llevó cuatro horas aprobar la ley Antievasión, cuya sanción en Diputados había acontecido hace exactamente dos meses. Según esa norma, todas las transacciones comerciales superiores a los 10 mil pesos no podrán efectuarse con dinero en efectivo sino a través de cheques, tarjetas de crédito, depósitos o giros bancarios y cheques cancelatorios (un instrumento nuevo). El tope al manejo de efectivo ya había sido decretado por el Ejecutivo a fines de mayo, y podrá ser reducido a 5000 pesos dentro del primer año de vigencia de la ley. Los �cheques cancelatorios� son formularios que podrán utilizar aquellas personas que no posean cuenta bancaria. En su sanción, los senadores establecieron que éstos serán gratuitos. La idea del Gobierno es que el tope en las transacciones en efectivo se constituirá en una herramienta válida para limitar la evasión fiscal ya que dichas operaciones dejarán su �rastro� en los bancos.
Tal cual había sucedido en Diputados, también ayer el debate se trabó en el capítulo sobre la eliminación de exenciones al impuesto a la transferencia de combustibles. El beneficio involucra a las provincias patagónicas, pero, según el Gobierno, el mecanismo favorece el contrabando y la evasión de unos 70 millones de pesos anuales. Sin embargo, los senadores mantuvieron el beneficio con dos tercios de los votos, por lo que no podrá revisarse en Diputados. Por otra parte, rechazaron la posibilidad de que la AFIP pueda revisar las deudas históricas de los contribuyentes.
Otros puntos destacables de la ley Antievasión son los siguientes:
Mayor control en el comercio de combustibles y cigarrillos. 
Los frigoríficos deberán adquirir un chip electrónico para individualizar el ganado.
Habrá una especie de �monotributo� para las pymes de la construcción, con la intención de limitar el empleo �en negro�.

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