�Sin duda, la oxigenación que se produjo en el Senado con algunos cambios a lo mejor tienen correlato en el Ejecutivo.� El funcionario que se atrevió ayer a hablar de cambios en el gabinete fue el ministro del Interior, Federico Storani, factótum de las renuncias de los jefes de los bloques, Augusto Alasino y Raúl Galván, en la Cámara alta. Antes de salir de viaje, el presidente Fernando de la Rúa le encomendó a Storani hacer de nexo entre el Gobierno y un Senado al borde del precipicio, una tarea que cumplió con relativo éxito. Ahora, con ese aire, el jefe de la cartera política fue el primer funcionario de alto nivel que se anima hablar de renuncias en el gabinete sin medias tintas. �El Presidente ha dicho algo que es claramente significativo: que tenía a disposición de él la renuncia de los funcionarios, en general�, recordó Storani anoche, en el programa de cable �A dos voces�, a propósito de la posibilidad de cambios de ministros. Metido en la piel de De la Rúa, aventuró: �Seguramente por estos días que ha estado en el exterior se ha tomado tiempo para saber y para ver cómo evolucionan las cosas, y saber si se producen o no cambios�. Cuando se habla de renuncias en el gabinete como consecuencia del escándalo que envuelve al Senado, siempre surgen los nombres del ministro de Trabajo, Alberto Flamarique, y el jefe de la SIDE, Fernando de Santibañes, mencionados en diferentes versiones de pago de sobornos. A esos nombres se agregan otros �por diferentes motivos� como el del ministro de Educación, Juan Llach. También se habla de modificaciones en el área comunicacional �que viene recibiendo muchas críticas� y hay quienes intuyen que el Presidente podría aprovechar para meter mano también en otras áreas que consideraría que no están funcionando al nivel de sus expectativas. Incluso, una versión publicada por una agencia de noticias especulaba con la posibilidad de una renuncia masiva del gabinete para dejarle al Presidente, a su vuelta de China, las manos libres para mover las piezas a su antojo. �Eso es absurdo: todos tenemos la renuncia a disposición del Presidente permanentemente�, respondió ayer un ministro. No obstante, hasta anoche eran pocos los que en el Gobierno se animaban a aceptar en voz alta los versiones de renuncias. Pero Storani, tal vez gracias al rol central que tuvo en los desplazamientos de los últimos días en la Cámara alta, no descartó la posibilidad, lo que puede dar un indicio de lo que vendrá. Desde el comienzo del escándalo del Senado, Storani había preferido mantener un discreto segundo plano. Pero, antes de irse, De la Rúa lo llamó a Olivos y le pidió que �oxigenara� la situación. El mismo día, Storani convocó a la Casa Rosada a un grupo de senadores y, a la noche, forzó a Galván a dar el primer paso. Es que el jefe del bloque del PJ, Augusto Alasino, le había anticipado a De la Rúa que no renunciaría si antes no lo hacía alguien del oficialismo. Lo que Storani no consiguió fue que afloje el presidente provisional del Senado, José Genoud, quien, por ahora, se mantiene en el cargo. �Es momentáneo�, aseguraban ayer en Interior sobre la estabilidad del senador mendocino. Ayer por la mañana, Storani cargó contra el juez federal Carlos Liporaci y los fiscales que investigan las coimas. El ministro cree ver una operación que lo tiene como blanco detrás de las informaciones que adelantaron que el juez se dedicará a rastrear el destino que el Gobierno le dio a los ATN durante la época en que se aprobó la reforma laboral. La intención de determinar si a algunos senadores se les pudo haber retribuido su voto con los Adelantos del Tesoro, en vez de utilizar el efectivo de los fondos reservados, fue la hipótesis más difundida. �Hay que pedirle al juez y a los fiscales que se callen la boca y actúen. No están para hacer declaraciones a la prensa ni tampoco para adelantar medidas a los medios�, dijo Storani, furioso. Y recordó los pedidos de juicio político que aún pesaban sobre Liporaci. Fue sólo unaadvertencia, porque enseguida aclaró que no buscaba el cambio de juez. �Sería como cambiar de caballo a mitad del río�, graficó.
CHACHO VOLVIO A PEGARLE DURO A LOS SENADORES Por Eduardo Tagliaferro Un conocido refrán oriental suele afirmar que toda crisis es una oportunidad. El vicepresidente Carlos Alvarez percibe en el escándalo del Senado una posibilidad para avanzar en uno de sus caballitos de batalla: las reformas del sistema político. Por eso, pese a que el Gobierno venía reclamando el tratamiento de la Ley de Emergencia Económica y de Evasión Fiscal, �Chacho� pidió ayer que antes de la discusión de estas dos leyes los senadores debían pronunciarse sobre los desafueros solicitados por el juez Liporaci.
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