Por Diego Fischerman Hace unos treinta años, un disco LP comenzó a estar en boca de todos. Quienes tocaban eran músicos de tango pero allí aparecían cosas como una canción de cuna de Chico Buarque o una versión memorable de �La casita de mis viejos� como un dúo de cello y piano. El grupo llevaba el nombre del pianista y arreglador pero la carrera del pianista y arreglador había empezado mucho antes: había estudiado con Scaramuzza �el mismo maestro que Mar- tha Argerich� y había tocado en la legendaria orquesta del �46 de Piazzolla y en su magnífico octeto del �57. Atilio Stampone, a quien le gusta muchas veces derivar un tema hacia algún desarrollo que remite a Johann Sebastian Bach, dice que �si me voy, vuelvo enseguida. Es un juego. Irse y volver. Pero sin roña no hay tango�. Dice, también, que, cuando empezó, �las disonancias me resultaban duras; ahora me son necesarias. Es que la ciudad hoy, sus ritmos, sus sonidos, no son los mismos de hace veinte, treinta o cuarenta años�.
Pianistas premiadas En el medio del vendaval producido por Martha Argerich en su visita a Buenos Aires el año pasado, el concurso que lleva su nombre estuvo lejos de ser un dato menor. Y uno de los motivos fue el altísimo nivel de los concursantes finalistas. Quienes asistieron a los conciertos en los que se dirimieron los premios pudieron escucharlos y maravillarse. Para los que no, la Fundación Teatro Colón hará posible la revancha. Este domingo, en esa sala y a las 11 de la mañana, Ana Mirabela Dina, ganadora del primer premio, y Cristina Marton, galardonada con el segundo, tocarán, respectivamente, el Concierto Nº 2 de Beethoven y el Nº 2 de Chopin. La orquesta que tocará con ellos será la Orquesta Académica del Teatro Colón, que dos días después saldrá de gira hacia Inglaterra, donde realizará una serie de conciertos y compartirá escenario, en Londres, con la School Orchestra de esa ciudad.
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