Por David Cufré
Seis meses después de haberse alcanzado un acuerdo trianual con el Fondo Monetario Internacional, el Gobierno renegoció las metas fiscales para todo el período. José Luis Machinea informó ayer los nuevos parámetros. Este año el déficit fiscal deberá limitarse a 5300 millones de pesos, 600 millones más que los 4700 millones convenidos en febrero pasado. Para el 2001 y 2002 también hay una apreciable flexibilización de las metas. La explicación oficial fue que el durísimo apriete al torniquete fiscal que se aplicó hasta ahora no puede sostenerse sin castigar la actividad económica. El Gobierno reconoció que los sucesivos ajustes y el aumento de impuestos impidieron el despegue de la economía, que en el primer semestre creció tan sólo 1,2 por ciento. De haberse redoblado el esfuerzo �con más achicamientos de gastos�, esa situación hubiera continuado y �se corría el riesgo de abortar la incipiente recuperación�, señaló Machinea.
El cambio de postura del equipo económico obedece a razones técnicas y también políticas. En el primer caso, terminó por aceptar los argumentos de quienes le advertían que, de persistir con la disciplina fiscal a cualquier costo, mantendría a la economía en el virtual congelamiento que evidencia desde que la Alianza tomó el poder. En términos políticos, ese resultado podía dañar las aspiraciones electorales del oficialismo en su primer testeo en las urnas en 2001. Carlos Alvarez y Raúl Alfonsín fueron quienes más le insistieron a Machinea para que corrigiera su estrategia y le dijeron que, si no lograba torcer rápidamente las expectativas generales, su continuidad en el cargo podía correr peligro.
Una vez que Machinea se convenció de la necesidad de producir un cambio fue a Washington a renegociar el acuerdo con el FMI. Eso ocurrió hace tres semanas. Los secretarios de Hacienda, Mario Vicens, y de Financiamiento, Daniel Marx, completaron la tarea unos días más tarde. El equipo económico consideró correcto el pronóstico de que la dureza fiscal extrema atentaría contra la recuperación. Y evaluó que los ajustes, con baja de salarios incluida, y los aumentos de impuestos fueron suficientes señales a los mercados para ganarse su confianza. Dieron por aprobado su test ante los inversores y estimaron que contaban con oxígeno suficiente para ablandar las metas. Vicens lo dijo ayer en conferencia de prensa. �Cuando asumimos, la situación fiscal era tan catastrófica que no teníamos alternativas. Debíamos dar señales inequívocas de nuestro apego por el control de las cuentas públicas. Pero ahora hay posibilidad de hacer otras cosas�, afirmó.
También sostuvo que la modificación de las pautas fiscales para este y los próximos dos años no será reprobada por los financistas. �Hace varios días que en la city había rumores sobre la renegociación y lo que ocurrió fue que la Bolsa tuvo sucesivos aumentos�, señaló. Los analistas ortodoxos y el establishment financiero, al igual que el FMI, coinciden en que lo primordial en este momento es que la economía crezca. Si la economía crece �explican�, aumenta la recaudación y se refuerza la capacidad del Estado de repagar su deuda que, en definitiva, es lo que más les interesa. El FMI estuvo de acuerdo con esa lectura. De allí que haya accedido, apenas seis meses después de firmado el acuerdo, a flexibilizar los compromisos fiscales de Argentina.
Este año el déficit no podrá exceder los 5300 millones de pesos. En 2001 la meta quedó fijada en 4100 millones (desde los 2800 millones convenidos con anterioridad) y, para 2002, el déficit permitido es de 2400 millones (contra los 600 millones previos). Finalmente se mantuvo para el 2003 la meta de déficit cero, tanto en la Nación como en las provincias. Con respecto de estas últimas, para este año también se amplió la pauta de desequilibrio fiscal en 700 millones, hasta los 2900 millones.
Otro cambio significativo del acuerdo es la proyección de crecimiento del PBI para el año en curso, que quedó fijada en 2 por ciento, la mitad de lo convenido originalmente. La estimación para 2001 es que la economíaavanzará 3,7 por ciento. Estas cifras demuestran que el equipo económico sobreestimó sus proyecciones cuando llegó al Palacio de Hacienda, y ahora se vio obligado a moderar sus pretensiones.
Vicens también informó ayer el déficit del Tesoro de agosto. Trepó a 228,8 millones, un 45,9 por ciento menos que los 423 millones de igual mes del año pasado. De ese modo, con el sobrecumplimiento de las metas del primer semestre, el Gobierno debe contener este mes el desequilibrio a no más de 300 millones. Vicens aseguró que el objetivo se cumplirá sin problemas.
Remar hasta las metas será más fácil
En el nuevo memorando de política económica acordado con el Fondo Monetario Internacional se establecieron nuevas metas fiscales para el período 2000-2002, a la vez que reafirmaron la obligación de emprender ciertas reformas estructurales asumidas en el anterior compromiso, firmado hace apenas seis meses. Los principales aspectos del reciente acuerdo son los siguientes:
Se propone modificar el programa contemplando un déficit fiscal mayor.
El déficit para el 2000 pasa de 4100 a 5300 millones de pesos (1,8 por ciento del PIB).
El déficit para el 2001 ascenderá a 4100 millones, y para el 2002, 2400 millones.
El objetivo es el equilibrio de las cuentas para el 2003.
Se incrementará la relación entre la deuda pública y el PIB debido a la consolidación de deudas impuestas por fallos judiciales.
Se espera recaudar unos 400 millones de dólares por la venta de acciones remanentes de acciones privatizadas y de bienes inmuebles.
El Banco Central mantendrá en alrededor del 35 por ciento la cobertura de los depósitos bancarios del sector privado con activos externos líquidos.
El crecimiento real del PIB será del 2 por ciento para el 2000.
Para el 2001, la variación esperada del PIB es del 3,7 por ciento.
Proyecta un leve superávit del balance comercial, con una mejora de los términos del intercambio del 4 por ciento, en parte gracias al incremento de los precios del petróleo.
Prevé un déficit de cuenta corriente de 10.800 millones de dólares (3,7 por ciento del PIB).
Nuevas reformas estructurales:
1) Nuevo sistema de coparticipación de ingresos con las provincias.
2) Reforma administrativa.
3) Promoción de la inversión privada en infraestructura.
4) Medidas para aliviar la situación de los desempleados y los pobres.
5) Políticas de fomento de las pymes.
6) Promover la competencia en la economía, incluso mediante una mayor apertura comercial.
7) Modernizar los mercados financieros internos.
Se tiene previsto eliminar a fin de año la sobretasa del 3 por ciento aplicable al arancel externo común del Mercosur. |
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