Por Fernando Almirón
�Antonio Cafiero ganó en imagen pública, pero perdió en la interna del peronismo�, aseguró ayer un alta fuente del PJ, quien considera que sus compañeros de partido no le perdonarán al veterano dirigente haber terminado con la carrera política de al menos una docena de senadores justicialistas. �Lo único respetable de Cafiero son los años�, se quejó un legislador por Córdoba con buena llegada al gobernador José Manuel de la Sota, quien, si bien no vio afectada su imagen con el escándalo, opina que la crisis en el Senado afectará las chances electorales del peronismo en su provincia, donde compite cabeza a cabeza con los radicales. �Nosotros ya descartamos a Cafiero como cabeza de lista en las internas de la provincia de Buenos Aires�, aseguran los menemistas, que presentarán para competir contra Carlos Ruckauf al ex ministro del Interior Julio Mera Figueroa. El peronismo ahora está expectante ante los movimientos de tablero que originarán las salidas forzadas de los dirigentes provinciales.
Los senadores del bloque justicialista que están siendo investigados por su supuesta participación en el reparto de sobornos a cambio de la aprobación de la ley de reforma laboral tendrán serias dificultades para continuar con sus respectivas carreras políticas. En esto coinciden la mayoría de los dirigentes partidarios consultados por Página/12. Según sus pronósticos, algunos de ellos difícilmente podrán volver al Senado después de las elecciones legislativas previstas para octubre del 2001. Es el caso de Augusto Alasino, Alberto Tell, Ricardo Branda y Angel Pardo, entre otros vinculados a la causa que lleva el juez Carlos Liporaci, en la que por el momento sólo figuran como citados a declarar.
�Pero la condena ya está, aunque el magistrado los declare inocentes la sospecha quedó instalada en la gente�, agregó un senador peronista que se sabe libre de tales sospechas y al que esta situación, en realidad, le permitió mejorar las posibilidades electorales que tiene en su provincia mesopotámica.
Ocurre que el próximo año, por primera vez, los integrantes de la Cámara de Senadores serán electos por el voto directo de la gente; hasta ahora eran designados por sus partidos y sus pliegos aprobados por las legislaturas provinciales. El viejo sistema de listas cerradas permitía instalar a un dirigente en el Congreso de la Nación sin que la gente realmente lo hubiera votado para ese cargo. Así llegaron muchos.
La repercusión del escándalo de los sobornos y, ahora, la difusión de los bienes de los representantes no les aportan a los involucrados exactamente el perfil necesario como para ganar una elección. Si dan un paso al costado, se modificarán las internas del PJ en sus provincias, ya que deberán darles lugar a nuevos candidatos que no tenían oportunidades frente a los que tenían la vaca atada.
Los bonaerenses Cafiero, Jorge Villaverde, Eduardo Duhalde y Carlos Ruckauf son los dirigentes del PJ que salieron mejor parados del escándalo de coimas en el Senado de la Nación, pese a estar �sobre todo Cafiero y Villaverde� en el ojo de la tormenta, ya que ellos impulsaron los pedidos de investigación en la Cámara alta, que finalmente fueron asumidos por Carlos �Chacho� Alvarez.
Ruckauf también propuso anticipar las elecciones de senadores. La iniciativa no fue acompañada por los gobernadores peronistas presidenciables: De la Sota, el santafesino Carlos Reutemann y el salteño Juan Carlos Romero de Salta, referente del Frente Federal solidario que reúne a los mandatarios de las provincias chicas. �Ningún presidenciable de PJ va a respaldar las propuestas que largue Ruckauf, de eso ya estamos seguros�, aseguró el diputado bonaerense José María Díaz Bancalari.
De todos modos el gobernador bonaerense logró instalar como nuevo presidente del bloque de senadores del PJ a un hombre que responde a su proyecto presidencial: José Luis Gioja, en reemplazo de Alasino. Esta designación les permitirá a los bonaerenses tener una injerencia que hastaahora no tenían en el Senado, donde se sentarán a negociar con otro de los triunfantes de la cruzada: Chacho Alvarez.
CHACHO ALVAREZ Y DE LA RUA CON REACCIONES POSITIVAS
Va mal la batalla por la imagen
Según los resultados de una encuesta difundida ayer por la consultora Equis, el 49,4 por ciento de los consultados opina que la actitud del gobierno ante el escándalo por sobornos en el Senado fue negativa. Otro 31,3 por ciento la consideró regular. Entre los mejor evaluados por su actitud frente a la crisis, se destaca el vicepresidente Carlos Alvarez y los medios de comunicación. Entre los más perjudicados se señala al gobierno nacional y a la oposición.
La medición, que abarcó 650 casos, se realizó entre el 2 y el 6 de septiembre entre los residentes en el área Metropolitana del Gran Buenos Aires que incluye la Ciudad de Buenos Aires y los partidos del conurbano de la provincia.
La actitud adoptada por el gobierno no fue bien vista por los encuestados que opinaron en un 49,4 por ciento que fue negativa, en tanto un 31,3 la consideró regular, y sólo el 14 por ciento cree que fue positiva.
En cuanto a la actitud de los personajes involucrados, los encuestados opinaron en un 71,9 por ciento que la actitud de Ramón Ortega fue negativa. El senador Leopoldo Moreau cosechó un 3,8 de opinión favorable, y un 50,4 negativa. Fernando de la Rúa un 12,5 positiva y un 47,5 negativa, mientras que Antonio Cafiero repartió los porotos: 34 por ciento positiva y 33,1 negativa con 23,1 por ciento evaluaron su actitud como regular.
Entre los más perjudicados por el escándalo las culpas fueron repartidas por igual entre los consultados que le adjudican un 31,5 por ciento al gobierno y el mismo porcentaje a una conjunción del gobierno y la oposición.
Entre los que quedaron mejor parados en el escándalo se destacan el vicepresidente Chacho Alvarez y el periodismo, mientras que la menor actitud positiva le correspondería a Augusto Alasino (0,7) y a Fernando De Santibañes (0,7).
La muestra es una mala noticia para el Ejecutivo nacional al que en un principio se libre de costos políticos por los sucesos en la Cámara alta en que estarían involucrados dos de sus funcionarios: De Santibañes, jefe de la SIDE, y el ministro de Trabajo Alberto Flamarique.
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