Por Cledis Candelaresi
Fernando de la Rúa tiene listo un decreto que anula la posibilidad de someter a arbitraje una serie de pleitos cruzados que Carlos Bulgheroni tiene pendientes con el Estado nacional. La iniciativa presidencial tiene el aval del procurador del Tesoro, Ernesto Mercer, quien acaba de advertir mediante un dictamen la �inconveniencia económica� de someter a laudo controversias que el Estado podría ganar cómodamente en la Justicia. La Procuración también alude a la �gran desproporción� entre los reclamos de una y otra parte, ya que mientras el empresario tiene obligaciones tributarias impagas por más de 1200 millones, sus demandas ante los tribunales apenas alcanzarían a la décima parte de ese monto. La idea de resolver el tema mediante un laudo fue impulsada por Carlos Menem, visiblemente atento a los intereses de su amigo petrolero.
Al promediar la gestión menemista, la relación entre Bulgheroni y el Estado estaba contaminada por múltiples conflictos, la mayoría con eje en la quebrada Papel del Tucumán. El petrolero levantó esa planta difiriendo �aparentemente en exceso� impuestos que debían tributar otras firmas del grupo Bridas (en lugar de pagar los tributos, invertía el dinero en la papelera) y mediante créditos del estatal y ya desaparecido Banco Nacional de Desarrollo, préstamos que no canceló. Habiéndose acogido a los beneficios de la promoción industrial para fabricar papel de diario, también produjo otros papeles, por lo que se lo acusó de abusarse del régimen. Por su lado, el ex Banco del Interior y Buenos Aires (BIBA), de su propiedad, recibió préstamos del Banco Central que tampoco reintegró. Además, Bridas querelló a YPF por cómo, la entonces petrolera estatal, le pagaba por la extracción de crudo, aunque esos pagos se habrían hecho ajustados a contrato.
En base a todos estos reclamos controversiales, Bulgheroni acudió a los tribunales exigiendo al Estado resarcimientos varios (ver nota aparte). Consiguió incluso que los jueces dispusieran algunas cautelares, después revocadas definitivamente por vicios en el procedimiento. Sin embargo, esas medidas habrían obstaculizado que la Dirección General Impositiva y la Secretaría de Industria transformaran sus propias demandas en querellas judiciales.
Con el argumento de que los trámites judiciales podrían resultar muy onerosos para el Estado, Menem comenzó a impulsar la solución arbitral, resistida por el entonces ministro de Economía, Domingo Cavallo. Pero apenas asumió Roque Fernández no hubo ya trabas para la firma del decreto 1021/96, que dispuso organizar un arbitraje, omitiendo el dictamen previo de la Secretaría Legal y Técnica. De inmediato, el ex presidente confió la delicada tarea a hombres de su mayor confianza, como Rodolfo Barra y Eduardo Bauzá.
Desde ese mismo momento proliferaron pronunciamientos oficiales adversos al laudo. Esta serie se clausura con el reciente dictamen de la Procuración, al que accedió Página/12, a tono con otros veredictos oficiales y con los considerandos del anteproyecto de decreto que se dispone a firmar De la Rúa. La inminente norma presidencial prevé derogar el decreto 1020, juzgando que �por razones de oportunidad, mérito y conveniencia no es aconsejable el sometimiento a arbitraje�, entre otros argumentos más específicos y técnicos.
La Subsecretaría de Asuntos Legales y Técnicos de la Presidencia también consideró el camino de los árbitros como �de dudosa legalidad, sino contrario a derecho�. El área de Asuntos Judiciales del Banco Central señaló a su vez que el ejercicio del poder de policía de esa institución �no puede ser objeto de compromiso arbitral�. Esta afirmación alude al hecho de que, en una de sus embestidas judiciales, Bulgheroni intentó discutir la validez de una resolución de la autoridad monetaria (aparte).
Mercer, cuya opinión fue la última requerida por el Presidente antes de estampar su firma, es categórico. A su juicio, el decreto menemista�presenta una serie de dificultades de orden jurídico, político y económico� y �es necesario ahorrarle al Estado las consecuencias patrimoniales adversas� que se derivarían de someter a árbitros causas �que, es previsible, que puedan ser ganadas en la Justicia�.
Aun en el improbable caso de que el decreto de De la Rúa no viera la luz, el objetado arbitraje tampoco prosperaría. Diputados aliancistas encabezados por el frepasista Ricardo Vago trabajan en un proyecto de ley para bloquearlo definitivamente. Después de realizar un minucioso análisis de las pretensiones cruzadas, los técnicos parlamentarios consideran que no hay justificación para eludir la Justicia y, a semejanza del procurador, tampoco entienden razonable convocar a árbitros cuando existen distancias abismales entre los reclamos que se pretende compensar.
Según los asesores parlamentarios, los juicios iniciados por Bulgheroni que tienen montos determinados suman 12.686.348 pesos, más intereses, monto minúsculo en relación a lo que Hacienda tendría derecho a exigirle que liquide de inmediato por tributos impagos.
PAPEL, BANCA Y PETROLEO, ENTRE DEUDAS Y RECLAMOS
Una gran maraña de pleitos
La familia Bulgheroni conquistó la simpatía menemista como antes supo ganar los favores radicales. Durante la gestión de Raúl Alfonsín se sancionó una resolución de la Secretaría de Industria, que en 1988 procuró ampliar los alcances de la promoción industrial para Papel del Tucumán. La norma fue anulada casi de inmediato, pero el intento le sirvió al empresario para exigirle al Estado una compensación, imputándole no cumplir con sus compromisos promocionales. Así se fue tejiendo una maraña de pleitos cuya suerte está ahora en manos de Fernando de la Rúa.
Las demandas de Bulgheroni fueron iniciadas por la quebrada Papel del Tucumán contra el Estado nacional y contra el Banade; por San Julián SA, la empresa que difirió impuestos para construir la papelera, también contra el Estado; por el también quebrado BIBA contra el Banco Central de la República Argentina, y por Bridas contra YPF. Cada una de esas demandas es una historia con final abierto.
Papel del Tucumán: fabricó papel de diario, autorizado, y de obra, no comprendido en la promoción industrial. Habría diferido impuestos por un monto muy superior al autorizado. Finalmente, Bulgheroni inició causas contra el Estado para que se cumpliera aquella derogada resolución de Industria, que convalidaba fabricar un producto no autorizado. Estas demandas, esparcidas en juzgados del interior, fueron rechazadas por sentencias firmes. La empresa, quebrada, fue vendida en 14 millones de dólares a Alberto Pierri. Consideró que el Banade le aplicó �condiciones crediticias abusivas�.
BIBA: Surgió de la fusión de los bancos Palmares y Denario, comprados por el grupo Bulgheroni con redescuentos del Banco Central y facilidades sucesivas que la autoridad monetaria le otorgó durante la gestión de Alfonsín. Algunas de estas ayudas fueron otorgadas por el Central a cambio de acciones de Papel del Tucumán, que el empresario valuó en 300 millones, muy lejos de su precio real, según se afirma en el Gobierno. Es sólo una de las varias diferencias por esta operación.
Bridas vs. YPF.: Por un contrato de servicio, YPF pagaba a 90 días de presentada la factura, reconociendo un interés por los 60 últimos días, todo según contrato. Bulgheroni exigió, entre otras compensaciones, achicar la gracia y cobrar un interés mayor al pactado.
Las acreencias del Estado nacional se dividen en dos grupos. Las obligaciones tributarias contraídas por Bridas Sapic, Compañía Perforadora Río Colorado, Harengus (vendida), Polibutenos Argentinos, Scombrus, Servoil TTTecno, Telecom e Informa S.A. pueden ejecutarse de inmediato y suman 807,89 millones, según una determinación practicada en octubre de 1995.
Según cálculos de técnicos parlamentarios, la quiebra de Papel del Tucumán dejó una deuda impaga a favor del Banade por 284,37 millones de pesos. El también quebrado BIBA, en tanto, le debería al Central 148,76 millones de pesos.
En las estepas del Asia Central
�Me fui a un lugar donde nadie me puede decir que me ayuda tal o cual�, proclamó Carlos Bulgheroni en 1997, aludiendo a su domicilio en Turkmenistán, el país de Asia Central donde explota una de las reservas gasíferas más grandes del mundo. Pero aunque a miles de kilómetros, el próspero empresario carga con la reputación de haber consolidado la fortuna familiar, en gran medida, gracias a sus buenas relaciones con el poder político.
Más que su hermano Alejandro, Carlos siempre descolló por un dinamismo tan seductor como el atractivo de su fortuna. Así tejió sólidos lazos con la dictadura militar y otros no menos firmes con el subsiguiente gobierno radical, merced en este caso a la activa intermediación de Enrique Nosiglia. Pero donde su cercanía a la Casa Rosada quedó más expuesta fue durante la gestión de Carlos Menem, a quien prodigó favores personales.
En 1989, apenas llegado el riojano a la Presidencia, Bulgheroni habría ofrecido sus contactos con una clínica estadounidense para que Carlitos Menem pudiera someterse a una operación de rodilla con más posibilidades de éxito y terminó sustituyendo al propio presidente en la empresa de acompañar al joven hasta California. Cuando éste pereció, unos años después, el empresario prodigó su consuelo incondicional a Zulema Yoma.
Bulgheroni también se habría ocupado de gestionarle al presidente los contactos para que su participación en el foro económico anual de Davos, Suiza, resultara más provechosa. Y en 1993, cuando el mundo político local se dividía entre partidarios y detractores de la reelección, él se pronunció expresamente a favor de ésta.
El bloqueo del arbitraje lo sorprenderá lejos y con el grupo reestructurado. Bridas se ocupa hoy de explotaciones petroleras en el extranjero. La familia vendió el 60 por ciento de Bridas de Argentina y el Cono Sur a la norteamericana Amoco, en una operación que le habría dejado 400 millones y ubicó a Alejandro al frente de los negocios americanos.
A fines de 1997, cuando los intereses de la empresa ya estaban repartidos de este modo, Carlos Bulgheroni defendía el camino del laudo para resolver sus cuentas pendientes con el Estado. �Lo único que estamos pidiendo es que haya un tribunal que se conforme y resuelva �aseguró entonces en un reportaje a este diario�. Con los mejores juristas. Estoy convencido de que me va a dar la razón. Si no lo estuviera, buscaría negociar un arreglo con el gobierno de turno. ¿No le parece?�
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