Por Pablo Rodríguez
Esta semana, en el plenario de la coalición Frente Amplio-Encuentro Progresista, Tabaré Vázquez lanzó el reclamo de �una renovación ideológica� que permita a la izquierda ganar las elecciones presidenciales de 2004. En un tiempo donde para ganar es imprescindible mostrarse limpio de �extremismos� y muy cerca �del centro�, Vázquez ha encabezado desde hace años la moderación de una izquierda que de por sí supo ser de las más moderadas en América ya desde los años �70. Con esta estrategia de moderación, el Frente Amplio ganó en la primera vuelta de las elecciones presidenciales del año pasado y sólo perdió en el ballottage por una alianza entre los tradicionales rivales del Partido Colorado y Nacional o Blanco. Pero Tabaré también considera que �la actualización� debe seguir y que la moderación debe conquistar más terrenos aún. Sobre esto, que anuncia debates y algunas tormentas dentro del Frente Amplio, habló con Página/12 el senador Reinaldo Gargano, ex secretario general del Partido Socialista, una de las vertientes principales de la coalición.
�Tabaré Vázquez se refirió a que �la coalición de izquierda no perdió la posibilidad de llegar al gobierno nacional por lo que hizo durante la campaña electoral, sino por lo que no hizo durante los años anteriores�. ¿Qué es lo que no se hizo en los años anteriores?
�En principio, estoy totalmente de acuerdo con Tabaré Vázquez. No podemos adjudicar nuestra derrota en los comicios presidenciales a algún problema de la campaña electoral propiamente dicha, sino más bien a que no supimos llegar con nuestro mensaje a capas más amplias de la población. Y llegar con un mensaje a la población no es algo que se pueda hacer en los límites estrechos de una campaña electoral. Es un trabajo de años, y a nosotros nos falta hacerlo aún. No por falta de esfuerzo, sino porque debemos reflexionar sobre lo que significa llevar un mensaje de izquierda en medio de una brutal y prolongada ofensiva ideológica de la derecha.
�¿Por dónde pasa la �actualización�?
�La derecha nos ha obligado a discutir las cosas en su propio terreno y nosotros debemos plantearlo en otro. En nombre de la libertad, convertida en el valor más sagrado, sigue habiendo cada vez más pobreza y más desigualdad. Como dijo el italiano Norberto Bobbio, la izquierda debe encontrar una nueva identidad en este contexto ideológico: se trata de la búsqueda de la justicia y de la igualdad. Esto es actualizarse, y es muy distinto a su vez de perder la identidad de izquierda, algo que al Frente Amplio nunca le pasó. Debemos replantearnos el rol del Estado: ya no podemos decir lo que decíamos en los �70.
�¿Replantearse el rol del Estado, para la izquierda, no significa ceder ante el discurso neoliberal actual sobre el Estado?
�No. Nosotros decimos que el Estado es un instrumento que debe ceder el protagonismo que tuvo en la economía, al menos en nuestro país. Hasta ahí, alguien puede pensar que el nuestro es un discurso neoliberal. Pero nosotros decimos que es la sociedad la que debe alcanzar ese protagonismo. Es la gente la que debe lograr la gestión de lo que antes tenía sólo el Estado. Se trata de la autogestión. El neoliberalismo dice que son las corporaciones las que deben tomar el lugar del Estado. Proponemos transferir el poder a la gente, no a los monopolios.
�Algunos dirigentes dentro del Frente Amplio opinan que Tabaré Vázquez está buscando convertir a la coalición a la socialdemocracia.
�Mire, a mí no me gustan esas palabras importantes que a veces no dicen nada. Tabaré Vázquez dijo claramente que debemos defender, como izquierda, los mismos valores que defendimos siempre. Lo que pasa es que debemos definir claramente cuáles son esos valores. Si la interpretación es, como se hacía en los �70, que cuanto peor vayan las cosas, mejor para la izquierda porque se acerca el estallido, entonces ni yo ni cualquier dirigente que piense que el Frente Amplio es una alternativa de poder puede estar de acuerdo con ella. Debemos detener este modelo actual de la derecha, pero el modelo es un hecho. Yo soy socialista, nosocialdemócrata. Si tuviera que elegir un modo de describir lo que yo, como socialista, pretendo, estaría en el modelo sueco, en lo que está haciendo la �socialdemocracia� en Alemania, en lo que hace el Olivo en Italia, y aun en el gobierno de Lionel Jospin en Francia.
�¿Se podría incluir entonces otro rótulo, el de la Tercera Vía?
�No. La Tercera Vía quiere decir poco y nada. Es un proyecto del premier británico Tony Blair, pero ni siquiera Jospin está de acuerdo con él. El Frente Amplio no se identifica con la Tercera Vía.
�Si se tiene en cuenta que, tomando país por país (no por número de votos), la izquierda uruguaya es la más potente de América latina (la que más cerca está de alcanzar el poder), ¿el Frente Amplio puede ser considerado un modelo para la izquierda latinoamericana?
�Si el objetivo es alcanzar el poder, sin duda. El Frente Amplio es una construcción muy inteligente. Nació en los años �70, cuando el clima no era favorable para la realización de consensos. El Frente Amplio creció en un marco de tolerancia interna muy infrecuente para una coalición de izquierdas. La derecha nos critica constantemente por nuestras charlas sin cesar. Es que nuestra misión es tejer y bordar pacientemente. En esta coalición hay marxistas, cristianos y nacionalistas: no podemos pedir que acordemos en todo, sino simplemente en aquellos aspectos que nos permitan avanzar. Hay que hacer aterrizar el proyecto de izquierda a la realidad. Yo sostengo que la frontera entre lo ideológico y lo programático es muy débil, pero esto es lo que sabe hacer el Frente Amplio: por sobre las divergencias ideológicas, acuerdos programáticos. Y esto es un modelo para cualquier izquierda que quiera ser gobierno en este contexto de derecha.
Sucre, que en paz descanse
El sucre ha muerto, viva el sucre. Y algo tan dramático como la dolarización, en un país quebrado como Ecuador, fue tomado después de todo con bastante humor. En la foto se puede ver a una indígena disfrazada del mariscal Antonio José de Sucre, héroe de la Patria ecuatoriana, preparando el funeral del sucre, la moneda nacional. En Quito, durante este tipo de ceremonias, marchas fúnebres acompañaron a la ex moneda de Ecuador al cementerio mayor de la ciudad para darle cristiana sepultura. Además de estos actos, los ecuatorianos corrieron a cambiar lo que les quedaba en la moneda, que a partir de hoy ya no existe.
El camino de la dolarización en Ecuador fue relativamente corto pero muy intenso. Comenzó el año pasado, con una devaluación incontenible por la cual el sucre perdió dos tercios de su valor. Para el mes de octubre, el equipo económico del entonces presidente Jamil Mahuad salió a pedir ayuda a alguien que sabía de crisis cambiarias: Domingo Cavallo (ya había ocurrido algo similar en ocasión de la crisis rusa en 1998). No se privaron tampoco de hablar con Rudiger Dornbush, Jeffrey Sachs, el FMI y el BID. Para diciembre la cosa estaba peor y Guillermo Mondino y Jorge Vasconcelos, de la Fundación Mediterránea de Cavallo, entraron en la ronda.
Existía la posiblidad de que se estableciera algún tipo de convertibilidad, pero el consejo que ganó fue el de la dolarización. Mahuad se resistió a aplicarla, y para cuando la anunció, un levantamiento indígena de 12 días lo sacó del poder. Su vicepresidente, Gustavo Noboa, asumió y aquietó las aguas esperando para el momento de volver a la carga con la medida. Lo hizo esta semana y el levantamiento indígena, sin la fuerza de antes, no logró evitar que a partir de hoy los ecuatorianos tengan la misma moneda que el Gran Hermano del Norte. |
opinion
Por Jorge Lanzaro * |
Iguales y diversos
1 Por moderado y por pragmático, Tabaré Vázquez sacó rápidamente las cuentas de la elección de 1999 y plantea ahora en ese discurso tan sonado una �actualización�, que lleve a �redefinir la izquierda�. Lo hace con autonomía, pero con autonomía de caudillo, en un liderazgo que hace sus movidas y toma la delantera, pero no se despega de sus bases. El movimiento no es un salto en el vacío, sino que tiene sus antecedentes y sus basamentos en las evoluciones de los sectores estratégicos del Frente. Tanto Asamblea Uruguay �el grupo de Danilo Astori� como la Vertiente Artiguista �el grupo al que pertenece el intendente de Montevideo Mariano Arana�, pasando por el cambio en la secretaría general del Partido Socialista y por la evolución experimentada en la izquierda más �radical� �la de los Tupamaros, la del Pepe Mujica�.
2 La tarea de �actualización� es sin duda una empresa difícil. Fundamentalmente por dos razones. Porque pasa por una pelea hacia el centro, dentro de márgenes por cierto muy estrechos, con posibilidades �programáticas� acotadas y en un paño ideológico en la �liberalización� ha tomado la delantera, con ciertos visos de �hegemonía� cultural. Y porque �redefinir la izquierda� supone un proceso que contemple a la vez la tradición y la innovación, un proceso en el que la innovación respete la tradición, las marcas de identidad. �Parecerse y diferenciarse� es una consigna que se aplica de cara a los adversarios.
3 El discurso de Tabaré tira algunas líneas que ya estaban en el �ambiente� o en los dichos y posiciones de algunos sectores del Frente, retomando ideas que no son novedades (�pacto social�, �acción colectiva�, énfasis en educación y empleo�, etc.) y con algunas afirmaciones de �reconocimiento�: acerca de la necesidad del crecimiento y la estabilidad para poder tener justicia social y acerca de la relación Estado y mercado; en particular, del carácter �clave� del mercado y al mismo tiempo la necesidad de afirmar el Estado, como centro de cohesión social, de regulación y de coordinación económica, de animación del sector público, de los actores económicos y de la sociedad civil.
4 El �dilema� de hierro de la izquierda se parece mucho al de otros partidos de la misma filiación, en Europa y en América latina. En América latina hay izquierdas que han quedado más pegadas a sus libretos tradicionales, a su hermandad con el movimiento obrero, con el mundo �social� y sus organizaciones. Lo que normalmente redunda en performances electorales �limitadas� �específicamente a nivel nacional y sin perjuicio de asientos municipales muy importantes� como es el caso del PT en Brasil y con menos créditos, del PRD en México. Hay por otro lado izquierdas que se �soltaron� más, como los socialistas chilenos, pudiendo llegar a la meta �como ocurrió con Ricardo Lagos en enero pasado� en un esquema de recomposición política e ideológica y en base a coaliciones amplias. Estos son ejemplos muy escuetos, habría que ver qué pasa con las izquierdas �salidas de la guerra civil� en Centroamérica y con otras izquierdas de itinerario complejo (Ecuador, Colombia, Venezuela). La izquierda uruguaya es la que ha llegado más arriba, en un itinerario de cambios ideológicos (estrategias políticas y estructuras de liderazgo), combinado a su vez con una fuerte fidelidad a sus matrices y en buena medida gracias al mantenimiento de su diversidad interna, que hace �rastrillo�, desde las posiciones más moderadas y centristas, hasta las posiciones más �radicales�. Hay que ver cómo se posiciona de aquí en adelante en esa tarea de �redefinición� y �actualización�, que Tabaré está empeñado en conducir.
* Politólogo, director y fundador del Instituto de Ciencia Política de la Universidad de la República, Montevideo. |
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