Por Adrián de Benedictis
Luego de un año de pausa, motivado por el descenso de uno de sus protagonistas a la B Nacional, el clásico de barrio más renombrado del fútbol argentino vuelve a jugarse. Esta tarde, a las 15, Huracán recibe a San Lorenzo, dos eternos rivales que han venido cambiando figuritas desde hace mucho tiempo. Y una de ellas, Alberto Rendo, uno de los tantos jugadores que actuó en ambos clubes, palpita el clásico de una manera especial.
�Soy hincha de Huracán pero tengo un gran afecto por San Lorenzo. Mi hijo es hincha del Globo y mi hija es fana de San Lorenzo, así que en este caso, hoy a la noche, después del partido, con el resultado puesto, nos vamos a sentar a discutir sobre lo que ocurrió en la cancha. Eso lo hacemos cada vez que se juega este clásico.�
Rendo jugó en Huracán entre 1959 y 1964. Pasó a San Lorenzo al año siguiente, y se mantuvo allí hasta 1969, cuando volvió al Globo y compartió equipo con el actual técnico de Huracán, Carlos Babington, quien en esa función jamás perdió ante el equipo azulgrana.
�A pesar de que muchos creen que rendí más en San Lorenzo, en Huracán también tuve un gran desempeño. Jugando para el Globo llegué a la Selección Juvenil, e integré la Selección que ganó la Copa de las Naciones en Brasil. Cuando se hizo el pase a San Lorenzo, los hinchas vinieron con dos camiones a mi casa a preguntarme qué pasaba, por qué me iba. Les dije que no sabía nada del pase, así que se fueron al negocio del presidente Marotta, una casa fúnebre, y se la rompieron toda.�
La íntima relación entre ambos clubes se mantiene en la actualidad. El caso de los hermanos Montenegro (Daniel jugaba en Huracán, Ariel en San Lorenzo), se repite hoy con los Erviti: Walter será titular esta tarde en el equipo de Boedo, su hermano Gastón juega en la cuarta del Globo, cuyo capitán, Fabián Carrizo, tiene pasado sanlorencista.
�Recuerdo dos clásicos especiales �evoca Rendo� jugando para Huracán, ganamos 1-0 en el �62 con un gol del Gitano Juárez; y en el �68, con los Matadores, Huracán ganaba 2-0 en el Viejo Gasómetro, pero pudimos empatar el partido y finalmente salimos campeones invictos.� Esa dualidad no le impide a Rendo, que hoy vive en Parque Patricios, �ser reconocido por la gente de ambos clubes al mismo tiempo, porque no fui un tipo conflictivo�.
¿Qué partido se puede ver esta tarde? �Yo voy a ver a los dos equipos, por ahí pueden sobresalir algunos jugadores, como Romagnoli en San Lorenzo. Lástima que Casas no juegue este clásico.� El fútbol, de todas maneras, es otro. �El que jugábamos nosotros era totalmente distinto al actual. El fútbol de hoy es de confusión, juegan a no jugar, están de espaldas al arquero y los laterales no se proyectan en ataque. En esa época el fútbol no era lento, pero desde Suecia en adelante agarraron la manija los PF y a nosotros nos sacaron la pelota �opina el ex volante�. En realidad, ahora no se trabaja como antes. Los técnicos de hoy no son técnicos, no están preparados para formar jugadores, y eso tiene mucho que ver.�
El regreso del clásico ha generado gran expectativa y no toda de la buena. Será la primera vez que se juegue en la cancha de Huracán desde el asesinato del hincha del Globo Ulises Fernández, el 19 de diciembre de 1997, en una emboscada en el Bajo Flores; desde entonces, los clásicos venían jugándose en la cancha de Vélez: allí se jugó el último, en mayo de 1999, cuando el Globo, que ya se iba al descenso, le empató sobre la hora a su eterno rival. Por razones de seguridad, el partido comenzará a las 15, media hora antes que el resto de la fecha, y del operativo policial participarán 937 efectivos.
San Lorenzo llega al clásico peleando la punta del Apertura, luego de haber vencido a Almagro en la fecha anterior. �Me muero porque sea domingo y jugar el clásico�, dijo ayer Sebastián Abreu. Su compañero de ataque, Bernardo Romeo, aseguró que el equipo �sale siempre a la cancha tratando de jugar su fútbol, pero en este partido además habrá que mostrar garra�.
Huracán viene de perder 1-0 con Los Andes y arriba disminuido. �El equipo está bien parado para un partido como éste �aseguró el técnico Babington� en el que los jugadores no necesitan tanto que se los motive, porque ya existe una motivación extra.�
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