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Página/12 revela una comunicación secreta del BCRA y el BM
Versión Mundial de los enredos de Wanda

Confundida por la ofensiva dolarizadora, Wanda York, una importante funcionaria del Banco Mundial reclamó al Banco Central precisiones detalladas sobre un supuesto cambio de moneda. Propuesta que tiene al presidente del BCRA como principal impulsor.

Por Susana Viau
y David Cufré

t.gif (862 bytes) El fuerte lobby de sectores financieros y políticos en favor de la dolarización provocó inquietud en el Banco Mundial. Una alta funcionaria de la entidad envió al Banco Central una nota solicitando datos sobre “la fecha del cambio de moneda, el nombre de la nueva unidad y la tasa de conversión entre la nueva y la vieja moneda”. Se trata de Wanda Fleming York, jefa de división con rango de economista senior, quien revista en el área de Operaciones del Tesoro de la sede de Washington. Página/12 obtuvo en exclusiva el memorándum enviado a Pedro Pou y cuya autenticidad fue ratificada, horas más tarde, por la propia funcionaria del BM. Otras fuentes consultadas por este diario reconocieron que en el Banco Central existen fuertes signos de interés por la vía de la asociación monetaria con los Estados Unidos. Expresión de esa tendencia que lidera el propio Pou serían los cincuenta mil dólares con que financió una investigación que, sobre el tema, llevó a cabo el economista Miguel Angel Broda, también firme partidario de la dolarización (ver nota aparte). Esta postura le valió al presidente del Central fuertes cruces con el ministro de Economía, José Luis Machinea, y con otras instancias del Gobierno.
Hace exactamente un mes, el 11 de agosto, llegó al Central una comunicación oficial del organismo multilateral de crédito. El “subject” era por demás llamativo: “Conversión de la moneda”. Tan llamativo como su tono. Tras un breve e insustancial encabezamiento en el que daba cuenta del origen de la información relativa al cambio de signo monetario
(“hemos sido puestos en conocimiento a través de la prensa y de preguntas de nuestros clientes”), el texto daba por sentada la existencia de un plan en ese sentido. De ahí que sólo requería precisiones formales:
“Nombre de la nueva moneda”.
“Fecha en que se efectivizará”.
“Número de unidades menores”.
“Fecha de expiración de la moneda actual”.
“Tasa de conversión entre la moneda actual y la nueva”.
“Informes bancarios que reflejen los balances de cuentas entre la moneda vieja y la nueva”.
“Nombre del contacto de su banco para futura correspondencia en relación a esta materia”.
El documento lleva la firma de Wanda York, en realidad Wanda Fleming York, tal su nombre completo, jefa de división de Relaciones Bancarias del Departamento de Operaciones del Tesoro. La preocupación de la importante funcionaria tiene una explicación menos banal que la aparente informalidad de sus fuentes. En Ecuador los primeros indicios de la dolarización también fueron dados por versiones periodísticas y comentarios certeros surgidos desde el sistema financiero. En ese país caducó ayer la vigencia de su moneda, el sucre, reemplazado por el dólar. El Banco Mundial también fue advertido sobre la existencia de una corriente dolarizadora en Argentina, que encarnan personajes significativos de la escena política y económica, como Pou, Carlos Menem, su asesor y asesor de Fernando de Santibañes, Jorge Castro y economistas con fuerte ascendencia en la city porteña como Broda. Una iniciativa semejante también es apoyada por sectores del establishment financiero, quienes consideran que con la adopción del dólar como única moneda desaparecería –obviamente– para siempre el riesgo de devaluación. El gobierno de la Alianza en pleno rechaza la dolarización, evaluando como “un disparate” esa posibilidad.
El FMI encomendó a dos de sus economistas del Departamento de Investigaciones, Andrew Berg y Eduardo Borenstein, un análisis exhaustivo sobre las ventajas y desventajas de la dolarización, así como un plan técnico sobre los pasos que deberían darse para su instrumentación. El dossier se mantuvo en absoluta reserva, pero su contenido fue discutido tanto con el gobierno menemista como con el actual. En ambos casos, uno de los interlocutores ha sido Pou, presidente del Central entonces y ahora.El funcionario cuenta como mayor capital político el respaldo de los bancos extranjeros radicados en el país.

Llamada a Washington

Al conocer el documento, Página/12 se comunicó de inmediato con Wanda York, quien se encontraba trabajando en su despacho del Banco Mundial, aclarándole que el llamado procedía de Argentina. La funcionaria aceptó sin rodeos la autoría y autenticidad de la nota. York es la responsable de girar los fondos de los préstamos del Banco Mundial a la Argentina. Su rango dentro de la entidad no es insignificante. Ocupa la jefatura de una división y es economista senior de una entidad cuyos clientes no son ciudadanos comunes, sino Estados. Cualquier gesto de organismos como el Banco Mundial es seguido con especial atención por inversores internacionales. De ahí que a la pregunta referida al gran impacto que podría tener su memo en los mercados, York se limitó a contestar: “¿Y a usted qué le parece?”. Ante la insistencia de este diario, se reacomodó y volvió a preguntar: “¿Por qué? ¿Por un simple pedido de información?”.
–¿Enviaron un memo similar en el caso de Ecuador? –indagó Página/12.
–Sí, porque Ecuador cambió su moneda. Y nosotros también teníamos que hacer los cambios pertinentes.
En relación a los “clientes” mencionados en el memo, York adoptó una pose distraída: “¿Menciono clientes en el memorándum? Bueno, es una fórmula, una fórmula que usamos para no dar nombres”. Un secreto similar guardó respecto a quién había impartido la orden de enviar semejante comunicación. “No importa quién me pidió que enviara el memo –dijo–. El punto es que nosotros queríamos averiguar si iba a haber cambios en la moneda argentina.”

 

Pou financia su obsesión

Pedro Pou aprobó un aporte de 50 mil pesos para la Fundación Gobierno y Sociedad que comanda Miguel Angel Broda, “destinado al patrocinio del proyecto de investigación ‘Tratado de Asociación Monetaria’”. El dinero fue tomado de la partida reservada al régimen de becas y se fundamentó en que su tópico “es de la mayor importancia” para el BCRA. La coordinación de la investigación está a cargo de los economistas Alfredo Canavese, Eduardo Levy Yeyati y Federico Sturzenegger. El proyecto apunta a precisar “las distintas variantes posibles de dolarización”. Pou manifestó hace tres semanas, al clausurar un seminario organizado por el Central, que resultaría inconveniente avanzar con un proyecto semejante. Sin embargo, hacia fines del año pasado había aprobado de manera automática la asignación de 50 mil pesos para financiar el estudio de la fundación liderada por Broda. “Si hubiese una propuesta de dolarización sería imprescindible contar con evaluaciones objetivas, bien organizadas y efectuadas con las mejores técnicas de evaluación disponibles”, subraya el documento donde se dispone la entrega de los fondos. El interés por la realización del estudio no se condice con la postura que Pou asume en público.

Página/12 dialogó con Wanda York, del Banco Mundial
“No va a haber cambios, ¿no?”

Por Alfredo Greco y Bavio

–¿Por qué envió este memo al Banco Central?
–Queríamos averiguar si iba a haber cambios en la moneda argentina. Alguien dijo que iba a haber cambios en Argentina. Y entonces me dijeron “no vayas a Roma a averiguarlo”, andá a la Argentina con tu pregunta.
–¿Quiénes son los clientes mencionados en el memo?
–¿Menciono clientes en el memorándum? Bueno, es una fórmula que usamos para no dar nombres específicos.
–¿Cuáles son las competencias del Departamento en el que usted trabaja?
–Nosotros hacemos los pagos. También somos un organismo de consulta. Y tenemos que contactar siempre a la persona correcta para saber que estamos haciendo las cosas bien. Me dijeron (lee) que en el futuro dirija todas nuestras preguntas a Alejandra Naugton, gerente de contabilidad en el Banco Central de la República Argentina. Tenemos una lista de quiénes son nuestros contactos, que tenemos que poner al día siempre en nuestra correspondencia con el Banco. Yo tenía en mi lista a Julio Siri, pero obviamente no estaba actualizada, por eso me dijeron que tenía que escribir ahora a otra persona. El ya no está ahí.
–¿Cómo fue la respuesta que recibieron del Banco Central?
–Me encontré con un mail de respuesta de la (del) asistente de la oficina ejecutiva diciéndome que, para el futuro, si llegara a haber algún cambio en la moneda íbamos a ser notificados directamente.
–¿Puede decirme quién firma el mail?
–La (el) asistente del director ejecutivo (presidente).
–¿La asistente de Pedro Pou?
–No sé quién es el director ejecutivo (presidente). Pero está todo okay, ¿no? No va a haber cambios, ¿no?
–¿Eso es lo que le dijeron a usted?
–¿Eso es lo que me dice usted? Todo está bien, ¿no? Todo sigue tal como estaba, ¿no? Eso es lo que quería saber, y quería que alguien del Banco Central me dijera si iban a cambiar o no, y recibimos ese mail donde dicen lisa y llanamente que no.
–¿Enviaron un memo similar en el caso de Ecuador?
–Sí, porque Ecuador sí cambió su moneda.
–¿Le parece que esa pregunta que ustedes enviaron puede tener efecto en los mercados?
–¿Y a usted qué le parece?
–Que sí.
–¿Por qué? ¿Por un simple pedido de información?
–¿A usted no le parece?
–Bueno, yo solamente hice lo que me dijeron que hiciera.
–¿Quién le dijo que lo hiciera?
–Como ya le expliqué, cada vez que tenemos una pregunta vamos directamente a los bancos centrales para que nos den la respuesta ellos mismos, en vez de dar por cierto lo que nos pueda decir cualquier otra persona.


Machinea se despertó durmiendo con el enemigo en el Banco Central

Por Alfredo Zaiat

Ni antes ni después José Luis Machinea lo quería a Pedro Pou. Cuando era el candidato a ocupar el Palacio de Hacienda, preparando su equipo de colaboradores en las oficinas de FADE, se limitaba a decir que “hay que respetar lo que dice la ley”. Esto es: mantener al presidente del Banco Central hasta el final de su mandato en el 2004 porque ha sido designado con acuerdo del Senado. Pero enseguida dejaba trascender que no manifestaría ninguna pena si renunciaba en caso de ser procesado en alguna de la causas penales que lo tiene como protagonista. Ya como ministro de Economía, quedó atrapado de la lógica que definía que había que ganarse la confianza de los inversores del exterior y de los organismos financieros internacionales. Y en esa dinámica echar a Pou, debido al cúmulo de causas en su contra por la caída de varios bancos, podía afectar lo que en ese momento se pensaba que sería el despegue de la economía. Pero ahora la historia es otra.
Machinea no siente que tenga que mostrar su fidelidad al mercado ni al FMI y Banco Mundial, ni dar fe de su ortodoxia fiscal. Ya hizo todo lo que tenía que hacer para dejar atrás el lastre de la crisis de la hiperinflación del ‘89. A esta altura, nadie en la city empezaría a dudar de su vocación por el ajuste, pese a la mención a su “ reputación” esbozada por el consultor Miguel Angel Broda, si comenzara a poner límites a los desplantes que le hiciera en más de una oportunidad el polémico presidente del Banco Central.
El reciente y más grosero se produjo hace menos de quince días, en la Jornadas Monetarias y Bancarias, organizadas por el Central. En el discurso de apertura, Pou reseñó su gestión enfatizando los supuestos beneficios para la economía de la extranjerización de la banca. Pero no se quedó en ponderar esa transformación del sistema, que para muchos es una de las principales razones de la dificultad de la economía para salir de la recesión, sino que embistió contra el principal argumento que sostiene el Gobierno para explicar la necesidad de haber aplicado un fortísimo ajuste: la herencia recibida.
Pou criticó que haber puesto demasiado “énfasis” en lo que dejó el gobierno de Carlos Menem ha provocado un freno al ritmo de actividad económica. Al cierre de ese encuentro, Machinea le salió al cruce insistiendo nuevamente sobre la “pesada herencia” fiscal dejada por el menemismo. A esta altura vale recordar que Pou, de estrechos vínculos con Eduaqrdo Bauzá, fue uno de los principales soldados de Menem durante toda la década del ‘90, los mismos que rápidamente colocaron a Roque Fernández, por entonces presidente del BCRA, al frente de Economía luego del despido de Domingo Cavallo. Además, fue uno de los principales impulsores de la dolarización, propuesta que defendió con un pasión militante luego de la devaluación del real, en Brasil. Extraño papel asumió con ese tema si se tiene en cuenta que la función principal del titular del Banco Central es la de defender el valor de la moneda, que, precisamente, con la iniciativa de dolarización no está cumpliendo. No se le puede negar a Pou fidelidad: hoy el más ferviente publicista de la dolarización es Menem.
Lo que Machinea no sabía era hasta qué punto había llegado la audacia de Pou en seguir impulsando la dolarización, pese a los varios rechazos a ese plan expresado por la Alianza, desde Fernando de la Rúa para abajo por todo el gabinete nacional. En las últimas semanas, Machinea se comunicó a Washington para desacreditarlo ante interlocutores de los organismos financieros internacionales por su prédica a favor de la dolarización. Pero no se ha imaginado que igualmente, desde el BCRA, mantiene ese peculiar intercambio de información con funcionarios de primer nivel del Banco Mundial, tal como se revela en nota aparte.
En esa guerra de baja intensidad, Pou no tuvo mejor idea que convocar a su despacho a Miguel Angel Broda para que le contara cuál es su visión de la marcha de la economía. Ese consultor de la city es visto en el equipo económico como el principal enemigo de Machinea, luego de que enfatizarael pasado del ministro para explicar las dificultades para salir de la recesión. En ese momento, se precipitó la segunda gran ola de versiones de renuncia de Machinea desde que asumiera en diciembre pasado. En esa oportunidad, por primera vez, Machinea eligió ir al frente contra sus detractores. Y afirmó: “No es un buen economista y sinceramente dudo sobre su persona”. Se estaba refiriendo a Broda, el mismo que Pou invitó unos días después para hablar de economía.
No deja de ser insólita esa relación entre Economía y el Banco Central. Pese a todo esto, Machinea no forzará la renuncia de Pou, ni a éste se le ocurrirá abandonar su cargo. Su único respaldo dentro del gobierno de la Alianza es el titular de la SIDE, Fernando de Santibañes, de quien Machinea no se cansa de repetir que es su amigo.


UN EQUIPO DE ULTRAORTODOXOS IMPULSA LA DOLARIZACION
La Alianza cava trincheras al peso

Por Claudio Zlotnik

Desde que Pedro Pou planteó la posibilidad de dolarizar la economía a principios del ‘99, la discusión sobre el tema quedó instalada. A veces la polémica se apaga, frente a la rotunda negativa del Gobierno de abandonar la Convertibilidad. Aunque, a esta altura, daría la sensación de que la dolarización dejó de ser un arma para defenderse de un ataque especulativo contra la moneda y se convirtió en un arma política para atacar al Gobierno. Aun fuera del Ejecutivo, Carlos Menem sigue promoviendo la dolarización tanto dentro del país como en los centros financieros internacionales. Y Pedro Pou actúa en esa línea.
El ex presidente fue el último en reclamar, en público, la eliminación del peso. “Si no se dolariza podría sobrevenir la devaluación”, asustó Menem un mes atrás. No actuó solo, y en la Casa Rosada sospechan que la movida obedeció pura y exclusivamente a una jugada política del justicialista para dividir a la Alianza y mantenerse en el centro de la escena. Pedro Pou, como presidente del Banco Central, es el único funcionario de rango que sintoniza con Menem. Junto a ellos, varios economistas de la city completan el equipo pro-dolarización: Guillermo Calvo y Miguel Angel Broda encabezan la lista.
Ante cada ofensiva para reemplazar al peso por el dólar, el Gobierno cerró filas en torno de la Convertibilidad. A Menem, Fernando de la Rúa lo mandó callarse. “Después de los enormes problemas que dejó, debería guardar silencio”, le espetó, cuando a mediados del mes pasado el ex presidente volvió a reclamar la receta de la dolarización. José Luis Machinea no se quedó atrás, calificando de “disparates” las declaraciones de Menem.
Hasta el recambio presidencial, Pou hizo de la dolarización su bandera. Defendió la idea en cada acto público y recorrió foros internacionales. Pero con la llegada del gobierno de la Alianza bajó el perfil y dejó de insistir, en forma pública, con el tema. Las presiones para abandonar la Convertibilidad y dolarizar fluyeron entonces del mediático Guillermo Calvo (“Hay que dolarizar para evitarnos un dolor de cabeza”, señaló a este diario a principios de año) y de Miguel Angel Broda, uno de los gurúes más escuchados por los financistas y que está peleado con Machinea. En medio de la fatiga por la recesión, el equipo económico cree que detrás de las presiones existe la intención de desgastar al titular de Hacienda para desplazarlo. Y, en su lugar, encumbrar a algún economista de la ultraortodoxia. Los organismos internacionales que, al principios, observaron con cautela la dolarización, en los últimos tiempos tomaron distancia de la propuesta. ¿Los motivos? La escasa receptividad que ésta tuvo en la Reserva Federal (banca central estadounidense) y el rechazo que originó en el gobierno aliancista.

 

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