De la Rúa ya sabe traducir convertibilidad al chino |
El presidente Fernando de la Rúa empezó ayer su programa chino con un desayuno en el que mostró la clara intención de convencer a los empresarios, inversores y financistas orientales de las bondades de la economía argentina. Nuestro país tiene el compromiso de mantener el régimen de convertibilidad, una segura paridad cambiaria y políticas claves para la estabilidad económica, aseguró. La maratónica visita presidencial a Shanghai incluyó también, en una sola jornada, paradas en la Bolsa de Comercio, la zona de negocios conocida como Pudong, el museo histórico local y la catedral china. Los gestos de aprobación del vicealcalde de Shanghai, Zhou Yu Peng, que se sucedieron durante el desayuno en el Pearl Saloon del Hotel Barcelo, dejaron tranquilo a De la Rúa. Es que durante el evento el Presidente reiteró referencias a la estabilidad política y la solidez financiera de la Argentina, calificándola como polo de atracción de inversiones, y pidió especialmente ante un centenar de empresarios que apoyen las negociaciones bilaterales. Intercaló promesas de mejorar la eficiencia del gasto público, reducir el déficit fiscal y los gastos superfluos. La suspensión de la compra de carnes y lanas argentinas por parte de China a raíz de la aftosa se analizó en un reunión previa, más reducida. En estos eventos el mandatario estuvo acompañado por el canciller Adalberto Rodríguez Giavarini, el secretario de Agricultura y Ganadería, Antonio Berhongaray, el de Turismo, Hernán Lombardi, y el subsecretario de Programación Económica, Miguel Bein. En todo momento el Presidente ofició como una suerte de coordinador y celestino de negocios empeñado en poner en contacto a todos los hombres de negocios entre sí para que arreglaran futuros contactos. En la Bolsa de Comercio, que moviliza unos dos mil millones de dólares por día, De la Rúa no se privó como buen coleccionista de contemplar con detenimiento unos típicos bonsai chinos y volvió a remarcar que la economía argentina es muy sólida. En sus discursos, sin embargo, no se privó de manifestar sus críticas a la política de subsidios internacionales que perjudican la exportación de productos argentinos, especialmente agropecuarios. A su vez, manifestó su apoyo al ingreso de China en la Organización Mundial de Comercio (OMC). La jornada económica culminó con una visita a la zona de negocios más importante de Shanghai, llamada Pudong, donde están radicadas 150 de las 500 empresas más importantes del mundo y sólo en el primer semestre del año se movieron más de 12.300 millones de dólares en exportaciones e importaciones. De la Rúa quedó asombrado por los monumentales rascacielos de la zona céntrica, sobre todo cuando le explicaron que hace diez años era una zona rural. De la Rúa reveló signos de agotamiento, producto de la extensa gira que lo llevó por México, Nueva York y Ottawa, cuando al mediodía lo invitaron a comer a un restaurante giratorio ubicado a 270 metros de altura, en la torre de la televisión china. Con malestar, se terminó retirando antes de lo previsto. A pesar de todo, visitó después, con su esposa Inés Pertiné y su hija Agustina, al museo histórico de Shanghai, donde se pueden ver los famosos jarrones de las dinastías Ming y Quing, entre otras reliquias. También visitó al anciano arzobispo Jing Lu Xian, de 85 años, con quien rezó por la Argentina. Hoy estará en Xian y mañana en Beijing, donde se entrevistará con su par chino Jiang Zemin.
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