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ROBERTO AZARETTO, TESTIGO DE OTRO CASO DE SOBORNOS
El orgullo del buen cartero

�Me van a decir a mí que yo fui uno de los cinco tipos que hicimos los sobres�, asegura Azaretto que dijo Claudio Sebastiani sobre supuestos sobornos en Diputados por la Ley de Patentes.

Por Romina Calderaro

t.gif (862 bytes)  “Lo dijo en un tono soberbio, jactancioso. No en un tono confesional, como cuenta Cafiero que le hablaban los senadores. Estábamos en medio de la charla. De pronto salió el tema de los supuestos sobornos en la ley de patentes y las cifras que se barajaban eran demasiado altas. `Me van a decir a mí, que yo era uno de los cinco tipos que estaba haciendo los sobres’, dijo Sebastiani. Hubo un silencio enorme. En ese momento nadie atinó a nada. Una cosa es contar esas cosas y otra vivirlas.” El testimonio es de Roberto Azaretto, el activista de los derechos del consumidor a quien el periodista Martin Andersen señala como uno de los testigos de una charla de café en la que el ex titular de la UIA, Claudio Sebastiani, habría reconocido que se pagaron 25 millones de pesos en coimas cuando se aprobó la ley de patentes farmacéuticas. En su edición de ayer, Página/12 publicó en exclusiva el testimonio de Andersen, ex corresponsal del Washington Post, quien está dispuesto a prestar testimonio ante Liporaci o cualquier otro juez u organismo sobre un caso de sobornos. A continuación, el testimonio de Azaretto.
–Según cuenta Andersen, la charla fue en junio de 1999. ¿Qué recuerda de ese día?
–Era domingo. Recuerdo que fue el día de la elección interna en el PJ bonaerense, cuando Ruckauf le ganó a Pierri. Andersen había venido por pocas horas a la Argentina. Creo que viajaba al Paraguay y, bueno, él siempre aprovecha para juntarse con algunos amigos. Quedamos en vernos tipo tres en el café de La Paix. El iba a almorzar con algunas otras personas y con Sebastiani. Yo generalmente los domingos no voy a esos lugares, porque sé que hay mucha fauna periodístico-política, pero viendo que era la única oportunidad de ver a Martin decidí ir. Aparecí a eso de las tres. Era un lindo día. Sebastiani, Martin y dos personas más habían almorzado en otro lado.
–¿Y qué pasó?
–Usted vio cómo es ese ambiente, que por ahí hay siete tipos en una mesa, había muchos de estos personajes que andan siempre por la Recoleta. Politizados o vinculados de alguna manera a la política. Estábamos sentados y por ahí salió el tema de la elección interna en la provincia. Sebastiani anunciaba que estaban haciendo una gran elección, que sacaban la minoría cómodos, que iban a dar un susto bárbaro y que por supuesto ganaban La Matanza. Yo me acuerdo que le hablé al oído a Andersen y le dije “parece que nos toma por estúpidos”. Porque era público y notorio que no iban a sacar la minoría. Y en un momento surgió el tema de las patentes. Y ante un comentario sobre si había habido un soborno se barajaron cifras: 45, 50 55..., por ahí se llegó a 70 millones de dólares. Sebastiani dijo que no era así. Eso me acuerdo textual. “No es así”, dijo. En lo personal, pensé, siempre optimista, que iba a decir...
–Que no hubo sobornos.
–Que iba a decir algo así como ¿cómo creen que el Congreso argentino puede recibir sobornos de grupos económicos, cámaras empresarias? Pero él dijo: “La cifra es de 25 millones”. Y ante una nueva insistencia, porque se hablaba de cifras mucho mayores, en un tono muy jactancioso, dijo: “Me van a decir a mí, que yo era uno de los cinco que estaba haciendo los sobres”.
–Así, directamente.
–Directamente. No era el tono que cuenta Cafiero que le han dicho algunos senadores, como en un confesionario, esto fue con soberbia. Mire, le puedo decir que hace pocas semanas estaba tomando un café con un ex dirigente de la UIA de muchos años y me comentó que en ese ambiente todos decían, cuando esto trascendió el año pasado, que la versión era cierta porque “los que lo conocemos a Claudio sabemos que prefiere pasar por deshonesto antes que pasar por un hombre que no gravita”.
–¿Cómo reaccionaron ustedes?
–Bueno, ahí se produjo un silencio porque estos temas una cosa es contarlos y otra muy diferente es vivirlos. Esto debe ser como el que abrela puerta de un despacho y encuentra una valija con 20 millones de dólares y cinco o siete personas. En ese momento nadie atinó a nada. Fue una situación incómoda y enseguida nos fuimos. El dijo que se iba a Olivos. En ese momento Martin tenía que ir a una confitería de Coronel Díaz y Santa Fe. Yo había ido con auto. De casualidad, porque no suelo ir con auto al centro. Fuimos a la playa de estacionamiento subterráneo y ahí lo llevé hasta Santa Fe. Me acuerdo que lo que atiné a decirle, porque me sentí mal, fue: “Mirá, la Argentina no siempre fue así. Ha habido muchos políticos que llegaron muy ricos a la función pública y se han ido pobres”. Y le di algunos ejemplos. Incluso él me sugirió que escribiera un libro.
–¿Se acuerda qué tomaron ese día en el bar?
–Mire, estábamos con café y alguna gaseosa.
–Porque Roggero desestimó ayer la denuncia de Andersen alegando que el periodista le dijo a una radio cordobesa que habían tomado vino.
–Creo que tomaron vino en el almuerzo. Pero yo llegué después del almuerzo, que fue en otro lado.
–¿Se volvió a ver con Sebastiani después de ese día?
–No nos encontramos. Un día, cuando estuvo de presidente de la comisión bicameral, le pedí una entrevista que nunca me concedió porque yo estaba y estoy muy metido con el tema de las investigaciones sobre las concesiones de los peajes. Pero nunca me la dio. Creo que no duró diez días en la comisión bicameral.

 

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