Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

El contable de la SIDE le contó demasiado poco al Juez Liporaci

El magistrado buscaba información sobre los fondos reservados. El resposable administrativo de la SIDE declaró pero fue más que reticente. El magistrado recibió informes de Lombardo.

Por Adriana Meyer

t.gif (862 bytes)  Los funcionarios de Fernando de Santibañes fueron tan sigilosos al declarar ayer ante la Justicia como al entrar y salir de los tribunales federales de Retiro. El director de Finanzas de la Secretaría de Inteligencia del Estado (SIDE), Juan José Gallea, fue interrogado sobre los fondos reservados del organismo, pero no dio detalles sobre el destino preciso de ese dinero. Por otra parte, el juez ya recibió informes del ministro de Salud, Héctor Lombardo, sobre el dinero público que reciben las Obras Sociales, una de las posibles vías del soborno que habrían recibido los senadores para aprobar la Reforma Laboral. Liporaci le aseguró a Página/12 que, por ahora, no llamará a los legisladores sospechados porque tiene que “analizar bien” la ley que limitó los fueros.
El enviado del jefe de los espías aportó datos y documentación para explicar la evolución del presupuesto de la SIDE, pero fue reticente al momento de profundizar algunos aspectos específicos sobre cómo fueron gastadas las partidas asignadas para gastos reservados, que rondarían los 168 millones de pesos. “Parecía que le habían dado un marco para moverse y no estaba autorizado a salirse para dar determinada información”, comentó una alta fuente consultada por Página/12. Gallea se aferró al carácter secreto de normas que rigen el funcionamiento de la SIDE. Ahora los investigadores analizarán –probablemente con el apoyo técnico de peritos de la Corte Suprema– cuáles aspectos de la “caja negra” de la SIDE quieren abordar y para eso cruzarán los datos aportados por este funcionario, por el secretario de Hacienda, Mario Vicens, y por el propio De Santibañes. Así prepararán un cuestionario para una eventual ampliación de la declaración testimonial de Gallea o un interrogatorio a De Santibañes, y podrían pedir el levantamiento del secreto de Estado.
El juez de la causa, Carlos Liporaci, relativizó ayer los efectos de la nueva ley de Fueros y afirmó que no piensa convocar a ninguno de los once senadores a los que les pidió el desafuero hasta que no conozca los alcances de la norma. En diálogo con Página/12, el magistrado explicó que, antes de tomar una decisión al respecto, “quiere leer bien la ley” y esto no es posible hasta que no sea promulgada y publicada en el Boletín Oficial. Antes de actuar, el juez verá que se aclare la polémica que ya desataron algunos constitucionalistas y el ministro de Justicia, Ricardo Gil Lavedra, que manifestó sus reservas con respecto a la constitucionalidad de la ley.
El juzgado recibió información del Ministerio del Interior sobre los Aportes del Tesoro Nacional y del Ministerio de Salud sobre los fondos destinados a las obras sociales. Este diario informó que la Administración de Programas Especiales (APE) pagó a las obras sociales una suma inusualmente desproporcionada poco antes de la sanción de la Reforma Laboral. La APE es un organismo descentralizado del Ministerio de Salud y recibe su presupuesto del Fondo Solidario de Redistribución. Los fiscales piensan que los sobornos podrían haber sido pagados por el sindicalismo oficial. Con respecto a los ATN, los investigadores analizarán “beneficiario por beneficiario”, aunque el ministro del Interior, Federico Storani, haya asegurado que es “imposible” que los sobornos hayan salido de esas asignaciones (ver página 9).
Esta semana, Liporaci no producirá movimientos bruscos en la causa. Seguirá escuchando a los responsables de los gastos reservados del Ministerio de Defensa y de la Policía Federal.
El abogado Eduardo Barcesat, uno de los denunciantes del caso, pidió al juez que suspenda la vigencia de la Reforma Laboral, tal como lo había hecho la diputada Alicia Castro, quien sostuvo que no se puede aplicar porque habría surgido de la “voluntad viciada” de los miembros de la Cámara alta. Sin embargo, en el juzgado les habrían sugerido a ambos que la mejor vía para canalizar la medida cautelar que reclaman es la Justicia en lo contencioso administrativo.

“Vine a ver a un amigo”
“Vine por un tema particular, a ver a un amigo”, explicó el juez a los periodistas. Pero la presencia de Carlos Liporaci en el Palacio de Tribunales, donde funciona la Corte Suprema de Justicia, despertó suspicacias. La sugestiva aparición del magistrado que investiga los supuestos sobornos en el Senado, se produjo a poco tiempo de la reunión en la que el Consejo de la Magistratura tratará la denuncia por enriquecimiento ilícito en su contra. La Comisión de Acusación del Consejo se reunirá hoy y seguramente se hará cargo en pleno de la investigación -menos Augusto Alasino por estar implicado en el escándalo de las coimas y Juan Gersenobitz por ser el acusador–. Los consejeros pedirían datos sobre el patrimonio de Liporaci con miras a una probable citación. Su declaración de bienes, registros de propiedades y gastos de la tarjeta del magistrado serían algunos de los documentos requeridos.

 

Otra denuncia del juez

Luego de la licencia por estrés que se había tomado el viernes pasado, el juez Carlos Liporaci regresó a su despacho con el ánimo renovado. “Estoy más fortalecido que nunca y ahora menos que antes pienso en abandonar la causa”, le dijo a la agencia Infosic. Sin embargo, reconoció que está dolido por los “ataques a su familia”. A las amenazas que sufrió una de sus hijas se sumó un incidente que protagonizó otra que trabaja como maestra jardinera en la guardería infantil que posee el Senado en la zona de Congreso. El padre de una niña de tres años –hermano de una periodista– se quejó ante las autoridades del establecimiento de que “siguiera como maestra la hija de un corrupto”, en obvia alusión a la joven Liporaci que tiene a su cargo la “salita de bebés”. La directora del jardín le sugirió “la conveniencia” que se “tomara unos días de licencia”, pero la docente no aceptó argumentando que “no tenía motivos” para no ir a trabajar. La recomendación, entonces, fue que ingresara por una puerta trasera “para evitar el contacto con el periodismo”.

 

 

PRINCIPAL