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VOLVERIAN A SUBIR COMBUSTIBLES Y EL TRANSPORTE AMENAZA PARAR
Adonde hubo fuego, le echaron nafta

Las petroleras advierten que al actual valor del crudo, el combustible debería aumentar. Los camioneros dicen que los están �empujando al paro� si no se controla el precio del gasoil. El Gobierno no encuentra herramientas para afrontar la emergencia.

Por Raúl Dellatorre

t.gif (862 bytes)  El mercado internacional del crudo no se manifestó a la baja tal cual se esperaba tras el anuncio de la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) de aumentar su producción en 800 mil barriles diarios a partir de octubre. Tampoco bajará, en consecuencia, el precio de las naftas y el gasoil en Argentina, no descartándose un nuevo aumento de este último si los valores del crudo se mantienen por encima de los 30 dólares (ayer cotizó arriba de 35). Los empresarios transportistas locales comienzan a hablar el mismo idioma que sus colegas franceses y británicos, y ayer amenazaron con un lock out (paro patronal) si el Gobierno no consigue una rebaja en el precio del gasoil. En el Gobierno, en tanto, las secretarías de Energía y de Defensa de la Competencia se cruzan responsabilidades sobre cuál debería ser la encargada de actuar en la emergencia.
Por si faltaran comprobaciones, los acontecimientos mundiales están dando la pauta de que los mercados petrolero y de combustibles están lejos de actuar en competencia. El dominio de la oferta ha quedado marcado a fuego con el salto de 12 a 35 dólares del valor del barril en menos de 24 meses ante la decisión de la OPEP de retener parte de su capacidad de producción. El domingo, en Viena, el cartel petrolero le dio una parcial satisfacción a la creciente demanda de las potencias occidentales anunciando un aumento de 800 mil barriles en su nivel de producción. Pero ayer el mercado tomó con escepticismo la señal: Arabia Saudita ya había anticipado días atrás el incremento de su oferta, y sin embargo los precios siguieron elevándose. En términos reales, la resolución de la OPEP implica blanquear la decisión adoptada por el principal exportador mundial y agregarle, a lo sumo, 200 mil barriles más.
Y mientras los países exportadores celebran el aumento de divisas que acumularán, Argentina, también exportador neto, sufre. La producción de crudo es de libre disponibilidad de las petroleras multinacionales y el precio de los combustibles es fijado por tres empresas comercializadoras sin la más mínima incidencia del Gobierno, que ni siquiera pone en juego el poder de la “acción de oro” que conserva en YPF. “A este valor del petróleo crudo, los precios argentinos de los combustibles están todavía retrasados”, señaló ayer el vicepresidente de Shell, Juan José Aranguren, dejando en claro que si hay modificaciones en los surtidores no serán, precisamente, a la baja. La proclamada mejora en la productividad y competitividad de la producción argentina viene herida de muerte por el alza del costo energético y su probable traslado al del transporte.
Rubén Agugliaro, presidente de la Confederación Argentina de Transportistas de Cargas (CATAC), anticipó la posibilidad de la adopción de medidas de fuerza. “Nos están empujando a un paro, el combustible aumenta desmesuradamente y nadie toma medidas contra una empresa monopólica que maneja el mercado”, señaló ayer a una agencia de noticias. Mañana por la noche se reunirá con representantes de las delegaciones del interior, donde se decidiría una medida que luego se llevará a consideración de otras entidades del sector.
Débora Giorgi, secretaria de Energía desde hace apenas dos semanas, no llegó al cargo con viento a favor. Ayer Agugliaro descalificó a la funcionaria, que anticipó que no intervendría en el mercado para controlar la suba de precios. “No se entiende cómo el Gobierno no puede corregir la condición de monopólica de una petrolera (por Repsol YPF), ni que los funcionarios que deben intervenir, como el caso de Giorgi, digan que no se van a meter, como tampoco se entiende que alguien que viene de Industria maneje Energía, con total desconocimiento de esta problemática”, disparó el empresario camionero.
Desde la Secretaría de Energía esperan que actúe el área de Defensa de la Competencia, a cargo de Carlos Winograd. Otros miembros del equipo económico coinciden al sostener que el Gobierno no puede intervenir en elmercado a no ser por vía de instrumentos que generen más competencia. Por eso le reclamaron a Winograd herramientas para contrarrestar los aumentos, revisando los contratos de las petroleras con los expendedores, otorgando facilidades para la importación y ampliando la capacidad de almacenaje portuaria. Pero ninguna de estas medidas podría tener efectos en el corto plazo y, dada la actual inmovilidad (las mismas medidas habían sido esgrimidas varios meses atrás), difícilmente en el mediano. Para peor, la diferencia de criterios entre Giorgi y Winograd les dificulta la coordinación de acciones.
Juan Carlos Colombetti, ex funcionario del gobierno alfonsinista y actualmente importador de combustibles, expresó ayer que “aunque baje el precio internacional del crudo, difícilmente vaya a bajar el de las naftas y el gasoil, debido a que el Hemisferio Norte está entrando en el invierno y entonces aumentará la demanda”. Colombetti recomendó que el Gobierno debería aplicar una reducción temporaria del impuesto a los combustibles para moderar el impacto en el transporte y el agro. Pero, por ahora, este tipo de soluciones no parece formar parte de las consideraciones oficiales.

Presión alcista

El mercado petrolero estuvo lejos de haber dado el respiro que esperaban los países importadores. Si bien la OPEP anunció el domingo un aumento de producción de 800 mil barriles diarios (1,6 por ciento de su oferta), las cotizaciones oscilaron en torno a los valores de cierre del viernes, todavía muy cerca de los precios máximos de la década que se alcanzaron el jueves último. Mientras el petróleo tipo Brent (producción del Mar del Norte) cerró ayer en Londres a 32,15 dólares por barril (36 centavos menos que el viernes), el valor de referencia para la producción argentina, el WTI de Nueva York, alcanzó a 35,14 dólares al cierre, con un alza de 1,51 dólar sobre el viernes y a apenas 25 centavos del record del jueves último. La cercanía del invierno en el Hemisferio Norte, la escasez de stocks y el aumento insuficiente de la oferta, según los consultores del mercado, siguen manteniendo un exceso de demanda. Los analistas estiman que la cotización no se estabilizará por debajo de los 30 dólares. La OPEP prometió revisar su producción en noviembre si se mantiene la presión alcista.

 

 

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