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Una leve condena por el estallido

El gasista Miguel Angel Bevilacqua fue condenado a tres años de cárcel en suspenso e inhabilitación para ejercer por 10 años.

Por Horacio Cecchi

t.gif (862 bytes)  Seis años y medio después de la deflagración que destruyó al polígono de tiro Shooting Baires provocando la muerte de nueve personas, la Justicia condenó a tres años de prisión en suspenso e inhabilitación por diez años para ejercer como gasista a Miguel Angel Bevilacqua, empleado de Metrogas y único acusado en la causa. La sentencia coincidió con el pedido del fiscal y de dos de los querellantes. La representante de los familiares del instructor de tiro Jorge Herrera, uno de los fallecidos, había pedido cuatro años, el máximo de la pena establecida por estrago culposo. Por su lado, el defensor de Bevilacqua, José Buteler, que había solicitado la absolución, anunció que apelará ante la Cámara de Casación. El jueves pasado, una hora antes de los alegatos, la quinta querellante, María Emilia Arreseygor, viuda de Juan Pablo Jaroslavsky, desistió de su acusación penal y civil tras un acuerdo sellado con la empresa, incluyendo el pago de 400 mil dólares.
El 29 de marzo del ‘94, poco antes de las 15, el empleado de Metrogas había acudido al edificio de Corrientes 1381, donde se encontraba el polígono, respondiendo a un llamado telefónico que denunciaba un escape de gas. Bevilacqua chequeó el medidor, ubicado en la planta baja, y se retiró del lugar informando que pasaría una cuadrilla para solucionar el problema. Pero la cuadrilla jamás llegó. Antes, a las 17.25, una chispa del motor de uno de los blancos del polígono, desató una deflagración que provocó una oleada de aire con temperaturas mayores a los 300 grados.
En el interior del Shooting Baires, ubicado en el primer piso del edificio, murieron instantáneamente nueve personas: Juan Pablo Jaroslavsky, hijo del ex diputado radical, Liliana Farmularo y Carlos Carafi, de la Policía Federal, Jorge Herrera, instructor de tiro, Mario Parachu, Manuel Beliniki, Mario Ferrariolo, Marcelo Norry y Marcelo Nazar. Sobrevivió la secretaria del polígono, Susana Rodríguez, que sufrió serias quemaduras en todo su cuerpo.
El juicio oral se inició el 2 de agosto pasado y pasó por él más de medio centenar de testigos y peritos. Ayer, a las 14, se inició el último tramo: la lectura de la sentencia. Bevilacqua llegó puntual y se mantuvo en silencio mientras el presidente del tribunal, Oscar Rawson Paz, daba lectura a los once puntos del fallo. Escuchó atentamente la condena: tres años de prisión en suspenso y diez de inhabilitación como gasista, e inmediatamente después se retiró sin hacer declaraciones a la prensa.
En su lugar, el abogado José Buteler deslizó que apelará “porque no se ajusta a derecho” y aseguró que su defendido no fue responsable porque se trató de “una acumulación de gas lo que hizo explotar el polígono y eso no ocurrió en un solo día”. Buteler, un afamado abogado cordobés de honorarios más que excluyentes, se mantuvo durante los 40 días del juicio sentado junto a su cliente, subrayando una duda que nacía cada día desde los finos pliegues y bolsillos de sus trajes frente a la rudimentaria campera de Bevilacqua: cómo hizo el acusado para contratar tal eminencia.
“Es sólo un eslabón de la cadena. Hay más culpables”, sostuvo Miguel Pierri, abogado del propietario del polígono, demandado por las víctimas y a su vez querellante. “Por eso le iniciamos una demanda a Metrogas y a los demás responsables de este hecho”, agregó.
“Estoy conforme con el fallo, coincidió exactamente con lo que habíamos pedido”, dijo a Página/12 el abogado Horacio Carril, representante de la empresa propietaria del edificio. En cambio, Marta Macías, abogada de la familia Herrera, había solicitado el máximo de la condena. “No podemos desconocer que Bevilacqua no puede ser comparado con un homicida intencional. Por más grave que sea el hecho, y lo fue porque murieron nueve personas, siempre vivió de su trabajo, no tiene antecedentes. La inhabilitación por diez años me parece el castigo máximo y es suficiente”.
La audiencia del jueves pasado había sido dedicada a los alegatos. Una hora antes de iniciarse, una de las partes querellantes, María Emilia Arreseygor, viuda de Juan Pablo Jaroslavsky, desistió de su acusación. Arreseygor demandaba 500 mil dólares en el juicio civil. El 1º de agosto rechazó una oferta de la compañía de seguros La Buenos Aires, contratada por Metrogas. El jueves pasado, finalmente aceptó un arreglo extrajudicial por el 80 por ciento de su demanda, o sea, 400 mil dólares.
“Uno de los puntos del acuerdo era desistir de la querella, tenía que firmarse una hora antes de los alegatos”, describió Salvadores. “Aceptó porque le resultó conveniente. Yo tuve que abandonar el juicio, pero estoy plenamente de acuerdo con el fallo. Lo importante es que el juicio penal determinó que todo fue producto de un escape de gas y el juez civil está atado a eso. Metrogas es una compañía monopólica así que no puede escapar a la responsabilidad civil.”

 

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