Por
Julián Gorodischer
A
la mujer de la foto le dicen Teti. Pero ella prefiere que la llamen Tetitas.
Lentamente, un rumor fue pasando de boca en boca y produjo en ella el
fenómeno de fama boca a boca que antes rodeó a figuras como
Federico Klemm o Mónica de Alzaga. Desde un discreto programa de
cable, estos personajes saltan a otra esfera: la de los objetos de culto
televisivos. A Teti o Verónica Lercari, antes de entrar en
confianza alguien la vio transgresora: en Utilísima, el canal
de las conductoras amables, ella dice en sus clases de Técnica
de barra (que este mes se muda a Plus Satelital): Arriba esas
tetitas.
La imagen de Tetitas está abonada a ciclos como PNP
o Televisión Registrada. Los escrutadores de furcios
y gags televisivos repiten las escenas de su desparpajo: en una de ellas,
Lercari deja caer un bretel y se le escapa una teta. No se sonroja, se
ríe. En otra, dice a sus alumnas: Tiren ese pubis para adelante.
Alguna vez se cayó de panza en el comienzo del talk show Momento
de decisión (que condujo el año pasado en Utilísima).
Y le importa poco. Está empeñada en que se le respete el
clown. Habla sin parar, aceleradamente, mechando términos en inglés
con detalles de anatomía femenina. Sabe que lo suyo es atípico:
Cuando digo `Arriba las tetitas intento lograr que dejen de
tratar a las mujeres como taradas. No lo somos. Cuando digo `Se nos cae
el culo a pedazos, hablo de todas nosotras, no me río de
nadie. Algunos lo entienden como un slogan feminista: mujeres arriba,
señala a Página/12.
Lo curioso de Teti es que no reserva su imagen al programa de gimnasia:
trasciende fronteras. Es estrella, también, de un fragmento de
Enciclopedia, el film inédito de Gastón Duprat y Mariano
Cohn (los creadores del programa Televisión abierta).
En esa película, que se estrena este mes en la Fundación
Proa, Teti habla y da su clase, entre gritos, tocando todo su cuerpo y
nombrando cada cosa como se debe. Su particular humor (Si
me tiro un pedo lo digo, y se ríen todos conmigo, dice entre
carcajadas) es motivo de peso para que el cine experimental pose su mirada
en ella. En tanto, Teti se siente única, pero no se molesta cuando
la comparan con otras figuras de culto del cable. A Federico Klemm
lo amo porque se muestra tal cual es, opina. Y si me ven parecida
a Mónica de Alzaga no me preocupa.
A los 37, Teti está preparada para su propio momento de decisión.
En el estreno de su programa de Plus Satelital promete un desnudo completo
de espaldas que armará revuelo. A la mujer se la desnudó
siempre como objeto, yo sólo quiero mostrar una hermosa espalda
y una hermosa cola, las mías. Hago honor a mi cuerpo. Cualquiera
puede ser hermoso. Ahora, si el modelo es Tom Cruise, sonaste. Después
del desnudo aparecerá su isotipo según
define, una postura con las manos arriba que considera como agradecimiento
divino. Gracias Dios por haberme hecho plena, enuncia.
En Momento de decisión, Teti coordinó a muchísimas
mujeres en su mayoría de la tercera edad que fueron
a ese estudio a contar su vida íntima, romances, problemas sexuales.
Les habló sin eufemismos de técnicas para levantarse
tipos. La mujer no caduca, dice. Yo soy Tetitas porque
no tengo tetas. Soy así y me gusto. Si me opero y soy Tetotas sólo
para gustarle a un hombre o conseguir un trabajo, me suicido, confiesa
frente a la pantalla de Utilísima, donde priman el consejo de crochet
y la receta de cocina. Donde las ecónomas conciben amas de casa
dedicadas por entero a las tareas del hogar, Teti grita, clavando la mirada
en la lente, identificada con el puma (su animal de cabecera):
A ver ese pubis. Lo grita casi como doctrina, para que el
cuerpo de sus alumnas responda. Y después, vuelve a su plegaria
con las manos arriba y se calma, pensando en su propio cuerpo, que la
tranquiliza. Me propuse no mostrarme armada. Soy apenas un ser humano.
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