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Sólo dos senadores comieron con
Cafiero y únicamente uno lo llamó

Ni siquiera estuvo Villaverde en la cena de homenaje, aunque 200 dirigentes lo acompañaron entre chismes y especulaciones.

Antonio Cafiero llegó a la reunión exultante y de punta en blanco.
Tuvo más invitados de los que esperaba y fiesta con torta y todo.


Por Fernando Almirón 

t.gif (862 bytes) �Las únicas llamadas que esperaba y no llegaron fueron la de Carlos Bianchi y la del plantel de Boca�, se quejó Antonio Cafiero la noche de su 78º cumpleaños, el martes en la Costanera. Su lamento no incluyó, en cambio, al Senado, tal vez porque era una ausencia prevista: sólo llamó Ramón Ortega y fueron hasta el restaurante Carlos Corach y Héctor Maya. 
La soledad que Cafiero cosechó en la Cámara alta fue compensada por más de 200 dirigentes del peronismo que superaron los cubiertos disponibles para la cena que, en realidad, resultó un homenaje después de su testimonio sobre los sobornos por la aprobación de la reforma laboral. 
Fue notoria la ausencia de Jorge Villaverde, senador por el PJ de la provincia de Buenos Aires al igual que Cafiero, quien fue su compañero en los reclamos de investigación que terminaron desatando un escándalo en la Cámara alta. La cabecera de la mesa sí contó con tres de las personas que compartieron con Cafiero la discusión previa a su declaración ante el juez Carlos Liporaci: el diputado Carlos Soria, la legisladora porteña Alicia Pierini y el ex ministro bonaerense Ginés González García. 
La presencia, a su izquierda, de Irma Roy, originó en la nutrida asistencia entretenida en lucubrar una tras otra las más variadas especulaciones políticas, el rumor de una nueva fórmula (Cafiero-Roy) para disputarle al menemismo el control del PJ porteño. Y hasta se llegó a decir que la idea ya contaba con el aval de Gustavo Beliz. Los dos belizistas presentes en el ágape, Abel Fleitas y Gerardo Conte Grand, no soltaron prenda al respecto. 
Cafiero aprovechó el encuentro para desestimar las versiones que daban cuenta de su renuncia a la banca y dijo que dará un paso al costado sólo si se produce una renuncia masiva de los senadores. �No voy a ser remiso a una decisión de ese tipo�, aseguró el bonaerense. No aclaró si seguirá formando parte del bloque del PJ o se sumará al sector disidente que integran Maya, Alberto Rodríguez Saá y Daniel Varizat. 
El ex gobernador de Buenos Aires dijo usando una frase de John Fitzgerald Kennedy que �en política un hombre con coraje hace más que una mayoría, o puede llegar a hacer una mayoría�. Lo escuchaban miembros del viejo cafierismo y dirigentes de todas las líneas internas del PJ. Entre ellos, ex funcionarios menemistas como Susana Decibe, Guido Di Tella y Jorge Castro. Peronistas porteños como Alberto Iribarne, Jorge Argüello y Diego Santilli. Bonaerenses representados por el vicegobernador Felipe Solá, el ex ministro José María Díaz Bancalari y el ex presidente de la Cámara de Diputados Osvaldo Mércuri. Solo, sin hacerse notar, el secretario general de la UOCRA Gerardo Martínez se quedó hasta bien tarde. Desde la distancia se comunicaron el gobernador bonaerense Carlos Ruckauf (desde Los Angeles, Estados Unidos); Eduardo Duhalde (desde París, Francia); Ortega (posiblemente desde Cosquín, Córdoba) y Raúl Alfonsín (desde su casa, Capital Federal).
Cafiero saludó a todos, comió todo el menú y dio cuenta de la torta, se paseó por todas las mesas perseguido por una multitud de fotógrafos y movileros. El senador, que suele hablar de �la patria movilera�, esta vez lucía satisfecho y predispuesto al asedio. 
Las ausencias más conspicuas fueron las del ex presidente Carlos Menem, a quien se esperaba de cuerpo presente. Y la del actual presidente en ejercicio, Carlos �Chacho� Alvarez, de quien se esperaba un telefonazo. Cafiero habló con afecto de Alvarez, a quien rebautizó como �el llanero solitario�. El agasajado, con el nudo de la corbata impecable y, eso sí, algo despeinado, terminó a la una de la mañana tomando un cafecito con Felipe Solá.

 

 

debate
Por Lic. Irma Parentella*

El derrame Chacho

Las preguntas acerca del destino de Chacho Alvarez suelen ser capciosas. Y es conveniente, en primer lugar, mirar más la superficie de los hechos. Las interpretaciones secundarias pretenden bucear en la realidad social y a veces resultan extremadamente interesadas. El sociólogo Luis Quevedo deslizó en Página/12 de ayer una serie de afirmaciones temerarias sobre las que quiero opinar. Contra lo que dice Quevedo, Chacho Alvarez no está solo. Es el resultado de un nivel de hartazgo social con un modelo de práctica política que ha demostrado ser vetusto, corrupto e ineficaz. Y se mueve en un terreno en el que evita las prácticas tradicionales. Por cierto que no es amante de las estructuras rígidas, más aún si están al servicio de los intereses corporativos y no de los valores que dicen defender. Pero, a pesar de ello, ha logrado conformar un partido, el Frente Grande, que forma parte de la Confederación Frepaso.
Hay en el estilo de Alvarez características que son difíciles de comprender para quienes manejan códigos anquilosados de la práctica política. Buena porción de sus propuestas se han derramado hacia otras fuerzas políticas o aun expresiones sociales y se han convertido en temas de debate cotidiano. ¿Quién puede desconocer que la denuncia de la corrupción en la política fue una de las banderas más sólidas sostenidas durante los años de gestión menemista? Las elecciones abiertas en los partidos obligaron a reflexionar en términos de la relación entre ciudadanía y política. 
Hoy la política no es un juego en donde los partidos políticos son los únicos que llevan la voz cantante. Como mínimo hay que reconocer que existe un triángulo conformado por los medios masivos, la gente que se expresa a través de la opinión pública y la política en sus diversas manifestaciones.
Otro planteo de Alvarez que se debería derramar sobre el conjunto de la actividad partidaria tiene que ver con la necesidad de autonomizar la política de los grupos económicos. Diez años de menemismo consolidaron la creencia de que nada es posible sin la bendición de los pontífices de la economía. Y ello lleva a languidecer la política, a convertirla en apéndice de intereses que, aunque legítimos, tienen otra racionalidad.
Sostener que no hay diez chachistas de pura cepa es tan arbitrario y esquemático como afirmar que no hay diez, ni cien alfonsinistas, menemistas o cafieristas de pura cepa. La política es dinámica, compleja y hasta azarosa. Revisar un pequeño listado de nombres podría llevar a cualquier observador atento a encontrar más de una sorpresa. Las identidades y las fidelidades son hoy mucho más lábiles de lo que podrían ser en otras épocas. Además, yo afirmaría que a lo largo de este último decenio, Chacho Alvarez ha tenido más éxitos que fracasos. Pudo construir una fuerza que compitió desde la absoluta soledad después de haber abandonado un partido como el justicialista, y ganar un concejal en la ciudad de Buenos Aires, Aníbal Ibarra, que a diez años es el jefe de Gobierno de esta ciudad. Este último, junto a legisladores socialistas, fueron los principales artífices de los cambios profundos en el ex Concejo Deliberante. En el �93 creció la performance electoral y no sólo en la ciudad sino que se amplió al interior. En el �94 gana las elecciones de Constituyentes en la Ciudad, en Neuquén, y tiene una actuación relevante en la reforma de la Constitución. Ya en el �95 la representación legislativa había alcanzado a 38 diputados.
Quevedo dice que Alvarez es poco confiable aun para sus compañeros. Yo diría que es intransigente cuando éstos defeccionan. También dice que Alvarez apuesta fuerte. Es cierto: respalda con firmeza al presidente De la Rúa porque está comprometido con la construcción de la Alianza y ese compromiso lo lleva a defender sin claudicaciones lo que se prometió en la campaña electoral: transparencia, honestidad, austeridad.La pelea es fuerte porque la defensa corporativa es despiadada. Y no todos los políticos, pertenecientes a estructuras partidarias muy bien armadas y de las otras, están dispuestos a renunciar a las prebendas.

* Diputada Nacional Alianza-Frepaso

 

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