Por Claudio Scaletta
Desde hoy comenzará a regir el �Código de Buenas Prácticas Comerciales� pactado entre supermercadistas y proveedores. Se trata de la alternativa elegida por el Gobierno, a través de la Secretaría de Defensa de la Competencia y el Consumidor, para solucionar el grave conflicto gestado entre las partes a partir de la consolidación de las grandes cadenas de supermercados como canal privilegiado de las ventas minoristas. Hasta último momento continuaron los cruces entre las partes.
La herramienta utilizada por Carlos Winograd, titular de Defensa de la Competencia, fue explicarles a las involucrados que una ley que reglamente la relación sería mucho peor. Los supermercadistas también tuvieron que comprender que una política sistemática de destrucción de proveedores no era sustentable. El objetivo del Gobierno fue la complicada tarea de calmar a las fieras, pero sin enojarlas. Sin embargo, las quejas y críticas provinieron de todos aquellos que no fueron invitados a la selecta mesa de negociaciones, a la que sólo se sentaron quienes facturaban más de 50 millones de dólares por año.
Por el lado de los proveedores estuvo la Copal, a la que pertenecen, entre otras firmas, Unilever, Arcor y Coca Cola. Por el lado de los supermercados participaron todos las cadenas, aunque con algunas ostensibles excepciones. La francesa Carrefour resistió hasta último momento la firma del acuerdo, en tanto Wal-Mart aún no lo hizo.
Afuera de las discusiones quedaron todos aquellos que, como explicó un funcionario de Economía, no eran �Big Players�: las pymes proveedoras y los autoservicios con menor poder de negociación que, contrario sensu, denunciaban, en relación a las grandes cadenas, discriminación en los precios y plazos de pago exigidos por algunas firmas proveedoras.
Aunque quienes no participaron de las negociaciones tendrán la posibilidad de �adherir� al Código, no podrán participar de la Comisión de Seguimiento creada �que quedará conformada hoy con tres representantes de la Copal y tres de la Cámara Argentina de Supermercados� ni de los Tribunales Arbitrales, el ámbito emergente del acuerdo de Buenas Prácticas para dirimir las controversias. Además, en tanto acuerdo de partes, el Código se regirá sólo por la buena fe de los actores, pues sus pautas carecen del carácter obligatorio que tendría una ley.
Si bien los �abusos de posición dominante� denunciados por los proveedores �y es de esperar que ahora subsanados por el Código� resultaron muchos y variados, los más controvertidos fueron: los pagos fuera de término �se acusó a los supermercados de financiarse con el capital de trabajo de sus proveedores al pagar hasta en 120 días e incluso incumplir esos plazos�, los débitos indebidos �unilateralmente se producían quitas en los saldos de los proveedores por las razones más disímiles, desde apertura de sucursales hasta participación involuntaria en promociones� y ventas por debajo del costo, las que atentaban contra las marcas involucradas.
Alberto Alvarez Gaiani, titular de Copal, dijo a este diario que �ahora hay que esperar que empiece a regir y que funcione�. Sin embargo también agregó que no fue su sector el que tomó la iniciativa. �A nosotros no se nos ocurrió esto. Si no camina podemos hacer una ley, pero si el Código funciona será mucho mejor que una ley�, concluyó.
Boda entre Chase-Morgan
El Chase Manhattan Bank adquirió ayer en 33.200 millones de dólares el banco de inversión J.P. Morgan. La nueva entidad �J.P. Morgan Chase and Co.� será la tercera más grande de los Estados Unidos, detrás de Citigroup y BankAmerica, con activos por 667 mil millones de dólares. Entre ambos, obtuvieron ganancias por unos 7500 millones en el �99, con una facturación de 31 mil millones. En los 50 países donde operan, entre ambos bancos emplean a 90 mil personas. El Chase es un viejo conocido en el sistema financiero argentino. Se instaló hace 25 años y su actividad atravesó por varias épocas. El más notable, tal vez, haya sido durante la década del �80 como integrante del club de bancos acreedores del país. A fines de 1991, poco antes de que se instrumentara el Plan Brady y cuando las entidades financieras ya se venían desprendiendo de títulos de deuda, el Chase todavía tenía en su poder papeles de Argentina por 730 millones de dólares. Poco tiempo después, cambió en forma radical su estrategia de negocios en el país y cerró las ventanillas de atención al público, pasando a atender únicamente las operaciones mayoristas. En los últimos años, el Chase fue uno de los colocadores de deuda privada más importantes. Y continuó haciendo negocios con el Estado, ya no como acreedor sino a través de la colocación de los títulos públicos lanzados por Economía, en su condición de creador de mercado. El J.P. Morgan, en tanto, es uno de los bancos de inversión líder en los Estados Unidos, con 150 años de antigüedad en el mercado. En la Argentina, el J.P. Morgan posee una sucursal desde la cual también funciona como un agente colocador de deuda pública y de las empresas. La fusión del Chase con el J.P. Morgan no sorprendió a Wall Street. Los rumores llevaban algún tiempo, y la operación encaja con la lógica del sistema financiero estadounidense, donde en los últimos tres años se han concretado multimillonarias alianzas bancarias con el objetivo de ganar mercado a menores costos. |
RETROCESO DE ARGENTINA EN EL RANKING DE COMPETITIVIDAD
Cerca de la zona del descenso
Por Claudio Zlotnik
A la Argentina cada vez se le hace más difícil colocar sus productos en el extranjero. Su economía es menos competitiva. Esto quedó reflejado en el último ranking elaborado por el World Economic Forum sobre la competitividad de las economías. En ese listado, Argentina ocupa el puesto 45, sobre un total de 59 países evaluados, tres escalones por debajo al que tenía el año pasado. De esta manera, se profundiza la tendencia iniciada a mediados de los 90. Ante esa performance, los economistas consultados por Página/12 recomiendan bajar costos para poder ganar mercados en el exterior.
En 1996, Argentina se situaba en el puesto 37. Desde entonces, vino perdiendo posiciones hasta ubicarse, en la actualidad, ocho peldaños más abajo. Junto con Jordania, Egipto, Colombia y Rusia, Argentina integra el lote de países que más posiciones han perdido en la tabla.
�¿Por qué la economía es cada vez menos competitiva? �preguntó Página/12 a los economistas Alejandro Banzas (jefe del Departamento de Economía del Banco Ciudad) y Hernán Lacunza (Fundación Capital).
Ambos efectuaron el mismo diagnóstico. Ante un tipo de cambio fijo, hay varios factores que están jugando en contra de la competitividad a pesar del ciclo deflacionario asociado a la recesión.
Las devaluaciones en varios países latinoamericanos, como Brasil y México. Entre los países de América latina, Chile y México figuran mejor posicionados que la Argentina (puestos 28 y 43, respectivamente), mientras que Brasil (46), Perú (48), El Salvador (50), Bolivia (51), Colombia (52), Venezuela (54) y Ecuador (59) son menos competitivos que la Argentina.
La mayor presión impositiva que se dio en los últimos años.
Las elevadas tasas de interés que los bancos cobran en el país.
Los costos de los servicios públicos. Algunos de ellos son más caros que el promedio a nivel mundial.
La caída en los precios de los commodities, con excepción del petróleo.
La revalorización del dólar frente al euro. No obstante la fortaleza del dólar, Estados Unidos lidera el ranking debido a los altos índices de productividad que muestra su economía.
La principal consecuencia de la pérdida de competitividad es que a la Argentina le cuesta cada vez más colocar sus productos en los mercados internacionales, un dato negativo si se tiene en cuenta que el país es capital externo dependiente y que de ello depende buena parte de su potencial de crecimiento. Descartada la posibilidad de una devaluación, la pregunta es cuál es el camino para revertir esa tendencia y ganar en competitividad. Al respecto, Banzas es pesimista: �No existe salida en el corto plazo. Empezará a notarse una leve mejora de la competitividad el próximo año gracias a que se achicará el déficit fiscal y, se espera, bajen las tasas de interés�, señaló. Lacunza, por su parte, también apuntó a la prioridad de que bajen las tasas de interés. Pero, además, destacó la necesidad un bajar los costos de los servicios públicos.
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