Por Cristian Alarcón
Un soldado argentino de 14 años murió en Paraguay. Parece increíble pero, tal como ayer adelantó Página/12, la supuesta falacia es real. Pedro Centurión, nacido en Clorinda, Formosa, en 1986, era un conscripto más de los que hacían la colimba en la Primera División de Caballería de Asunción. Su cuerpo, al que nunca se le practicó una autopsia, le fue entregado a su familia con un orificio de bala en el cráneo y una herida en el mentón. ¿Cómo fue posible que se enrolara a un niño argentino en el ejército del Paraguay? Lo explicó con sencillez su madre, Cemproniana Centurión. �Fui al cuartel para traerle �contó ayer a este diario�. Allí le dije al coronel: �El es joven, tiene 13 años�. Y él dijo que la edad no importa. Le conté entonces: �El es argentino�. Pero él dijo que tampoco importaba porque le iban a hacer documentos nuevos.� El ejército paraguayo quiso frenar el escándalo divulgando un certificado de nacimiento en el que se lee que el chico nació en 1981. �Lo falsificaron �aseguró la madre del soldado�. En esa fecha yo tenía sólo 11 años.� Un testigo de identidad protegida dio a conocer ayer una versión que podría tornar aún más grave la situación: dijo que el chico no murió en un accidente sino que fue asesinado por un militar.
La muerte de Pedro Antonio Centurión es difícil de entender. Pero la historia de las Fuerzas Armadas del Paraguay lo hace todo más comprensible. Este se trata del número 103 de una larga lista de casos de muerte dudosa de conscriptos, según los registros que comienzan con el derrocamiento del ex dictador Alfredo Stroessner, en 1989. Aún hoy en Paraguay los muchachos son reclutados por camiones del ejército en los barrios para hacerlos ingresar en el Servicio Militar Obligatorio sin importar edad o nacionalidad. El mecanismo parece demasiado irregular, pero según la senadora Elba Recalde es común que los conscriptos tengan mucho menos que los 18 años que indica la ley, y tampoco sería raro que existieran varios argentinos entre los colimbas.
La madre de Pedro, una mujer pobre de 32 años que tiene seis hijos más, no estaba en su casa del barrio de Luque, a 15 kilómetros del centro de Asunción, cuando el chico partió al cuartel. �Eso fue en abril. Ya habían enrolado a sus primos, de 15 y 16, que sí son paraguayos, y ellos vinieron con un oficial a buscarlo�, contó. A Pedro entonces le faltaba casi un mes para cumplir los 14. Tenía 13 años cuando se convirtió en soldado. �Estaba alegre �dice Cemproniana�. Le enseñaban gimnasia, a disparar armas, a correr.� Después de 5 meses había asumido que su hijo mayor cumpliría temprano con el servicio.
La nacionalidad de Pedro Centurión comenzaba ayer a ser una cuestión de Estado para los militares paraguayos, aunque la investigación de la muerte no tiene muchas chances de progresar. Apenas un chico muere en un regimiento paraguayo, actúa la Justicia Militar que desplaza fácilmente a un funcionario de la Justicia civil. En este caso, ese rol es el de la fiscal Teresa González de Daniel, quien ya dijo que cree que la muerte de Pedro fue un accidente. No explicó aún por qué el cadáver se enterró sin haberse realizado antes la autopsia. Ni se dedicó a averiguar la nacionalidad del menor. Fue el ejército el que ayer mostró un certificado de nacimiento según el cual su madre no es Cemproniana sino Cipriana, y el chico nació en 1981, no en 1986. Cemproniana ayer enterró a su hijo. Tiene 32 años y sólo el dolor de la muerte le impide reírse del �papel que falsificaron�. Si fuera verdad que Pedro es de la promoción �81, Cemproniana debería haberlo parido cuando tenía 11 años. �Nació en Clorinda porque de allá son mis padres, los dos argentinos �dijo�. Con ellos vivió hasta que, después de cinco años, yo me lo traje para Asunción.�
En el consulado argentino toda la respuesta obtenida por este cronista ayer fue: �No estamos autorizados a abrir la boca�. En la Cancillería hasta ayer a la noche no tenían �manera de confirmar la nacionalidad de la persona� a pesar de que el DNI 32.328.447 fue mostrado por Cemproniana Centurión en los medios paraguayos como prueba de la verdadera nacionalidad de su hijo. �Aun así estamos actuando como si fuera argentino�, aclararon. También reconocieron que el caso podría ocasionar un conflicto institucional grave si además se comprueba lo que ayer dijo un testigo con identidad protegida al Canal 13 de Asunción: �Yo vi cómo otro militar le disparaba en la cabeza�, le contó a la periodista Violeta Morínigo un vendedor ambulante cuyo rostro se ocultó. Ese testimonio, lejos todavía de la causa judicial, cambió el rumbo político del caso porque, si es verdad lo que el hombre cuenta, sería la primera vez que se confirma con pruebas que un conscripto fue asesinado.
El relato es de un vendedor ambulante que caminaba ofreciendo chipás por la calle que bordea el destacamento militar Vista Alegre de la Primera División de Caballería, el martes por la tarde. Esa calle es en rigor la ruta internacional con dirección a Clorinda, la ciudad donde paradójicamente nació Pedro Centurión, según su DNI argentino. Desde la vereda, a través de un alambrado, el testigo dijo haber visto a un muchacho discutir con alguien mayor que parecía su superior, más alto que él. �En un momento sacó un arma de la cintura y le disparó �contó el testigo�. Después sacó algo como un cuchillo y le clavó ahí otra vez.�
En un comunicado oficial, el ejército dijo que �el hecho ocurrió presumiblemente en forma accidental pues el conscripto se encontraba solo mientras cumplía con su guardia�. Ese suele ser, según María Noguera, de la Asociación de Familiares de Víctimas del Servicio Militar Obligatorio, el clásico parte militar sobre las muertes de los conscriptos. El testigo asegura que el muchacho estaba desarmado y lejos de los puestos de guardia cuando murió. El argumento del ejército ante la muerte de los colimbas que presentan heridas de bala en el cráneo es que se quedan dormidos estando parados y las M16 se les disparan sin querer. El caso remueve el malestar que esas costumbres han generado. Por eso no parece preocupar tanto al ejército demostrar que se trató de un accidente como negar la ciudadanía argentina al soldadito muerto en su cuartel.
Ramallo
La misteriosa muerte de Tito Saldaña, el líder de la banda que asaltó el Banco Nación de Villa Ramallo, ocurrida en una celda de la comisaría 2ª de Villa Ramallo, horas después de concluida la masacre, comenzó a salir de las sombras. Saldaña murió ahorcado con una soga fabricada con la funda de un colchón el 17 de setiembre del �99. Su cuerpo fue hallado colgado en una celda sospechosamente sin guardia policial. Las pericias de Gendarmería no descartaron la hipótesis del suicidio. Pero, como anticipó a mediados de agosto Página/12, el informe considera como �probabilidad cierta el colgamiento encubierto como suicidio, mediante la reducción a la inconciencia a través de un traumatismo cráneo-encefálico�. Si la presunción de homicidio cobra fuerza, es probable que la investigación que lleva el fiscal Carlos Botteri pase al fuero federal, a cargo de Carlos Villafuerte Ruzo. La pericia reforzaría la hipótesis de la conexión policial: Tito Saldaña conocía a los policías de la banda. Su muerte sellaba el silencio. |
|