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LA ETA INTENTO MATAR AL MONARCA ESPAñOL EN PLENO PAIS VASCO
Cohetes para saludar al rey de España

Tras el arresto el viernes del máximo jefe de ETA, un comando etarra intentó ayer disparar seis lanzagranadas contra un museo vasco que iban a inaugurar el rey Juan Carlos, el jefe de gobierno José María Aznar, y el canciller alemán Gerhard Schroeder.

La policía vasca (�Ertzaintza�) dispersa una manifestación de simpatizantes de ETA. 


t.gif (862 bytes) Ayer se confirmó otra vez que los golpes y contragolpes en el País Vasco ocurren de un día para el otro. Luego de que quien se dice era el máximo jefe de ETA, Ignacio García Arregui (�Iñaki de Rentería�), fuera arrestado el viernes en Francia, ayer sus seguidores intentaron volar, simultáneamente, al rey Juan Carlos de España, su jefe de gobierno José María Aznar, y al canciller alemán Gerhard Schroeder. La policía vasca descubrió seis lanzagranadas listas para dispararse automáticamente contra un museo en honor al escultor vasco Eduardo Chillida, que iba a ser inaugurado por los mandatarios. Ocurrió en Hernani, un bastión incondicional del nacionalismo radical, y se registraron fuertes protestas, dispersadas por la policía vasca. Mientras tanto, Iñaki de Rentería era trasladado a París para ser interrogado. Después de salvarse de seis lanzagranadas, Aznar tenía buenos motivos para afirmar que su arresto no debía llevar a un ánimo �exultante de júbilo�. 
En ese sentido, el atentado frustrado fue muy oportuno para ETA. Tanto así que el ministro del Interior español, Jaime Mayor Oreja, estimó que era �más un efecto de propaganda que un dispositivo mortífero�. En efecto, las posibilidades de que el ataque tuviera éxito eran mínimas, si se acepta la versión oficial. Los etarras colocaron seis lanzagranadas belgas Mecar 43 en un bosque situado a 600 metros del museo. Fueron apuntados contra el edificio y se activó un dispositivo de relojería para que se dispararan cuando el rey estuviera dentro. Todo esto, según la policía vasca, fue hecho de manera bastante chapucera. �Los lanzagranadas fueron colocados en una zona muy vigilada por la policía, y los autores de esta acción debieron haber tenido muy poco tiempo ya que fueron situados precipitadamente, mal orientados y no habrían podido alcanzar el museo�, explicó el portavoz de la policía vasca (Ertzaintza) Javier Gezala. Nadie dudaba de que la acción era obra de etarras. ETA ya había intentado asesinar al rey en 1995 durante una visita a Mallorca, una acción planeada precisamente por Iñaki de Rentería. 
De la misma manera que el atentado, la ceremonia de ayer pudo resultar un anticlímax. Todo indicaba que la confrontación sería dramática. Los dos principales símbolos del Estado español se adentraron en un pueblo casi íntegramente pro ETA. La policía, sin embargo, no permitió desbordes. La pequeña localidad presenció un gigantesco despliegue de seguridad para mantener a las manifestaciones alejadas del museo. Esas protestas convocaron a cientos de personas, a pesar de que no habían recibido permiso formal. Cuando la multitud intentó aproximarse al museo, la policía (sus rostros ocultos por pasamontañas) la dispersó con balas de goma. 
En el museo, las cosas transcurrieron con más calma. El rey recorrió la exhibición mientras Eduardo Chillida le comentaba sus trabajos. Aznar dio un breve discurso alabando la �tenacidad� y �perseverancia� de las fuerzas antiterroristas. El canciller alemán Schroeder reconoció que asistir a la ceremonia tenía sus peligros, pero consideró que no hacerlo enviaría una �mala señal�. Poco después recibió simbólicamente el trabajo Berlín de Chillida. Simbólicamente porque la escultura, dos bandas de acero entrelazadas, mide seis metros y pesa alrededor de 90 toneladas. Será transportada a la capital alemana para adornar el patio de la Cancillería. No obstante la aparente simpatía de la que goza entre los nacionalistas radicales vascos, Schroeder enfatizó que �para un canciller alemán resulta obvio estar del lado de quienes luchan contra el terrorismo�. Para demostrarlo, el canciller y su ministro del Interior, Otto Schilly, visitaron en un hospital de San Sebastián a José Ramón Recalde, el ex ministro socialista vasco a quien ETA intentó asesinar el jueves. Schilly consideró que era un símbolo a favor de la paz en Europa. En esos momentos, su colega español, Mayor Oreja, daba un símbolo más concreto al anunciar que su gobierno no pediría la extradición de Iñaki de Rentería. Esto indica que Madrid tiene plena confianza en que el gobierno francés lopondrá a buen recaudo. De hecho, un tribunal en París ya lo había condenado in abstentia por pertenecer a una �asociación delictiva�.

 

 

Petróleo de nunca acabar 

La crisis del petróleo en Europa sigue cambiando de personajes. Al grupo de los países que ya solucionaron los conflictos entre gobiernos y transportistas (Francia, Gran Bretaña, Italia y Bélgica) ahora se suman dos: Holanda y Hungría. Pero el bloqueo de rutas de los camioneros por el alto precio de los combustibles continuó ayer en Alemania (foto) y comenzó en los países escandinavos. En Suecia, los camioneros bloquearon las rutas de diversos puertos y en Noruega y Dinamarca ya se están preparando para medidas similares. Desde España, José María Aznar y el alemán Gerhard Schroeder señalaron que no concederán ventajas fiscales al combustible.

 

 

OPINION
Por Eduardo Haro Tecglen *

Mayor Oreja franquista

El líder de los nacionalistas vascos moderados, Xabier Arzalluz, y yo debemos tener un punto de vista igual respecto del crimen político: es una abominación. Debemos tener, también, una diferencia esencial: los que asesinan son los suyos, los que tienen el mismo deseo de independencia para su territorio, los que consideran que viven bajo una opresión extranjera; puede encontrar muchos motivos de comprensión. No son los míos. El ministro del Interior Jaime Mayor Oreja y yo tenemos del crimen político la misma idea de abominación. Con varias diferencias. El cree que son asesinos de una crueldad máxima, que gozan en sus actos y están animados por el odio. Yo pienso que son iluminados, que se creen salvadores de algo que para mí no existe, servidores de viejas ideas que no tienen ningún valor: ni para el País Vasco ni para Luxemburgo o Mónaco.
Oí a Mayor Oreja la mañana siguiente de la operación que llaman Lobo Negro y no sólo él sino sus interlocutores estaban, me pareció, deformando la situación. Primero, me pareció grave que las cuatro emisoras que sintonicé, (SER, Cope, RNE, Onda Cero) tuvieran en directo al ministro: me recordó los textos �de inserción obligatoria� del tiempo de la dictadura. La iniciativa partía de las emisoras, y no del gobierno, y es peor esta imposibilidad de otros recursos, falta de imaginación y de apertura, esta servidumbre mental. Sobre todo cuando después de claras expresiones de Mayor �y creo que trabaja convencido� no había contradicciones, nadie le discutía, comentaba, variaba. 
Esto me afecta, porque es mi profesión y además mi vocación ciudadana: que nada pase sin pensar, que nada se convierta en tópico. Que no se puede oír a otro político como el que mostraron las televisiones ayer: �O se está con el terrorismo, o en contra�. Me recuerda las famosas admoniciones de �Se está conmigo o contra mí�, y las de Franco y otros asesinos legales cuando decían �O yo o el caos� (simplemente, De Gaulle). 
No: hay muchas maneras de estar contra el terrorismo, muchas de considerar la operación de Mayor y Garzón, y sus causas, muchas de considerar cómo hay que actuar para que el crimen no siga. Y algo muy grave: que vayamos adquiriendo la norma dura e imperativa de la guerra, que los asesinos nos impongan la obligación de pensar de una sola manera, y que esa sola manera sea la del ministro de la policía. Por esa vía puede ganar ETA: está ganando. Y los asesinatos quizá no tengan más objeto que el de obnubilar a sus enemigos, a la democracia, al pensamiento libre. Al muerto lo desprecian.

* Escritor. Publicado en El País de Madrid.

 

 

opinion
Por Felipe González *

La ETA es como Franco

El Estado nación, como ámbito de realización de la soberanía, de la democracia representativa (cuando existe) y de la identidad, vive una crisis de estructura, hacia la supranacionalidad y hacia la intranacionalidad, acompañada de variaciones sustanciales en los contenidos de la política en cualquiera de sus niveles de ejercicio. En el caso de la nueva hornada de terroristas de ETA, desprovista ya de la carga ideologizante marxista revolucionaria que alimentaba su estrategia como movimiento de liberación nacional, el fundamento de su violencia criminal es la interpretación excluyente y absoluta de la identidad que dicen defender y que pretenden oprimida. Esta defensa se hace incompatible con la democracia, porque no respeta al ciudadano, al que lo es porque no se siente obligado a aceptar la misma interpretación de la identidad. 
No hay un problema de �carácter�, ni existen identidades asesinas. Hay un problema de interpretación excluyente que lleva al asesinato, a la extorsión, a la lucha callejera, a la opresión del otro. �Lo vasco� es lo que el grupo de fanáticos decide que es vasco, como, en la Alemania nazi, lo alemán era lo que decidía el Führer, o en el nacionalismo franquista, lo español era lo que decidía el Caudillo. Todo lo demás había que excluirlo y, por tanto, eliminarlo como traición a la identidad. 
Esta locura criminal pretende estar por encima de las reglas de juego que fundamentan la democracia, por eso no tienen inconveniente en ponerla en peligro. El componente irracional, integrista y antidemocrático ha aumentado en la nueva ETA, porque al perder el ropaje ideologizante, el terror que practican es más terror puro: contra todo y contra todos los que estorben su interpretación de la identidad. Esto empieza a incluir al nacionalismo democrático, salvo que se pliegue, como Euskal Herritarrok, a sus dictados, porque son considerados los peores traidores. 
Por esta razón cobra especial interés el debate sobre identidad y democracia, sobre el mestizaje y el respeto a las diferencias. 
En este territorio, el de la identidad, se va a plantear el mayor reto de articulación democrática para nuestras sociedades, frente a la feudalización, la tribalización de las relaciones entre las distintas identidades, crecientemente excluyentes entre sí. 
Democracia incluyente o barbarie es el desafío.

* Felipe González fue presidente del gobierno español. Publicado en El País de Madrid.

 

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