Hacía demasiado frío anoche en el Olímpico Córdoba. La gente de Talleres, acaso un poco decepcionada por la caída estrepitosa ante River, no acompañó masivamente a su equipo. Y el desarrollo tampoco entusiasmaría a los hinchas cordobeses. Incluso hubo silbidos en varios tramos del partido. Sin embargo, con el último minuto, cuando parecía que este centro final �recurso reiterado, junto al remate de lejos� también sería infructuoso, llegó el desahogo y la victoria. Saltó Maidana con Leyenda, se equivocó el arquero que perdió la pelota en lo alto y Franco, jugándose la cabeza, la empujó al gol. Victoria del equipo de López, justicia porque había hecho y querido un poco más y 14 puntos que ponen a Talleres bien arriba en la tabla. El primer tiempo no dejó demasiado para el análisis porque llegaron muy poco. Apenas si se pudieron contar dos aproximaciones de cada uno, sucesivas. En Vélez, Muller cabeceó un centro de Cubero muy cerca del palo de Cuenca y Domínguez reventó el travesaño desde lejos; en Talleres, Garay, su mejor hombre, fue el que más y mejor inquietó. Precisamente un cabezazo suyo hacia atrás pegó en el travesaño cuando el buen prospecto de arquero que es Leyenda no tenía nada que hacer. Si fue parejo durante una hora �Roy González conducía bien a un Vélez sin llegada� la expulsión de Pellegrino inclinó la cancha. Y cayeron centros y centros. Hasta que el último fue gol.
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