Por Martín Pérez
Desde Los Angeles
John Cusack sentado en el piso de un living, rodeado de vinilos apilados a su alrededor y hablándole a la cámara. Así es como comienza Alta fidelidad, la adaptación cinematográfica de la novela de culto del inglés Nick Hornby que se estrena aquí el próximo jueves. Con ella, Cusack intenta seguir como productor, guionista y protagonista en la buena senda comenzada con Tiro al blanco, un divertido film en el que interpretó a un asesino a sueldo conflictuado con su trabajo que, al aceptar volver a su hogar para presentarse en una fiesta de ex compañeros de secundaria, termina de astillar su mundo existencial/laboral. Una bizarra reflexión sobre la madurez que comparte con Alta fidelidad, un libro que �tal como lo anuncia el slogan del film� �es una comedia sobre el miedo al compromiso, odiar tu trabajo, enamorarse y otros temas pop preferidos�.
�Me han dicho que ésta es una gran película porque habla de cosas muy serias, pero lo hace de manera muy graciosa. Y a mí me parece que parte de esa seriedad y esa gracia provienen del hecho que es un film romántico que habla de cosas que no lo son tanto�, le explica Cusack a Página/12, cómodamente sentado en una mesa ubicada en el último piso de un hotel de Los Angeles. Aquí es donde Disney decidió reunir a la prensa extranjera a la hora de presentarle al mundo el nuevo film del Cusack todo terreno. �La idea de adaptar el libro de Hornby se les ocurrió a ellos�, confiesa Cusack. �Quedaron tan contentos con Tiro al blanco que nos ofrecieron hacer este libro, del que ya tenían los derechos desde hace tres o cuatro años, pero con el que no sabían muy bien qué hacer. Así que pedí que me lo enviasen y comencé a entusiasmarme.�
El lógico entusiasmo de Cusack con Alta... es el mismo que seguramente sintió cada lector que haya tenido la suerte de enfrentarse con el inteligente, honesto y gracioso libro de Hornby, construido alrededor del repaso de los fracasos sentimentales de Rob, el dueño de una disquería especializada que, al cruzar la barrera de los treinta y separarse de su mujer, comienza a preguntarse si es posible compatibilizar la posibilidad de tener una pareja feliz con una enorme colección de discos. �¿Qué vino primero, la música o la depresión? ¿Escuchaba música porque me sentía mal o me sentía mal porque escuchaba música?�, se pregunta Rob en un momento del libro, luego de enunciar una lista de sus canciones favoritas, que llevan títulos como �Sólo el amor puede romper tu corazón�, �Anoche soñé que alguien me amaba� o �Ya no sé qué hacer conmigo�. �La gente se preocupa por los niños jugando con armas o los adolescentes mirando videos violentos; temen que esa cultura de la violencia termine tragándolos como si nada. Pero nadie se preocupa sobre los chicos que crecen escuchando miles, literalmente miles de canciones sobre corazones rotos y rechazos, sobre dolor, tristeza y pérdida.�
Es con ese monólogo con el que comienza el film de Cusack, con Rob perdido entre sus discos y hablando a cámara, un recurso fundamental a la hora de triunfar en la adaptación de una novela tan personal. �Una de las cosas más interesantes del libro, que está escrito en primera persona, es la forma en que el lector masculino se identifica rápidamente con el monólogo interno del protagonista, que es muy incisivo y gracioso, con una brutal honestidad que es también encantadora y romántica�, explica el actor. �Era algo que no podíamos darnos el lujo de perder al trabajar en la adaptación y, como no queríamos utilizar la voz en off, decidimos optar por romper la cuarta pared y hablarle a la cámara, como si fuese Harvey, su amigo invisible, el de la película de James Stewart. Pero es algo que Rob sólo utiliza para confesar sus verdades más dolorosas, las cosas que no podría admitir ante ningunaotra persona.� Para ello, Cusack eligió al inglés Stephen Frears �con el que trabajó antes en Ambiciones prohibidas� para dirigir el film.
�John es muy bueno a la hora de interpretar personajes que son fuertes y débiles al mismo tiempo�, explica Frears, también presente en Los Angeles. �Es capaz de mostrar al mismo tiempo el lado bueno y el lado malo de alguien, algo que es muy, muy humano... o al menos lo es para mí�, agrega, lanzando una carcajada. Desinhibido y poco propenso a las respuestas serias y largas, Frears asegura que el placer de adaptar la novela de Hornby fue, precisamente, aferrarse obsesivamente a ella. �El libro es una mina de oro, lleno de partes geniales. Así que la gracia del asunto fue encontrar la manera de llevar todo eso a la pantalla�, dice.
A pesar de tanto fanatismo confeso, la adaptación tiene un cambio que �al menos en principio� asusta como un pecado original: la mudanza de la acción de Londres a Chicago. �Apenas empezamos a pensar en adaptar la novela, a mis socios y a mí se nos presentó inmediatamente la idea de llevar la acción a Chicago, una ciudad en la que crecimos y en la que una historia así tenía decididamente sentido�, cuenta Cusack. Y agrega: �A Hornby la idea le encantó inmediatamente. Me dijo que estaba harto de que le dijeran que el libro era sobre Londres, mientras que para él es un libro sobre relaciones y gente enamorada de la música�. Aunque Frears asegura que cuando lo convocaron para dirigir la decisión de mudar la historia a Chicago ya estaba decidida, también defiende jocosamente el cambio. �Fue un alivio, porque los británicos son tipos miserables. Si uno hace un film inglés es sobre Inglaterra y eso es algo que aburriría a todo el mundo. Todos los films ingleses son sobre Inglaterra. Lo sé porque soy culpable de muchos de ellos�, asegura el director, que confiesa no tener una gran opinión del estado actual del cine inglés.
�Hacer cine no es una carrera de cien metros llanos, sino más bien un maratón�, explica. �Por eso es que yo agradezco haber tenido la suerte de comenzar a filmar bajo la BBC y poder rodar tres películas por año, porque eso me dio la chance de equivocarme y aprender en el camino. Una posibilidad que no tiene Danny Boyle, por ejemplo, que con 50 millones de dólares y una estrella como DiCaprio termina puesto ante un pelotón de fusilamiento y no puede cometer ningún error. Lo que estoy diciendo, al fin y al cabo, es que el capitalismo no es un muy buen sistema bajo el cual crecer. Y estoy seguro de que el comunismo fue igualmente malo, pero yo tuve la suerte de crecer bajo el estado de bienestar, algo en lo que parece no creer Tony Blair�, remata Frears.
A la hora de hablar de cine, Cusack es igualmente crítico con la industria de su país. �Hacer una película en los Estados Unidos es como estar metido en una carrera hacia la Casa Blanca. Durante seis meses sos el mejor y después todo el mundo se olvida y el film ya no le importa a nadie�, cuenta. �En cambio, yo trato de que mis films me sigan importando, que sean películas a las que se pueda regresar dos o tres años más tarde. Y para lograrlo trato de buscar historias en las que el personaje sea el que determine la trama y no al revés. Porque en muchas películas de Hollywood lo que sucede es que te presentan al protagonista, te enterás todo lo que necesitás saber de él durante los primeros quince minutos del film y la película es algo que le sucede a este personaje, que reacciona ante lo que indique el guión. Yo trato de no hacer esa clase de trabajos, aunque los hice.�
�¿Y qué tal le fue?
�Es como ir a la oficina todos los días. Llegás, te tomás un café y preguntas qué traje tenés que usar. ¿El roto? Ok. ¿Y ahora qué hago? Voy para allá, está bien. ¿Y después? Ah, me disparan. Y después salto por esas escaleras. Bien. Ya está, ya lo hice. Corten. Hora de almorzar. ¿Yahora qué? Ajá, me pongo la camisa limpia y tengo que trepar y correr hacia ahí. Listo. Corten. Ya está. Es así. Un trabajo muy simple, en el que no hay mucha energía mental. Un aburrimiento total. Pero muy bien pago.
Otra de las rarezas del film es el hecho de que su protagonista femenina sea una actriz dinamarquesa, Iben Hjejle. �Nos costó mucho encontrar la actriz indicada para interpretar a Laura, la mujer de Rob, que lo deja al comenzar el film�, revela Cusack, cuyas otras contrapartidas femeninas en el film son su hermana Joan, Lisa Bonet, Lili Taylor y Catherine Zeta-Jones. �Una noche, Stephen me llamó de madrugada desde Berlín, diciéndome que estaba en Alemania y había encontrado a Laura. Yo pensé que estaba borracho. �Así que estás en Alemania y encontraste a Laura�, le dije. �Sí, y es dinamarquesa�, respondió él, y le dije que descansase y que hablásemos en la mañana. �No seas tonto�, me respondió. �Vengo de ver una película llamada Mifune y ella es la indicada. Y además la escuché en la conferencia de prensa y habla muy bien inglés�. Recién ahí me terminó de convencer�, confiesa Cusack, que además imita muy bien la voz de Frears.
A pesar de que no colecciona vinilos, Cusack es un gran fanático musical. �Creo que la música te puede cambiar la vida. La primera vez que escuché a los Sex Pistols fue como si se me incendiase la cabeza�, dice John, que se involucra personalmente en sus bandas de sonido, lo que hace que tanto los discos de Tiro al blanco como el de Alta fidelidad sean más que recomendables. Para los amantes de la música, el film tiene una sorpresa: la aparición de Bruce Springsteen. �Fue un lujo que nos dimos�, dice Cusack. �En el libro el protagonista se pregunta alguna vez cómo seguir los consejos de las canciones de Bruce Springsteen y se me ocurrió que podíamos poner al mismísimo Bruce. Y como lo conozco, un privilegio que tengo porque alguna vez él vio una película mía que no era horrible y me quiso conocer, lo llamé, le conté la idea y él aceptó.�
En uno de sus primeros films, llamado Digan lo que quieran y dirigido por Cameron Crowe, el personaje de Cusack decía un parlamento que con el tiempo se ha ido transformando en una suerte de declaración de principios del Cusack real: �No quiero hacer una carrera vendiendo, comprando o procesando algo. No quiero vender algo comprado o procesado. No quiero comprar, procesar o reparar algo vendido o procesado. No quiero nada de eso, no quiero hacer una carrera con nada de eso�. Al igual que aquel Lloyd del film de Crowe, la historia de Rob es también la de la difícil madurez de los sueños de juventud. �Es cierto, hay una conexión entre ambos films�, acepta Cusack, que aquella vez también trabajó con Lili Taylor. �Pero creo que tiene que ver con el hecho de que la música es importante en ambos. Los dos son films que tienen que ver con relaciones jóvenes y la magia del amor, pero creo que el protagonista de Digan lo que quieran era más puro y esperanzado que Rob, que es mucho más escéptico�, apunta Cusack, el actor que supo ser Lloyd y que a partir de este jueves �por un tiempo� será Rob, un hombre que quiere saber si el amor puede sobrevivir a las canciones.
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