Por Adrián De Benedictis El fútbol parece muy simple cuando es ejecutado por determinados personajes. Porque ellos son capaces de destrabar cualquier inconveniente solamente con su naturalidad. Y además, si un equipo cuenta con varios de estos hombres, sus chances crecen automáticamente, y en el camino por alcanzar el éxito casi no hay distancia. Esa parece ser la realidad de este River que continúa su marcha hacia un nuevo título, y que en la tarde de ayer utilizó la sabiduría de Pablo Aimar como principal argumento de una historia que amenaza con final edulcorado. En la cancha, Aimar despliega un ritmo superior al resto, y hace quedar en ridículo no sólo a los rivales sino a algunos de sus compañeros. Su visión del juego hace que River apoye todo su andamiaje a partir de su creatividad. Porque ni el repatriado Ortega ha logrado adueñarse de la conducción del equipo. Tanto él como Angel y Saviola alcanzan a explotar sus condiciones después de lo que Aimar genere. Ante Los Andes, el pibe de Río Cuarto terminó de cerrar la tarde con una joya personal: cuando se jugaban 34 minutos del segundo tiempo, Aimar agarró la pelota en la mitad de la cancha y comenzó su carrera hacia Migliardi. Mientras todos esperaban que descargara hacia uno de los dos costados, Aimar eligió seguir con la pelota, y después de sacarse tres hombres de encima, definió cruzado al palo derecho del arquero. Era el 3-0 para River. Era el aplauso de todo el estadio. A esa altura, ya no había más nada para ver. Dos minutos más tarde, el técnico Américo Gallego decidió reemplazar al mejor jugador del partido por el veterano Hernán Díaz. Y el reconocimiento llegó desde los cuatro costados. Aimar apenas se atrevió a levantar los brazos. Los minutos finales no tenían ningún atractivo, porque toda la fantasía estaba sentada el banco de los suplentes. Con esa ventaja extra, River sigue goleando (ocho goles en dos partidos y desde que volvió Ortega, salvo contra Independiente, hizo cuatro por partido) y permanece en soledad en lo más alto de la tabla de posiciones. Con tranquilidad, y sin desesperarse a pesar de que el primer tiempo había terminado sin goles, el equipo de Núñez demolió a Los Andes en la segunda parte. Rápidamente, a los dos minutos de ese período, Aimar fue derribado en el área cuando estaba por fusilar a Migliardi. Trotta convirtió el penal, y después River se dedicó a desgastar a Los Andes. A los siete minutos, Angel marcó el segundo con tiro bajo entrando por derecha. Y el último fue obra del ingresado Gancedo, quien a los 44 minutos definió con un zurdazo cruzado. En el primer tiempo, River fue el dominador absoluto del partido, pero no logró quebrar la resistencia de Los Andes. Los locales esperaban con siete hombres plantados en la puerta del área, y De Sagastizábal era el que tenía que pelear contra todos. En ese marco, River construyó muchas jugadas con destino de gol. Angel lo tuvo dos veces de cabeza, después, Ortega también tuvo su oportunidad, pero el tiro se fue al lado del palo izquierdo de Migliardi. A River lo único que le faltaba era concretar la puntada final. Los Andes aguantaba como podía y acercarse a Bonano parecía inalcanzable. Pero sorpresivamente, sobre el final de esa etapa, el uruguayo Víctor López tuvo su oportunidad para poner en ventaja a los locales. Aunque se encontró nada menos que con el arquero del Seleccionado Argentino, quien le ganó el duelo tapando su tiro. Después llegaría toda la fiesta de River. Con contundencia. Pero por sobre todas las cosas, por tener a ese jugador que anda a otra velocidad. De esta manera, resulta difícil saber quién podrá ponerle el freno a tanto fútbol. SUFRIO
UN ESGUINCE EN LA RODILLA IZQUIERDA Por A. D. B. A pesar del gran triunfo ante Los Andes, el único
puntero del campeonato sufrió su primera complicación: los
Cuatro Magníficos no podrán volver a juntarse por varios
días, debido a que Ariel Ortega sufrió ayer un esguince
en la rodilla izquierda que lo mantendrá inactivo durante tres
semanas. Inclusive, también está en duda su participación
en el partido que jugarán Argentina y Uruguay, por la novena fecha
de las eliminatorias sudamericanas, el domingo 8 de octubre. Trabé
mal y sentí el dolor inmediatamente, fue lo único
que dijo Ortega mientras se retiraba del estadio de Lanús. Respecto del partido de ayer, Gallego explicó que
River controló el juego en los dos tiempos y, si bien no
se nos pudo dar el triunfo en el primero, con rabia lo liquidamos en el
segundo. Y aclaró: Con la gran jugada de Pablito Aimar
se hizo todo muy favorable. De todas maneras, Gallego reconoció
que el 4-0 fue un poco exagerado. Igual, creo que River es contundente
cuando lo dejan jugar. Yo me voy contento porque en los papeles era un
partido difícil, porque Los Andes venía de perder por seis
goles y, además, porque ya se sabían todos los demás
resultados de la fecha.
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