San Lorenzo consiguió ante Lanús un triunfo, que no debe considerarse como uno más. Porque el equipo de Oscar Ruggeri venía de perder un clásico que dejó una herida abierta. Porque por Boedo ya habían empezado a sobrevolar los rumores de una salida de Ruggeri, e incluso muchos aseguran que ya hubo contactos con Héctor Veira. Porque aparecieron banderas y cantos contrarios al técnico y a los jugadores. Porque dejó escapar una ventaja de dos goles en cinco minutos, pero se recuperó e igual se llevó la victoria. Porque el domingo tiene que visitar a River, y allí sí podrá tener una medida real si está preparado para luchar decididamente por el título o si se tiene que conformar con una buena campaña y nada más. Por todo esto, el 4-2 ante Lanús no fue un triunfo más. El clima estaba pesado, pero San Lorenzo no tuvo tiempo para experimentarlo. De arranque, Abreu aprovechó un rebote en Romeo para poner el 1-0 y, sobre todo, para lograr un poco de oxígeno. Además, al ratito se encontró con un regalito de Sequeira para colocar el 2-0 y potenciar la tranquilidad. Sin embargo, de la misma manera silenciosa en que edificó la ventaja, a San Lorenzo se le escapó todo. Y allí pareció que la estructura se veía abajo. La gente comenzó a impacientarse. Y pongan huevos/la p... que los parió..., comenzó a cantar la popular. En el centro de la tribuna apareció una bandera con un mensaje para el técnico: Cabezón Ruggeri: ¿Este equipo a qué carajo juega?, decía el cartel. En el entretiempo, los jugadores se fueron silbados. En el segundo tiempo, San Lorenzo recompuso su imagen. Con personalidad definió el partido, y aprendió la lección para no repetir los errores de la etapa inicial. Así consiguió desviar la atención de los hinchas, que ya no se preocuparon por la falta de garra, sino que se ilusionaron con copar el Monumental y bajar a River la semana que viene. Incluso ya no hubo cuestionamientos hacia Ruggeri, que además confirmó que va a seguir (ver aparte),¿Pero este San Lorenzo le puede ganar a River? La respuesta la tiene el propio San Lorenzo, ya que en un mismo partido exhibe diferentes caras. Tiene posibilidades de triunfo si muestra la contundencia que tuvo ayer en ataque. Cada vez que se le presentaron ocasiones, el equipo de Ruggeri consiguió anotar con llamativa efectividad. Tanto que siempre logró los goles antes de merecerlos. Con Abreu y Romeo, San Lorenzo sabe que puede llegar al gol en cualquier momento. Claro que también se expone a una goleada si comete las distracciones en defensa que le permitieron a Lanús remontar un partido casi perdido. A un equipo que pretenda ganarle a River no le pueden convertir un gol con un tiro libre frontal con toda la zaga parada y el arquero a mitad de camino, como el que le convirtió Klimowicz para poner el 1-2. Tampoco se puede dar el lujo de que lo sorprendan como en el tanto del empate con una jugada tan previsible: un centro que es conectado por el único delantero que está en el área, anticipando a los cuatro del fondo. Habrá que ver qué cara presenta en el Monumental.
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