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TIJERA A LAS PENSIONES GRACIABLES
“Son una prebenda”

Economía arremete contra el manejo de esas contribuciones por parte de diputados y senadores. �Terminan en manos de los parientes de los legisladores�, justificaron en el Palacio de Hacienda.

Por Claudio Zlotnik

t.gif (862 bytes)  En medio del descrédito que pesa sobre el Congreso después de que se denunciaran supuestos sobornos en el Senado, Economía arremete contra una de las cajas que tienen los legisladores para hacer proselitismo: las pensiones graciables. El proyecto de Presupuesto 2001 elaborado por José Luis Machinea y su equipo redujo a la tercera parte los fondos que los diputados y senadores tendrán para repartir en pensiones, de 25 a 9 millones de pesos. “La única lógica de las pensiones graciables es que no tienen lógica. Son una prebenda. De hecho, en muchos casos terminan en manos de los parientes de los legisladores”, sentenció en diálogo con Página/12 uno de los más estrechos colaboradores de Machinea.
El otorgamiento de pensiones graciables es una de las facultades de las que gozan los parlamentarios. La particularidad de esos beneficios es que son concedidos en forma discrecional, aunque en los últimos años han perdido peso político. En 1996, por ejemplo, los legisladores distribuyeron 265 millones de pesos a través de las pensiones graciables, unos 22 millones cada mes. Pero el hecho de que en repetidas oportunidades estalló el escándalo porque la ayuda monetaria iba a parar a manos amigas del poder pinchó la burbuja. En las listas de beneficiados aparecieron apellidos idénticos a los de algunos políticos: Menem, Rico, Pierri, Alsogaray, Alasino y Samid, por ejemplo. Jorge Matzkin, ex diputado y ex funcionario menemista, reconoció incluso haberle otorgado una pensión por 98 pesos mensuales a su madre. Las pensiones en ningún caso pueden superar los 600 pesos mensuales y, en teoría, deben destinarse a personas de recursos escasos.
Una vez en el ojo de la tormenta, las partidas destinadas a las pensiones graciables fueron disminuyendo. Este año se presupuestaron para tal fin 25 millones de pesos. Y ahora, Machinea, en el primer proyecto presupuestario que elabora, recorta aquel monto a tan sólo 9 millones. Además, elimina la prórroga de diez años a las pensiones que ya caducaron. Y prohíbe que se autoricen nuevas pensiones a menos que se dé de baja a beneficiarios actuales. Con esta ofensiva, el ministro se ganará el enojo de los integrantes del Congreso.
“Los legisladores no están para repartir plata. Para eso tenemos el ministerio de Acción Social. Si no, que propongan cerrarlo. Está visto que el mecanismo de pensiones graciables fue un fracaso, y que muchísimas veces el dinero terminó en manos de los familiares y amigos de los diputados y senadores”, ensayó el alto funcionario de Economía.
Más allá de las pensiones, en Economía reconocen que los próximos dos meses serán de arduas negociaciones con los legisladores, sean éstos de la Alianza, del PJ o provinciales. “Nos esperan tiempos de ásperos debates”, admitió el colaborador de Machinea. Ayer, Mario Vicens, secretario de Hacienda, dijo que las metas establecidas en el Presupuesto son “alcanzables”. Jorge Remes Lenicov (PJ), en tanto, estimó que el proyecto permite vislumbrar que la recuperación económica será “muy lenta”.

 

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