La localidad bonaerense de Bragado tuvo un durísimo bautismo
de fuego en materia de robos sangrientos. Ayer a las 5 de la mañana,
cuatro hombres asaltaron a un remisero. Un vecino que volvía en
una fiesta con su camioneta se convirtió en involuntario testigo:
los asaltantes lo mataron de un balazo en la cabeza y escaparon con el
remís y el remisero, que después apareció asesinado.
En la tarde de ayer fueron detenidos cuatro sospechosos: tres de ellos
son de Bragado y el cuarto sería un evadido de la cárcel
de Sierra Chica. Nunca había pasado una cosa así en
Bragado, dijo a este diario el subcomisario de la localidad.
Como todos los sábados a la madrugada, Alberto Monroy, de 58 años,
que trabajaba para la remisería Marcos, de Bragado,
había ido hasta el barrio La Unión para llevar a un mozo
de una confitería del centro. A las 4.35 de la mañana avisó
por radio a la remisería que había dejado a su pasajero.
Volver al local debía llevarle no más de diez minutos, pero
se demoró y, a las 5 en punto, imprevistamente se abrió
el audio en la remisería y se escuchó la voz de Monroy:
No me peguen.... Además de pegarle, le habían
disparado en una mano. El remís estaba en la esquina de Entre Ríos
y Moreno. Uno de los asaltantes estaba parado junto al auto y los otros
adentro, con el chofer. Todavía estaba oscuro. En ese momento,
por Entre Ríos, apareció una vieja camioneta Daihatsu que
manejaba Gabriel Dorrego, un albañil de 54 años que venía
con su esposa de una fiesta en el local de los Bomberos Voluntarios de
Bragado. Ya casi llegaban a su casa, ahí nomás a 20 metros.
Cuando Dorrego giró para esquivar al remís, que estaba en
medio de la calzada, y avanzó a paso de hombre, los faros de la
camioneta iluminaron de lleno la escena del asalto. Entonces, sin vacilar,
el hombre que estaba junto al remís le pegó un tiro en la
cabeza a Dorrego. La esposa se tiró de la camioneta y, mientras
le disparaban, consiguió entrar en su casa y llamó a la
policía.
Cuando llegamos, el remís no estaba pero sí la camioneta
con Dorrego en su interior contó a Página/12 Rubén
Córdoba, subcomisario de Bragado. Llamamos enseguida a la
ambulancia pero el hombre murió en el camino.
El remís apareció en la zona del cementerio de Bragado.
En él estaba el cadáver de Monroy, con dos tiros más:
uno en la axila y otro, el que lo mató, en la cabeza.
La pesquisa no fue difícil. En las afueras de Bragado hay
un sector donde suelen esconderse los tipos pesados que a
veces llegan a la ciudad explicó el subcomisario. Son
unas oficinas abandonadas del ex Ferrocarril Sarmiento. Cuando fuimos
allí, encontramos a una persona que no era de la ciudad, y se empezaron
a producir las detenciones.
Los nombres de los detenidos están todavía bajo secreto
de sumario pero se sabe que tienen entre 20 y 30 años. Tres de
ellos son de Bragado y dos de éstos tienen antecedentes por robo
y delitos menores. El cuarto no es de la localidad y se negó a
decir su nombre. Según los otros detenidos, se habría fugado
del penal de Sierra Chica.
Nunca había pasado una cosa así en Bragado comentaba
ayer el subcomisario Córdoba. El último homicidio
lo tuvimos hace dos años y fue un crimen pasional. Ha habido robos
a remiseros pero nunca un lesionado. Los detenidos fueron alojados
primero en la comisaría de Bragado pero un grupo de vecinos se
reunió con ánimo de hacer justicia por mano propia. Yo
hablé con la gente. En Bragado es distinto que en otros lados:
la mayoría de los policías somos de la misma ciudad, nos
conocen desde chicos. Los vecinos se fueron a sus casas y los detenidos
fueron llevados a comisarías de poblaciones vecinas. Tomó
intervención el fiscal Juan Minetto, de Mercedes.
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