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El drama de un embarazo múltiple

Es el resultado de un fallido tratamiento de estimulación ovárica, en Italia. De ocho bebés, sobreviven siete, con respirador.

t.gif (862 bytes)  Son siete, tres varones y cuatro mujeres, y pesan menos de medio kilo cada uno. El octavo murió. Los octillizos vieron la luz violenta de la medicina contemporánea en Milán, Italia. El primero de los bebés, una niña, había nacido el miércoles; los demás, ayer. Son el producto no deseado de un tratamiento de estimulación ovárica, que condujo a ese resultado por error de los médicos o irresponsabilidad de los padres, que habrían tenido relaciones sexuales cuando se les indicó no hacerlo. El embarazo duró menos de seis meses y ahora están en incubadora, con respiradores artificiales.
El miércoles pasado, la siciliana Mariella Mazzara, de 31 años, había dado a luz, por parto normal pero muy prematuro, a una niña que ella y su esposo –Giovanni Pirrera, de 34 años, funcionario de una cárcel de Sicilia– llamaron Margarita. Pesaba 495 gramos y nació en estado crítico debido a una infección en el líquido amniótico. Los demás nonatos no estaban infectados, ya que a cada uno le correspondía una placenta y una bolsa (totalizando seis litros de líquido). Los médicos, entonces, le administraron a la madre fármacos para frenar las contracciones de parto, con la esperanza de que el nacimiento de los demás se postergara todo lo posible, ya que sólo tenían 25 semanas de gestación.
Pero el sábado, las contracciones se hicieron incontrolables. Nació el segundo octillizo, un varón de 500 gramos, Michele, luego de lo cual fue necesaria una operación cesárea de urgencia. Uno de los pequeños murió. Los demás fueron trasladados inmediatamente a incubadoras con respiración asistida, ya que en esa etapa de la gestación los pulmones todavía no están completamente formados. Anoche, el parte médico decía que el estado de los siete sobrevivientes, tres varones y cuatro mujeres, es “estable”.
Mariella y sus niños son atendidos por dos equipos médicos –el del Hospital Niguarda, donde están internados, y el del Hospital San Paolo–, que suman 150 profesionales de distintas especialidades. Estos establecimientos aceptaron el caso luego de que, en el curso de un tratamiento por esterilidad en una clínica privada, la mujer quedó embarazada de octillizos y la pareja se negó a efectuar un aborto terapéutico selectivo.
Después de esperar en vano un embarazo durante seis años, la pareja había recurrido a un tratamiento llamado estimulación ovárica, que consiste en administrar a la mujer hormonas que promueven la maduración de los óvulos. El método requiere controles estrictos para verificar que la cantidad de óvulos liberada cada mes no sea superior a cuatro: si esto sucede, se interrumpe el tratamiento y se solicita a la pareja que se abstenga de mantener relaciones sexuales.
Según Carlo Flamigni, director del Instituto de Ginecología y Obstetricia Santa Ursula de Roma, en este caso hubo “un error del médico o bien de la pareja, en caso de que haya sido informada y no haya respetado la prohibición de mantener relaciones. Casos de este tipo no deberían ocurrir nunca más”. Según Ermelano Vicinio Cosmi, presidente de la Comisión de Bioética del Consejo Nacional de Investigaciones de Italia, “es absurdo que, en el año 2000, una mujer que hace un tratamiento para tener un hijo quede embarazada de ocho”, manifestó .
El caso de los octillizos desató una gran atención mediática en Italia. Mariella y Giovanni aceptaron ya la propuesta de una revista de actualidad para vender en exclusiva la cobertura del proceso de embarazo y parto.
Todos los embarazos de octillizos registrados hasta la fecha se vinculan con tratamientos médicos contra la esterilidad. Hasta ahora, en ningún caso los ocho bebés pudieron sobrevivir por un tiempo prolongado. El caso relativamente más exitoso sucedió en 1998 en el estado norteamericano de Texas, cuando sobrevivieron siete de los ocho bebés de la señora Nkem Chukwu.

 

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