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Según Madrid los etarras ya se quedaron sin contacto en Francia

Un operativo de la policía francesa este fin de semana habría logrado �desarticular� la estructura logística de ETA en ese país.

t.gif (862 bytes)  La detención el viernes del presunto líder máximo de ETA, “Iñaki de Rentería”, había producido una reacción algo cautelosa en las autoridades españolas. En cambio, el arresto en Francia durante el fin de semana de 15 etarras suscitó ayer algo similar al triunfalismo en círculos oficiales. La explicación de la diferencia es simple. Según declaraciones oficiales, entre esos 15 detenidos se cuentan miembros clave de la estructura logística de ETA. El ministro del Interior español, Jaime Mayor Oreja, llegó a afirmar que su caída significaba que la red de abastecimiento de explosivos y detonadores de la organización estaba “prácticamente desarticulada”. Avisado del éxito del operativo en Francia, el jefe de gobierno español, José María Aznar, se mostró muy confiado al condenar a quienes buscaban la independencia del País Vasco “al margen de la ley”. Era una declaración que podría irritar a los nacionalistas moderados vascos, pero Aznar parece calcular con que ya no depende tanto de ellos: “Triunfaremos contra el terrorismo y no muy tarde”.
Un experto español en terrorismo, que no quiso ser identificado, explicó ayer por qué el éxito de los operativos policiales de este fin de semana en el sudeste de Francia tiene una importancia tan trascendente. “Cuando detuvieron a Iñaki de Rentería (el líder de ETA), solamente significó que dentro de unos meses sería sustituido por otro..., pero si el aparato logístico de ETA ha quedado desmantelado, esto les puede hacer mucho daño, interrumpiendo la entrega de explosivos y detonadores a sus comandos estacionados en España”. Entre ayer y anteayer, en un operativo planeado por meses, la policía francesa logró eliminar centros clave de la infraestructura clandestina de ETA, incluyendo una casa para el armado de bombas, otra dedicada a falsificar documentos y una granja que contenía 50 kilos de explosivos.
Pero el golpe más serio para los etarras parece haber sido la pérdida de especialistas clave. Según el informe oficial, entre las personas arrestadas estaba “Einstein”, especialista en la fabricación de sofisticados artefactos explosivos; “Atxuri”, encargado de pasar el material explosivo de Francia a España, y “Peputo”, el jefe del aparato logístico de ETA. También se detuvo a María del Rosario Delgado Iriondo, antes exiliada en Uruguay, una de las integrantes más temidas del grupo, implicada en 18 asesinatos. Como ya es habitual, la policía francesa operó en estrecho contacto con el servicio de inteligencia de la Guardia Civil española. El presidente francés, Jacques Chirac, resaltó “la excelente colaboración entre Francia y España: Me alegro de que la detención de (Iñaki de Rentería), de numerosos otros miembros de ETA y el descubrimiento de explosivos en territorio francés hayan demostrado otra vez esta solidaridad”.
El gobierno español no intentó minimizar el golpe que se había asestado contra ETA. El ministro del Interior proclamó que los arrestos en Francia causaron “un dañó casi irreparable al aparato logístico de ETA: los detenidos serán muy difíciles de reemplazar”. Mayor Oreja enfatizó que la operación desmanteló las estructuras de ETA a cargo de “falsificación de documentos, gestión del material, y la fabricación y distribución de componentes y dispositivos electrónicos necesarios para artefactos explosivos, sobre todo los utilizados en coches bomba”.
Hay que notar que los efectos del operativo podrían no sentirse por bastante tiempo. Si bien es posible que la base logística de ETA haya sido efectivamente “desarticulada”, se estimó que ese grupo ya había logrado trasladar unos 3800 kilos de explosivos a España. Hasta ahora la acción policial y los atentados habrían restado unos 600, lo que deja aproximadamente 3200 en manos de sus comandos. Mayor Oreja advirtió que no se debía “caer en la euforia” ya que “ETA todavía tiene capacidad para matar”.
Ayer su jefe de gobierno habló con menos cautela. Durante un congreso en la sede de su Partido Popular (PP) en Cataluña, pronunció un discurso que se interpretó como un duro ataque contra los nacionalistas moderados delPaís Vasco, especialmente el Partido Nacionalista Vasco (PNV). Aznar subrayó que ninguna democracia podía tolerar que se plantearan exigencias (aparentemente, las independentistas) “bajo la amenaza de pistolas”.

OPINION

Por Claudio Uriarte

La guerra civil vasca

La ETA libra dos guerras: una es contra el Estado español y todos sus representantes, pero la otra es contra los propios vascos que no se identifican con el nacionalismo vasco (violento o moderado), y que rondan la mitad de los votos en Euzkadi. Es decir que la guerra del protoestado vasco contra el Estado español se continúa en una guerra civil vasca: la de los independentistas contra los políticos vascos que se encolumnan tras el socialismo o el conservadurismo de España.
En este último conflicto, Euskal Herritarrok, el partido político de la ETA, es un sector importante pero minoritario: sus votos oscilan entre el 13 y el 18 por ciento del electorado. Por los votos, por las bombas o por las convicciones, EH mantiene aferrada una imparcialidad cada vez más difícil del Partido Nacionalista Vasco –que con un 30 por ciento de los votos es la formación nacionalista más representativa, pero que en virtud de su amplitud es también la más susceptible a las divisiones y los resquebrajamientos–, y a Eusko Alkatarsuna, otra formación moderada que cosecha un 7-8 por ciento de los votos.
Del lado de enfrente están el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) con un 23 por ciento de los votos, y el conservador Partido Popular, que en las últimas elecciones generales cosechó un 28 por ciento de los votos vascos. Vale decir que hay dos grandes mayorías vascas, cada una de las cuales logra más o menos la mitad del electorado: una quiere la independencia, la otra seguir con España.
Dentro de esta puja, la estrategia de la ETA es golpear predominantemente contra blancos socialistas a fin de impedir que se reedite la alianza entre socialistas y nacionalistas vascos previa a la tregua que llevó a estos últimos a cambiar de socios y a pactar con el independentismo radical los acuerdos independentistas de Lizarra. La tregua fue rota por ETA el año pasado y desde entonces yace bajo 12 tumbas causadas por sus atentados, pero el liderazgo del PNV teme la disgregación de sus fuerzas en caso de romper lanzas en forma decidida con el nacionalismo radical: por eso su jefe, Xavier Arzalluz, deplora ante cada acto de violencia la pérdida de vidas, pero siempre se detiene un punto antes de condenar a sus ejecutores.
En marzo de este año, el gobierno conservador de Aznar logró mayoría absoluta parlamentaria, privándolo de la necesidad de alianzas con el PNV. Eso terminó de desatar la polarización que hoy la ETA espolea.

 

 

 

 

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