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�El principal portal del chico es su propio maestro�

El empresario Martín Varsavsky dijo que �no es una prioridad que los colegios sean cómodos, sino que tengan buenos profesores�.

Por Victoria Ginzberg

t.gif (862 bytes)  Prefiere que en las escuelas haya computadoras conectadas a la red antes que pupitres cómodos. Pero no idealiza el uso de Internet, que define como una “herramienta”. Para Martín Varsavsky, el exitoso empresario argentino que donó más de 11 millones de pesos para crear Educ.ar, el rol del maestro en la era de la comunicación digital sigue siendo fundamental. “El principal portal del chico es su maestro”, aseguró. Durante la dictadura Varsavsky se exilió con su familia en Estados Unidos. Actualmente vive en España, donde acaba de hacer un negocio por 500 millones de dólares.

–En abril se lanzó el proyecto Educ.ar. Ahora se presentó con contenidos, en los que usted no participó, ¿qué le parecieron?

–El primer día que se pone en la red un sitio la gente está muy contenta, pero si se pone en perspectiva, es el día que menos cosas hay. La cantidad de contenidos que uno puede tener nunca se acaba, especialmente en un sitio de educación, que siempre evoluciona. Este sitio va a contar con colaboradores externos y con la incorporación de otros sitios que se adhieran. Pasado mañana voy a Chile a ver a la ministra de Educación y al Presidente. Probablemente vamos a hacer un acuerdo para intercambiar contenidos y ellos van a hacer un sitio parecido a Educ.ar.

–¿Cómo sigue en el futuro el manejo del portal?

–Hay un grupo de más de cien personas. Lo importante en estos proyectos, como hice con el ya.com (el portal español que vendió a Deutsche Telekom en 500 millones de dólares) es tener un núcleo duro de gente que trabaje muy entusiasmada y comprometida y no hacer muchos cambios.

–¿Cuál va a ser su vinculación con Educ.ar?

–Soy la persona que tuvo la idea, organizó el programa y donó fondos –aunque ahora hubo una ola maravillosa de donaciones que creo superan lo que doné–. Mi rol es ayudar al desarrollo del portal, contribuir con ideas.

–¿Hay antecedentes en este tipo de portales o es algo inédito?

–Este proyecto lo están mirando desde el World Economic Forum; el Harvard Business Review escribió sobre él y el Wall Street Journal lo llamó “el proyecto más original para solucionar la brecha digital”. En noviembre voy a ir a India porque el gobierno y un grupo de empresarios de ese país me contactaron. Diría que es una idea argentina que se está difundiendo desde aquí y no al revés como pasa muchas veces.

–¿Se va a armar alguna empresa para manejar la publicidad del portal?

–La sociedad del estado Educ.ar como está ahora puede empezar a vender publicidad. Pero primero el público y después la publicidad.

–¿Pero hay ya empresas interesadas en poner publicidad?

–Sí. Es que va a ser un medio fuertísimo. Creo que va a ser el sitio más visitado de la Argentina, el sitio número uno en la red.

–¿Habrá algún tipo de restricciones publicitarias?

–Todavía no está tomada la decisión de que vaya a haber publicidad. Pero hay una preocupación de que haya un nivel ético porque especialmente los chicos son muy vulnerables a cierto tipo de publicidad, lo veo con mis hijos. Por otro lado, no nos olvidemos de que todos los medios viven de la publicidad y también que, si no hay publicidad, los chicos se van a otros sitios donde sí hay. Las ganancias son para conectar escuelas y para mejorar los contenidos.

–Hay un gran optimismo en el Gobierno sobre lo que implica el portal. ¿Para qué cosas sirve Internet en la escuela y para qué no?

–El principal portal de cada chico sigue siendo su maestro, cada maestro es un portal. Educ.ar es una herramienta de ayuda a los docentes y por eso hay un programa de capacitación. Hay gente que dice que los chicos les van a enseñar a los maestros. Yo digo que el chico le enseña al papácómo usar el video, pero el papá le explica la película, y así pasa en la red. El peligro es que se crea que sin el docente esto va a salir adelante. Los maestros y los profesores son claves y uno de los riesgos es no entusiasmar al profesor. Otro tema que está sobredimensionado es que se cree que en Internet está todo y que hay cosas que están mal. Hubo un debate sobre si colocar o no un buscador en el portal y terminamos sacándolo a último momento porque sirve para encontrar cualquier tipo de cosas. Personalmente creo que es una mala idea, es como censurar una enciclopedia. Lo positivo es que Internet es un igualador de posibilidades. Un chico que está en Salta y otro que está en Buenos Aires tienen acceso a los mismos materiales. En Argentina existen dos tipos de brechas digitales: entre los ricos y los pobres del país y entre Argentina y países como Estados Unidos. Internet ofrece una posibilidad de que mejoren las condiciones de igualdad social y de acercamiento de Argentina al resto del mundo.

–¿Cree que la principal diferencia en el futuro va a ser la de los conectados y los desconectados y que eso va a anular otras diferencias?

–Efectivamente me parece que una persona desconectada de la red durante toda su educación va a tener menos posibilidad de que le vaya bien en la vida, de conseguir un trabajo bien remunerado. Quedar desconectado es quedar literalmente fuera del proceso económico.

–Una crítica sostiene que en las escuelas hay otras prioridades.

–El Presidente recordó que hay gente que dice que las escuelas tienen goteras y malos baños. Y dijo que es importante arreglar las goteras, pero que, si el tema es tener una escuela digna, eso no alcanza para competir en una economía digital. A mí no me parece que sea una prioridad que los colegios sean cómodos, es una prioridad que tengan buenos profesores. Yo fui al Nacional Avellaneda, donde teníamos agujeros en los pupitres y nos moríamos de frío en invierno y terminé yendo a la Universidad de Columbia y siendo uno de los mejores alumnos.

–Pero para tener Internet hay que tener teléfono.

–Ese es un problema de infraestructura. Las críticas que se hacían eran acerca de que hay otros problemas más importantes. La gran prioridad para mí es que los docentes sean buenos y que haya acceso a Internet. Por supuesto tiene que haber un mínimo de comodidad. Cuando iba a Columbia fui mensajero en bicicleta, cajero, mozo, cualquier cosa. No tenía una vida cómoda y estudiaba bien.

 

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