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LA OBRA SOCIAL DE LOS JUBILADOS TENDRA QUE AJUSTAR SUS CUENTAS
El PAMI deberá vivir con lo propio

 

Al incorporarlo al Presupuesto, Economía decidió no transferir más recursos. El bache a cubrir sería de casi 100 millones de pesos.

Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes)  A partir del año próximo, la obra social de los jubilados estará obligada a autofinanciarse, ya que el Tesoro nacional dejará de auxiliarla con los 200 millones anuales con que la asiste actualmente. Pero el proyecto de Presupuesto del 2001 nada dice acerca de cómo cubrirá un bache de más de 64 millones de pesos que le queda entre la recaudación que proyectó Economía y los gastos previstos por el PAMI. Lo único que parece fuera de discusión es que el Gobierno podrá reforzar el control sobre la administración del controvertido organismo, facultad menguada desde que el ex ministro de Economía Roque Fernández decidió excluirla de esta ley nacional.
La primera gran determinación oficial fue volver a incluir al PAMI en el Presupuesto nacional, tal como estuvo hasta 1996. Entonces, Roque lo había separado con el argumento de que se trataba de un “ente público no estatal”, y así amplió su margen para endeudarse y para gastar a un ritmo diferente al de su recaudación. El criterio también sirvió al ex interventor menemista Víctor Alderete para resistir los controles de la Auditoría General de la Nación, a pesar de que la obra social recibía una subvención del Tesoro: éste le garantizaba una recaudación no inferior a 200 millones por mes, cubriendo cualquier diferencia.
Incluido en el Presupuesto el PAMI, se abrirá el debate de sus gastos en el Congreso y tendrá que ajustarse al sistema de cuotas que rige a toda la administración nacional: se gasta según las autorizaciones parciales que se consiguen. De acuerdo a la otra decisión aliancista, el organismo que intentó reorganizar la actual vicejefa comunal Cecilia Felgueras estará sujeto a sus propios recursos, provenientes de los aportes patronales, de empleados en actividad y de los propios jubilados.
En el primer semestre del año, el Tesoro auxilió a la obra social con 116 millones de pesos, asistencia que no fue mayor gracias a que la moratoria previsional aportó 38 millones adicionales a las arcas del PAMI.
Según las estimaciones de Economía, el año próximo el PAMI recaudará 2334 millones de pesos, algo menos de los 2400 millones de pesos que viene gastando hasta ahora. Aun pensando que se pueden cumplir esas optimistas proyecciones, el organismo estaría obligado a ajustar sus cuentas.
“El grueso del proyecto de Presupuesto está basado en el gasto, que recortamos en 700 millones de pesos”, admitía ayer el subsecretario de Presupuesto, Nicolás Gadano. El funcionario de Economía detalló otras modificaciones que intentará introducir el Gobierno con el proyecto girado al Congreso, muchas de las cuales aspiran a perfeccionar la forma en la que se administran los escasos recursos que deja disponibles el pago de intereses de la deuda, que este año demandarán más de 11 mil millones de pesos:
Pensiones graciables. Se transferirán a la órbita de Desarrollo Social las pensiones graciables otorgadas por el Congreso y que fueron prorrogadas. El ministerio de Graciela Fernández Meijide puede darlas de baja y reasignar los fondos en base a sus propios criterios que atienden, por ejemplo, casos de pobreza extrema o familias muy numerosas. Actualmente los legisladores las asignan discrecionalmente (ver página 14).
Subsidio al gas. El Gobierno modificará la forma de prorratear el subsidio al gas patagónico, con el objetivo que de que se beneficien las familias de menores ingresos. La Secretaría de Energía y el Enargás están haciendo un prorrateo para calcular cuánto consume una familia standard. Por ahora, bajó de 85 a 60 millones de dólares el monto total anual de esa subvención y redujo a la mitad la que beneficia a las naftas patagónicas (ver aparte).
Fondo del Tabaco. Seguirá nutriéndose con el mismo impuesto sobre los cigarrillos, que permite recaudar 180 millones al año. Pero desde el año próximo, sólo la mitad seguirá destinándose a los productores tabacaleros aunque con un prorrateo diferente: en lugar de asignarse según los kilos producidos, algo que favorece a las grandes tabacaleras, se fijará un tope por productor, comenzando el reparto entre los más chicos.

Universidad bajo estudio

El proyecto de ley de Presupuesto 2001 enviado al Congreso contiene un artículo que provocará revuelo en el ámbito educativo. Se trata del capítulo que regula los aportes de fondos a las universidades nacionales. Según la nueva norma que quiere imponer el Poder Ejecutivo, las universidades conservan el presupuesto de 1800 millones de pesos anuales. Pero se establece que una suma de hasta 311 millones de pesos serán retenida por el Ministerio de Educación, que la distribuirá de acuerdo al cumplimiento de una serie de criterios por parte de las casas de altos estudios: a) número de alumnos regulares; b) plantas docentes necesarias de acuerdo con la necesidad académica; c) necesidades socioeducativas de los estudiantes; d) eficiencia en la asignación de recursos; e) actividades de investigación realizadas. “Fue una iniciativa del Ministerio de Educación, que nosotros apoyamos con entusiasmo”, dicen en Economía. Y plantean que no violaría la autonomía universitaria si es aprobada por el Parlamento: “La autonomía tiene el límite de las leyes del Congreso”, afirman. Sea como fuere, lo cierto es que tal propuesta promete poner en pie de guerra a los rectores, que ya acordaron en el marco del Consejo Interuniversitario Nacional (CIN) que sólo aceptarían tales criterios siempre que se trate de distribuir una suma de recursos que supere los 1800 millones de pesos que recibirán este año.

 

Mayor poder para Economía

El Gobierno coló en el proyecto de Presupuesto nacional parte de la reforma administrativa que impulsa el vicepresidente, Carlos Alvarez. Uno de los puntos clave de esta iniciativa consiste en devolver a Economía su tradicional poder de decisión sobre los millonarios proyectos que financian el BID y el Banco Mundial, cuya administración sufrirá un drástico ajuste. Ahora esos programas son competencia de la Jefatura de Gabinete. A partir del 2001, José Luis Machinea tendrá injerencia en todas las decisiones referidas a estos préstamos, incluida la propia determinación de si tomarlos o no. Sobran casos en los que el Estado toma un crédito pero luego no lo ejecuta, bien sea porque no tiene recursos para la contrapartida –dinero que debe aportar el gobierno argentino–, bien porque no puede endeudarse, so pena de agrandar el déficit. Por el régimen de penalidades de aquellos organismos, esta demora genera costos para el Estado, que intentarían evitarse. Pero lo que el propio subsecretario de Presupuesto, Nicolás Gadano, ayer admitió como una decisión muy polémica es la intención de centralizar la administración de estos programas, hoy dispersos entre múltiples unidades ejecutoras. La duplicación de esfuerzos administrativos termina así absorbiendo en cada una de ellas una porción importante del crédito.

 

 

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