Por
Carlos Noriega
Desde Lima
Un
Vladimiro Montesinos enjaulado, con traje de prisionero y máscara
de cartón, es paseado por las calles cercanas al Servicio de Inteligencia
Nacional (SIN), donde un grupo de manifestantes convocados por la agrupación
civil Resistencia exige información sobre el paradero del siniestro
personaje. La gente que rodea la jaula corea la consigna convertida en
demanda nacional: Juicio a Montesinos. El verdadero Montesinos
se encuentra, supuestamente, más allá, tras los protegidos
muros de la base militar de Las Palmas, donde funciona el SIN. Pero nadie
sabe en qué situación. Unas versiones dicen que está
detenido, otras que, más bien, se encuentra atrincherado con los
aliados que aún le quedan.
Mientras nadie sabe dónde está Montesinos y las autoridades
actúan como sus protectores, el presidente Alberto Fujimori continúa
recluido en palacio, en absoluto silencio desde el mensaje en que renunció
a completar su tercer mandato y prometió convocar a elecciones
anticipadas. Ayer se reunió en privado con algunos de sus ministros
y colaboradores. El nerviosismo domina los pasillos del Palacio de Gobierno,
el Congreso y las oficinas gubernamentales, ante la certidumbre del congresista
Fernando Olivera quien destapó el escándalo del soborno
de la existencia de más videos (salidos de la videoteca del SIN)
que comprometen a importantes personajes del régimen. Por la noche,
el líder opositor Alejandro Toledo encabezó un mitin de
celebración en la Plaza San Martín. Pero existe consenso
acerca de que por ahora esa celebración es solamente parcial. La
crisis es muy profunda, puede ocurrir cualquier cosa, resumió
Toledo, cuya figura se ha agigantado por los acontecimientos.
En la mañana de ayer, el abogado César Carmen Ojeda presentó
un recurso de hábeas corpus, a nombre de la hermana de Montesinos,
denunciando la detención del ex asesor presidencial por una orden
militar sin mandato judicial. Este recurso parecía confirmar la
detención de quien fuera el hombre más cercano a Fujimori
durante los últimos diez años de poder absoluto. Pero luego
el congresista oficialista Luis Delgado Aparicio, considerado como uno
de los líderes del llamado sector montesinista del Congreso, aseguró
que el recurso era fraguado y que Montesinos no estaba detenido porque
no había ninguna orden judicial en tal sentido, pero negó
conocer su paradero. Delgado señaló que esto se lo había
informado por teléfono una persona a la que no identificó.
Según Delgado, el congresista sobornado Alberto Kouri rindió
el domingo su primera manifestación ante un fiscal. Este interrogatorio
habría sido realizado en su domicilio. En este ambiente de desinformación
y manejos secretos, no se conoce el nombre del fiscal que, según
Delgado, estaría investigando el caso y habría tomado la
supuesta declaración de Kouri.
Cinco congresistas opositores llegaron hasta el local del SIN para verificar
la voceada detención de Montesinos. Luego de una larga espera,
un coronel de apellido Rodríguez les aseguró que Montesinos
estaba detenido en las instalaciones del Comando de Instrucción
del Ejército, donde hay un penal militar. Pero allí, el
general José Herrera Rosas negó esa detención y les
entregó a los congresistas un documento con su firma asegurando
que el hombre al que buscaban y al que todo el país busca
no estaba en ese lugar. De regreso al SIN no les permitieron ingresar
alegando que se necesitaba una orden del primer ministro, Federico Salas.
Hasta el momento del envío de este despacho, Salas no respondía.
Salas fue un candidato presidencial opositor que siguió el mismo
camino de uninesperado cambio de camiseta política del sobornado
congresista Alberto Kouri.
Importantes jefes militares siguen estrechamente vinculados a Montesinos
por lazos de oscuros negocios y violaciones a los derechos humanos. Y
lo que más temen es un juicio independiente a Montesinos, en el
que además del soborno se podrían sumar otros cargos como
enriquecimiento ilícito, relaciones con el narcotráfico,
tráfico de armas, torturas y asesinatos. En estas horas de misterio
sobre su paradero, Montesinos estaría, según una versión
periodística que cita fuentes militares, abocado a destruir documentación
comprometedora y negociar una salida lo menos dolorosa posible. Esta podría
pasar por un apartamiento del poder, pero sin un juicio, o, en todo caso,
una investigación solamente sobre el caso de soborno que termine
exculpándolo.
La marcha de los acontecimientos durante los últimos días
confirma los temores de quienes aseguran que mientras Fujimori siga en
el Palacio de Gobierno es prácticamente imposible pensar que Montesinos
sea sometido a un juicio imparcial. La transición a unas elecciones
realmente democráticas con Fujimori al timón también
genera fundado escepticismo. La oposición se ha retirado de la
mesa de diálogo de la OEA escenario en el que se programaría
la salida a la crisis política hasta que Montesinos no sea
detenido. La exigencia de un gobierno de transición que reemplace
a Fujimori hasta el cambio de gobierno está en la agenda opositora.
El oficialismo se niega a aceptar esa salida, pero ahora está más
débil que nunca para negociar.
DIEGO
GARCIA SAYAN, ASESOR DEL LIDER OPOSITOR
Toledo lleva
las de ganar
Por
C. N.
Considerado uno de los más importantes juristas del país
y asesor de Alejandro Toledo, Diego García Sayán analizó
en diálogo con Página/12 la situación política
actual en que se encuentra el Perú.
¿Por qué Fujimori buscó salir de la crisis
sacrificando a su gobierno y no destituyendo a Montesinos?
Según los pocos elementos de información con que se
cuenta, sacar a Montesinos habría encontrado resistencias en el
aparato militar que éste controla. Para superar esta impasse de
facto, se dio este salto hacia adelante, que dejó descolocada a
la oposición militar que parece haber encontrado Fujimori. La situación
de Fujimori era compleja porque su base de apoyo eran estos sectores militares
que pasaron a una situación de conflicto. Aquí se manifiesta
la dimensión del poder que había adquirido Montesinos.
La situación actual indicaría que Montesinos conserva
algo de ese poder.
Sin duda mantiene esa base de poder en la cúpula militar
que él ha formado. El hecho de que aún no existan señales
concretas de que se haya procedido a su destitución y menos a su
detención, es una prueba elocuente del poder enorme del que todavía
goza Montesinos y de los forcejeos que deben estar en curso. Es evidente
que Montesinos ha sido la cúspide de una estructura de poder con
nombres y apellidos muy concretos que verían debilitadas sus posiciones,
cuando no ser destituidos, si colapsa Montesinos. De manera que están
defendiéndose ellos mismos al defenderlo.
¿Montesinos y la cúpula militar estarían negociando
con Fujimori un pacto que les asegure la impunidad luego de su salida?
Podría ser que eso esté en camino. Una opción
de esas negociaciones podría ser que Montesinos sea investigado
y en un proceso sumarísimo absuelto por la justicia militar. Sería
una manera de dar formalmente por investigado el asunto. Sin embargo,
en un gobierno que está de salida un pacto de impunidad sería
muy precario al mediano plazo.
¿La transición a nuevas elecciones exige la renuncia
inmediata de Fujimori y su reemplazo por un gobierno provisional?
Ese sería un paso muy positivo para garantizar que la conducción
del Estado tenga condiciones mínimas de transparencia, ya que hay
legítimas razones para sospechar que Fujimori no va a ser neutral
y tratará de poner a un delfín. Sin embargo, podría
ser que por la actual situación de poder eso no sea factible. En
ese caso no se cierra la posibilidad de una negociación y habría
que contemplar otros escenarios, como que exista un cambio del gabinete
por uno que exprese distintas corrientes de opinión, así
como que el espacio de la OEA se convierta en el escenario del diálogo
político para llegar a los acuerdos necesarios para modificar el
sistema electoral y devolverle al país la libertad de expresión.
¿En qué tiempo deberían convocarse las nuevas
elecciones?
La convocatoria debería producirse en las próximas
dos o tres semanas y las elecciones deberían realizarse los últimos
días del año o en enero del 2001.
Alejandro Toledo, ¿es el candidato natural de un frente opositor?
Creo que Toledo tiene las condiciones políticas apropiadas
para ser en este marco el candidato de más fuerza. Sin embargo,
si hay otra figura como alternativa democrática, estoy seguro de
que Toledo aceptaría que así sea.
¿Cuál es el futuro del fujimorismo?
El fujimorismo no es una ideología, ni una propuesta doctrinaria.
Es una suma de intereses. En la medida en que siga esa suma de intereses
va ahaber una voluntad por preservarlos. Si no, creo que esto sería
el fin del fujimorismo.
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