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PERU ANTE EL DILEMA DE GESTIONAR UNA TRANSICION
Tema del traidor y del héroe

 

�Juicio a Montesinos� es la consigna que reúne a toda la oposición peruana, después del video que delató al jefe de la policía política pagando un soborno. Pero el paradero del asesor de Fujimori se ignora.

Por Carlos Noriega
Desde Lima

t.gif (862 bytes) Un Vladimiro Montesinos enjaulado, con traje de prisionero y máscara de cartón, es paseado por las calles cercanas al Servicio de Inteligencia Nacional (SIN), donde un grupo de manifestantes convocados por la agrupación civil Resistencia exige información sobre el paradero del siniestro personaje. La gente que rodea la jaula corea la consigna convertida en demanda nacional: “Juicio a Montesinos”. El verdadero Montesinos se encuentra, supuestamente, más allá, tras los protegidos muros de la base militar de Las Palmas, donde funciona el SIN. Pero nadie sabe en qué situación. Unas versiones dicen que está detenido, otras que, más bien, se encuentra atrincherado con los aliados que aún le quedan.
Mientras nadie sabe dónde está Montesinos y las autoridades actúan como sus protectores, el presidente Alberto Fujimori continúa recluido en palacio, en absoluto silencio desde el mensaje en que renunció a completar su tercer mandato y prometió convocar a elecciones anticipadas. Ayer se reunió en privado con algunos de sus ministros y colaboradores. El nerviosismo domina los pasillos del Palacio de Gobierno, el Congreso y las oficinas gubernamentales, ante la certidumbre del congresista Fernando Olivera –quien destapó el escándalo del soborno– de la existencia de más videos (salidos de la videoteca del SIN) que comprometen a importantes personajes del régimen. Por la noche, el líder opositor Alejandro Toledo encabezó un mitin de celebración en la Plaza San Martín. Pero existe consenso acerca de que por ahora esa celebración es solamente parcial. “La crisis es muy profunda, puede ocurrir cualquier cosa”, resumió Toledo, cuya figura se ha agigantado por los acontecimientos.

El temido jefe del SIN Vladimiro Montesinos, durante su esplendor.

En la mañana de ayer, el abogado César Carmen Ojeda presentó un recurso de hábeas corpus, a nombre de la hermana de Montesinos, denunciando la detención del ex asesor presidencial por una orden militar sin mandato judicial. Este recurso parecía confirmar la detención de quien fuera el hombre más cercano a Fujimori durante los últimos diez años de poder absoluto. Pero luego el congresista oficialista Luis Delgado Aparicio, considerado como uno de los líderes del llamado sector montesinista del Congreso, aseguró que el recurso era fraguado y que Montesinos no estaba detenido porque no había ninguna orden judicial en tal sentido, pero negó conocer su paradero. Delgado señaló que esto se lo había informado por teléfono una persona a la que no identificó. Según Delgado, el congresista sobornado Alberto Kouri rindió el domingo su primera manifestación ante un fiscal. Este interrogatorio habría sido realizado en su domicilio. En este ambiente de desinformación y manejos secretos, no se conoce el nombre del fiscal que, según Delgado, estaría investigando el caso y habría tomado la supuesta declaración de Kouri.
Cinco congresistas opositores llegaron hasta el local del SIN para verificar la voceada detención de Montesinos. Luego de una larga espera, un coronel de apellido Rodríguez les aseguró que Montesinos estaba detenido en las instalaciones del Comando de Instrucción del Ejército, donde hay un penal militar. Pero allí, el general José Herrera Rosas negó esa detención y les entregó a los congresistas un documento con su firma asegurando que el hombre al que buscaban –y al que todo el país busca– no estaba en ese lugar. De regreso al SIN no les permitieron ingresar alegando que se necesitaba una orden del primer ministro, Federico Salas. Hasta el momento del envío de este despacho, Salas no respondía. Salas fue un candidato presidencial opositor que siguió el mismo camino de uninesperado cambio de camiseta política del sobornado congresista Alberto Kouri.
Importantes jefes militares siguen estrechamente vinculados a Montesinos por lazos de oscuros negocios y violaciones a los derechos humanos. Y lo que más temen es un juicio independiente a Montesinos, en el que además del soborno se podrían sumar otros cargos como enriquecimiento ilícito, relaciones con el narcotráfico, tráfico de armas, torturas y asesinatos. En estas horas de misterio sobre su paradero, Montesinos estaría, según una versión periodística que cita fuentes militares, abocado a destruir documentación comprometedora y negociar una salida lo menos dolorosa posible. Esta podría pasar por un apartamiento del poder, pero sin un juicio, o, en todo caso, una investigación solamente sobre el caso de soborno que termine exculpándolo.
La marcha de los acontecimientos durante los últimos días confirma los temores de quienes aseguran que mientras Fujimori siga en el Palacio de Gobierno es prácticamente imposible pensar que Montesinos sea sometido a un juicio imparcial. La transición a unas elecciones realmente democráticas con Fujimori al timón también genera fundado escepticismo. La oposición se ha retirado de la mesa de diálogo de la OEA –escenario en el que se programaría la salida a la crisis política– hasta que Montesinos no sea detenido. La exigencia de un gobierno de transición que reemplace a Fujimori hasta el cambio de gobierno está en la agenda opositora. El oficialismo se niega a aceptar esa salida, pero ahora está más débil que nunca para negociar.


DIEGO GARCIA SAYAN, ASESOR DEL LIDER OPOSITOR
“Toledo lleva las de ganar”

Por C. N.
Considerado uno de los más importantes juristas del país y asesor de Alejandro Toledo, Diego García Sayán analizó en diálogo con Página/12 la situación política actual en que se encuentra el Perú.
–¿Por qué Fujimori buscó salir de la crisis sacrificando a su gobierno y no destituyendo a Montesinos?
–Según los pocos elementos de información con que se cuenta, sacar a Montesinos habría encontrado resistencias en el aparato militar que éste controla. Para superar esta impasse de facto, se dio este salto hacia adelante, que dejó descolocada a la oposición militar que parece haber encontrado Fujimori. La situación de Fujimori era compleja porque su base de apoyo eran estos sectores militares que pasaron a una situación de conflicto. Aquí se manifiesta la dimensión del poder que había adquirido Montesinos.
–La situación actual indicaría que Montesinos conserva algo de ese poder.
–Sin duda mantiene esa base de poder en la cúpula militar que él ha formado. El hecho de que aún no existan señales concretas de que se haya procedido a su destitución y menos a su detención, es una prueba elocuente del poder enorme del que todavía goza Montesinos y de los forcejeos que deben estar en curso. Es evidente que Montesinos ha sido la cúspide de una estructura de poder con nombres y apellidos muy concretos que verían debilitadas sus posiciones, cuando no ser destituidos, si colapsa Montesinos. De manera que están defendiéndose ellos mismos al defenderlo.
–¿Montesinos y la cúpula militar estarían negociando con Fujimori un pacto que les asegure la impunidad luego de su salida?
–Podría ser que eso esté en camino. Una opción de esas negociaciones podría ser que Montesinos sea investigado y en un proceso sumarísimo absuelto por la justicia militar. Sería una manera de dar formalmente por investigado el asunto. Sin embargo, en un gobierno que está de salida un pacto de impunidad sería muy precario al mediano plazo.
–¿La transición a nuevas elecciones exige la renuncia inmediata de Fujimori y su reemplazo por un gobierno provisional?
–Ese sería un paso muy positivo para garantizar que la conducción del Estado tenga condiciones mínimas de transparencia, ya que hay legítimas razones para sospechar que Fujimori no va a ser neutral y tratará de poner a un delfín. Sin embargo, podría ser que por la actual situación de poder eso no sea factible. En ese caso no se cierra la posibilidad de una negociación y habría que contemplar otros escenarios, como que exista un cambio del gabinete por uno que exprese distintas corrientes de opinión, así como que el espacio de la OEA se convierta en el escenario del diálogo político para llegar a los acuerdos necesarios para modificar el sistema electoral y devolverle al país la libertad de expresión.
–¿En qué tiempo deberían convocarse las nuevas elecciones?
–La convocatoria debería producirse en las próximas dos o tres semanas y las elecciones deberían realizarse los últimos días del año o en enero del 2001.
–Alejandro Toledo, ¿es el candidato natural de un frente opositor?
–Creo que Toledo tiene las condiciones políticas apropiadas para ser en este marco el candidato de más fuerza. Sin embargo, si hay otra figura como alternativa democrática, estoy seguro de que Toledo aceptaría que así sea.
–¿Cuál es el futuro del fujimorismo?
–El fujimorismo no es una ideología, ni una propuesta doctrinaria. Es una suma de intereses. En la medida en que siga esa suma de intereses va ahaber una voluntad por preservarlos. Si no, creo que esto sería el fin del fujimorismo.

 

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