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SE ESTRENA “FUCKLAND, UNA PELICULA CLANDESTINA”
“Esta es una idea ridícula”

José Luis Marqués y Fabián Stratta, director y actor del film rodado en Malvinas en secreto, afirman que el proyecto fue �tan demente como ir a la guerra con Gran Bretaña, pero menos sangriento�.

Por Mariano Blejman

t.gif (862 bytes)  Fue una argentinada. Llegaron a las islas Malvinas pretendiendo aparecer como simples turistas que no se conocían entre sí. Sin embargo, se conocían y bastante bien: su objetivo era filmar una película clandestina en esas islas que en inglés se llaman Falklands. El guión del atrevimiento cuenta una historia de un típico “langa” argentino que da vergüenza ajena cuando sale de su país y cuya misión es hacerles el amor a las mujeres de la isla con el fin de “sembrar semen argentino”. De allí Fuckland, el nombre de la película, que se estrenará este jueves. En una entrevista con Página/12, José Luis Marqués, director, y Fabián Stratta, protagonista, explicaron cómo fue filmar una película en un lugar donde los argentinos caen mal y son poco queridos, con el peso de una guerra absurda en la memoria de todos los involucrados. La difusión del rodaje, hace varias semanas, produjo una oleada de repercusiones, incluso en la prensa inglesa.
–¿Se imaginó la repercusión de la película aun antes de estrenarse?
Marqués: –Suponía que iba a tener repercusión en la Argentina, pero jamás pensé que iba a salir en un diario ruso, por ejemplo. Pasan cosas rarísimas: hay 700 entradas de Checoslovaquia a la página de Internet, que es sólo en español. Me llamó gente desde España que quiere comprar el formato para hacer lo mismo en Gibraltar. También en Inglaterra tuvo una repercusión enorme (ayer hubo una nota muy seria en el diario The Guardian). Tampoco me esperaba que la eligiesen en un festival en Londres y para dar un tour por Inglaterra.
–¿Cuál es el mensaje que pretende dejar la película?
Marqués: –Es una autocrítica argentina. Yo quise contar el recorte de un argentino fuera de la Argentina. Suele suceder que cuando uno ve un argentino en el exterior le da vergüenza ajena. Hay ciertas características típicamente argentinas que tienen que ver con conseguir las cosas de manera no demasiado ética. Es una ironía sobre nosotros mismos.
–¿No hay un dejo de resignación o de revancha?
Marqués: –La idea de la película es tan demente como la de combatir contra Gran Bretaña. La misión de este tipo es casi tan estúpida como la de hacerles una guerra. En todo caso es menos sangrienta y menos dolorosa.
–¿Cómo influyó Internet como herramienta de marketing?
Marqués: –La idea de la utilización de Internet no es algo que inventamos nosotros. Todos los largometrajes tienen su página web. Aprovechamos Internet para mezclar la ficción con la realidad. Las cosas que contamos en la página no son del todo ciertas, pero tampoco del todo mentira. Fabián fue y grabó con su cámara. Muchos lo comparan con el Proyecto Blair Witch, pero a diferencia de Blair Witch que era todo ficticio, acá la verdad existe.
–Contar o no la película es un doble juego, ¿no puede perder el encanto?
Strata: –No es un documental donde uno mostró una serie de situaciones reales. Además hay toda una historia de por medio para relatar. La primera etapa de la película está en cómo se hizo. Eso generó una situación polémica. Ahora el segundo paso es cómo se sostiene. Por eso mostramos muy poco. Estamos intentando conservar la imagen de la película.
–¿Qué le pasa al personaje cuando llega a las Malvinas?
Strata: –Visto desde distintos ángulos, yo compongo a Fabián Strata que se llama igual que yo, pero tiene ciertas características argentinas, de chanta, de crápula machista que quiere ver cumplida su misión: embarazar kelpers para que luego lo sigan otros y así recuperar las islas en 30 o 40 años. No tiene un cuestionamiento ideológico, no tiene remordimientos, no tiene monstruos en su cabeza. Trata de hacer todo lo posible para levantarse una mina. Es un estratega sin remordimientos.
Marqués: –Buscábamos vincularnos y lograr cierto grado de confianza para poder hablar con la gente. En la isla no te alquilan autos por ser argentino. Si ya como turista ellos te colocan como enemigo, sumado a eso firmar una película clandestina es sumar a la comida algo más picante.
–Aparece el problema de las interpretaciones aberrantes...
Marqués: –El otro día le di un reportaje al Sunday Telegraph de Inglaterra, que es un diario de derecha, y después la mina escribió que era la misión de Galtieri llevada al celuloide. Por otro lado el diario The Guardian puso algo totalmente distinto. El Pengüin News le pidió hoy al Film Festival que no exhiba la película. Y hace referencia al artículo del Sunday, que es absolutamente erróneo.
–¿Y cuál es su visión de la isla?
Strata: –En la isla hay una especie de consejo de ancianos que gobierna y actúa de censor de la información. Por ejemplo, si uno entra con una revista pornográfica se la sacan en el aeropuerto. Pero la gente joven tiene otra perspectiva. La única referencia formal que tenemos es que el procurador de las islas dijo que nunca hubiesen dejado que filmemos, pero por otro lado dijeron que no era nada ilegal. Allí el único cine que hay es militar, por lo tanto no creo que se vea.
–¿Y qué opinión personal tiene de la idea del mestizaje?
Marqués: –Es una idea ridícula, aunque otros pueblos la hayan utilizado para la conquista. Pero la película no es una apología de la conquista. No creo que haya argentinos que sigan a Fabián. Eso es pelotudo. En caso de que fuera cierto, uno deja un hijo ahí: ¿que garantías tiene de que el hijo que deje quiera ser argentino? Es como vender semillas de alambres de púa.


El riesgo constante

Fuckland es la primera película Dogma 95 de la Argentina. Hasta ahora, hay quince en el mundo rodadas bajo esas reglas. José Luis Marqués ya tenía como referencia el manifiesto creado por Lars Von Trier y Thomas Vinterberg cuando pensó por primera vez en introducirse en la experimentación, partiendo del total desconocimiento de las situaciones y teniendo al riesgo siempre presente. Las siete personas que participaron del rodaje compraron los pasajes por Internet y viajaron en un mismo avión, pero haciendo como que no se conocían. El primer riesgo fue que descubrieran los más de 200 casetes de video. En Fuckland el actor hizo su personaje 24 horas al día: prendía la cámara cuando se levantaba y la apagaba al irse a dormir. “Aprendí a conocer mis propios límites”, explica Strata. La producción trabajó con un equipo de abogados: “Queríamos tomar todos los recaudos”, explica Marqués. Pero el riesgo mayor era ser acusados de espionaje. Por ello tomaron ciertos recaudos de producción: no se filmó con cámaras ocultas ni en lugares prohibidos. Tampoco se filmó la intimidad de la gente. El productor realizó una declaración jurada que fue lacrada, explicitando las intenciones genuinas del proyecto. Antes de embarcarse, prometieron “si cae uno, caemos todos”.

 

 

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