Por
Roque Casciero
Con casi dos millones de discos vendidos en todo el mundo, Madredeus
es el grupo portugués más popular de la actualidad. Sus
quince años de trayectoria han sido de incesante crecimiento, en
especial a partir de Ainda (1995), disco que sirvió como banda
sonora de la película Historia de Lisboa, de Wim Wenders. La particularidad
es que Madredeus no hace música pop: están más cerca
de las melodías litúrgicas y medievales -aunque con una
pátina de modernidad que de los rankings de las radios. En
su show de esta noche (a las 21, en el teatro Gran Rex), el grupo repasará
buena parte de su historia al presentar su álbum Antología.
El líder y guitarrista Pedro Ayres Magallanes, en conversación
con Página/12, afirma que haber editado una recopilación
tiene que ver con ilustrar la historia un tanto extraña de
un grupo de origen popular, en especial para países donde recién
empiezan a editarse nuestros discos.
Aunque todavía tiene bastantes shows por delante, Madredeus ya
grabó un nuevo álbum, Movimento, que aparecerá en
marzo del año próximo. Ayres Magallanes asegura que le cuesta
encontrar las palabras para explicar las diferencias con los trabajos
anteriores del grupo. Las composiciones tienen relación con
los mismos elementos sobre los que hablamos en el pasado: el mar, la naturaleza,
los viajes, el amor, la vida, la muerte, la pasión platónica,
Dios... Pero todo eso aparece de modo más introspectivo, más
relacionado con nuestra propia experiencia. En las letras se creó
ese ambiente en el que el viajero, el que está en movimiento, le
habla y le canta al movimiento.
Más allá de su búsqueda musical, lo que distingue
a Madredeus es la voz de su cantante Teresa Salgueiro. Esa chica que el
guitarrista encontró por casualidad en 1985 cuando la escuchó
cantar, a los 17 años, en una taberna para sus amigos se
tornó imprescindible para sus compañeros, al punto que Ayres
Magallanes dice que, sin ella, el grupo sería otro. En la
contratapa de nuestro primer disco lo escribí muy claramente: encontramos
nuestra voz en Teresa, que se tornó nuestra inspiración.
Hacemos las canciones para ella. Si tuviéramos otra cantante, haríamos
otras canciones, explica.
¿Usted y los demás compositores del grupo tienen en
mente la interpretación al momento de escribir las canciones?
Claro. La interpretación de Teresa es fundamental para la
construcción de nuestro repertorio. Ella no es autora, pero colabora
en nuestra oficina, por decirlo de algún modo. Las
letras, en especial, están compuestas exclusivamente para ella.
Incluso la invito a cantar a mi casa y así perfecciono las canciones.
Hay frases y melodías que no van bien con su cara o con su voz,
entonces las descarto.
En este momento, Salgueiro y usted son los únicos miembros
originales que quedan en el grupo...
Bueno, pero los demás están desde hace mucho. José
Peixoto (guitarra) entró en 1992 porque, cuando percibí
que había una excusa para tocar la guitarra clásica, decidí
incluir una más. En ese momento el grupo progresó mucho.
La construcción de O espirito da paz (94) y de Ainda no hubiera
sido posible sin él, porque estableció espacio para las
armonías y porque tiene un notable modo de expresión. Carlos
María Trinidade (teclados) y Fernando Judice (contrabajo) entraron
un poco más tarde y también hicieron un gran aporte.
¿Qué le parece el hecho de que se vincule a Madredeus
con la corriente new age?
La verdad, pienso que no tenemos nada que ver con esa música.
¿No será por los colchones de teclados que utilizan?
No, porque los usamos casi como un instrumento artesanal. Son tocados
en tiempo real, no programados y disparados. No creo que sea acertado
decir que nuestra música, aunque a veces se asocie a ritmos y melodías
atmosféricos, tenga que estar en la categoría de tantos
discos de conócete a ti mismo, respira con las
montañas o los sonidos de lanaturaleza (se ríe).
Nuestra música no es de ninguna nueva era sino bien contemporánea.
Cada vez que aparece un grupo o un artista nuevo en Portugal se
le cuelga el cartelito de fado. Usted tuvo que aclarar varias veces que
lo suyo es otra cosa. ¿Es la popularidad del fado una carga para
los músicos portugueses?
Sin duda. Es una carga leve, pero carga al fin. En los inicios del
grupo sabía que quería utilizar algunas ideas de la concepción
del fado, pero evitar sus lugares comunes: la tristeza solapada, la taberna
oscura, la traición, la venganza, el sufrimiento... No usamos la
guitarra portuguesa ni abordamos esa poesía terrenal para que no
nos confundieran. Sin embargo, cuando viajamos, lo primero que nos preguntan
es si representamos al fado contemporáneo o si Teresa es la sucesora
de Amalia Rodrigues. Bah, lo peor es que, más que preguntarlo,
¡lo afirman! A veces, en broma, decimos que tenemos que hacer un
disco de fado para que, de una vez por todas, se entienda la diferencia.
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