Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


KIOSCO12

�La popularidad del fado es una carga para el músico portugués�

Pedro Ayres Magallanes, líder y guitarrista de Madredeus, no quiere que confundan a su grupo, el más popular de Portugal, con la corriente del �conócete a ti mismo� de la new age.

Por Roque Casciero

t.gif (862 bytes)  Con casi dos millones de discos vendidos en todo el mundo, Madredeus es el grupo portugués más popular de la actualidad. Sus quince años de trayectoria han sido de incesante crecimiento, en especial a partir de Ainda (1995), disco que sirvió como banda sonora de la película Historia de Lisboa, de Wim Wenders. La particularidad es que Madredeus no hace música pop: están más cerca de las melodías litúrgicas y medievales -aunque con una pátina de modernidad– que de los rankings de las radios. En su show de esta noche (a las 21, en el teatro Gran Rex), el grupo repasará buena parte de su historia al presentar su álbum Antología. El líder y guitarrista Pedro Ayres Magallanes, en conversación con Página/12, afirma que haber editado una recopilación tiene que ver con “ilustrar la historia un tanto extraña de un grupo de origen popular, en especial para países donde recién empiezan a editarse nuestros discos”.
Aunque todavía tiene bastantes shows por delante, Madredeus ya grabó un nuevo álbum, Movimento, que aparecerá en marzo del año próximo. Ayres Magallanes asegura que le cuesta encontrar las palabras para explicar las diferencias con los trabajos anteriores del grupo. “Las composiciones tienen relación con los mismos elementos sobre los que hablamos en el pasado: el mar, la naturaleza, los viajes, el amor, la vida, la muerte, la pasión platónica, Dios... Pero todo eso aparece de modo más introspectivo, más relacionado con nuestra propia experiencia. En las letras se creó ese ambiente en el que el viajero, el que está en movimiento, le habla y le canta al movimiento.”
Más allá de su búsqueda musical, lo que distingue a Madredeus es la voz de su cantante Teresa Salgueiro. Esa chica que el guitarrista encontró por casualidad en 1985 –cuando la escuchó cantar, a los 17 años, en una taberna para sus amigos– se tornó imprescindible para sus compañeros, al punto que Ayres Magallanes dice que, sin ella, el grupo sería otro. “En la contratapa de nuestro primer disco lo escribí muy claramente: encontramos nuestra voz en Teresa, que se tornó nuestra inspiración. Hacemos las canciones para ella. Si tuviéramos otra cantante, haríamos otras canciones”, explica.
–¿Usted y los demás compositores del grupo tienen en mente la interpretación al momento de escribir las canciones?
–Claro. La interpretación de Teresa es fundamental para la construcción de nuestro repertorio. Ella no es autora, pero colabora en nuestra “oficina”, por decirlo de algún modo. Las letras, en especial, están compuestas exclusivamente para ella. Incluso la invito a cantar a mi casa y así perfecciono las canciones. Hay frases y melodías que no van bien con su cara o con su voz, entonces las descarto.
–En este momento, Salgueiro y usted son los únicos miembros originales que quedan en el grupo...
–Bueno, pero los demás están desde hace mucho. José Peixoto (guitarra) entró en 1992 porque, cuando percibí que había una excusa para tocar la guitarra clásica, decidí incluir una más. En ese momento el grupo progresó mucho. La construcción de O espirito da paz (94) y de Ainda no hubiera sido posible sin él, porque estableció espacio para las armonías y porque tiene un notable modo de expresión. Carlos María Trinidade (teclados) y Fernando Judice (contrabajo) entraron un poco más tarde y también hicieron un gran aporte.
–¿Qué le parece el hecho de que se vincule a Madredeus con la corriente new age?
–La verdad, pienso que no tenemos nada que ver con esa música.
–¿No será por los colchones de teclados que utilizan?
–No, porque los usamos casi como un instrumento artesanal. Son tocados en tiempo real, no programados y disparados. No creo que sea acertado decir que nuestra música, aunque a veces se asocie a ritmos y melodías atmosféricos, tenga que estar en la categoría de tantos discos de “conócete a ti mismo”, “respira con las montañas” o “los sonidos de lanaturaleza” (se ríe). Nuestra música no es de ninguna nueva era sino bien contemporánea.
–Cada vez que aparece un grupo o un artista nuevo en Portugal se le cuelga el cartelito de fado. Usted tuvo que aclarar varias veces que lo suyo es otra cosa. ¿Es la popularidad del fado una carga para los músicos portugueses?
–Sin duda. Es una carga leve, pero carga al fin. En los inicios del grupo sabía que quería utilizar algunas ideas de la concepción del fado, pero evitar sus lugares comunes: la tristeza solapada, la taberna oscura, la traición, la venganza, el sufrimiento... No usamos la guitarra portuguesa ni abordamos esa poesía terrenal para que no nos confundieran. Sin embargo, cuando viajamos, lo primero que nos preguntan es si representamos al fado contemporáneo o si Teresa es la sucesora de Amalia Rodrigues. Bah, lo peor es que, más que preguntarlo, ¡lo afirman! A veces, en broma, decimos que tenemos que hacer un disco de fado para que, de una vez por todas, se entienda la diferencia.

 

PRINCIPAL