Por Eduardo Videla
Mientras la búsqueda de los tres evadidos del Departamento Central se convirtió ya en una obsesión para el Gobierno y la Policía Federal, el juez federal Gabriel Cavallo sigue investigando hacia arriba la responsabilidad policial: el magistrado les tomará hoy declaración indagatoria a los dos altos jefes separados de su cargo el lunes de su cargo, responsables de la seguridad en el edificio de Moreno 1550. El ex director general de Operaciones, comisario inspector Julio Díaz, y el jefe del Departamento Orden Público, comisario Néstor Mola, quienes deberán declarar como imputados, son los jefes directos de los hasta ahora tres policías detenidos, acusados por �facilitación de fuga�.
Los colaboradores del juez Cavallo han puesto la lupa sobre los policías involucrados: realizan un exhaustivo examen de las listas de llamadas de los teléfonos particulares y celulares de los sospechados, en busca de conexiones entre ellos o con terceras personas que hubieran participado en un eventual arreglo de la fuga. Esto se suma a un pedido de informes sobre el posible incremento patrimonial de esas personas, que apuntalaría la hipótesis del soborno.
Los paraguayos Fidencio Vega Barrios y Luis Alberto Rojas y el argentino Daniel Cabrera se convirtieron en los hombres más buscados del país. En su detención se juega buena parte del futuro del jefe de la Federal, Rubén Santos, quien ayer le agregó una nueva cuota de dramatismo al caso: los dos acusados por el crimen del vicepresidente de Paraguay Luis María Argaña �corren riesgo de vida�. �Si le llega a pasar algo a esta gente cargaríamos con una nueva culpa�, dijo el jefe policial.
En la madrugada de ayer, la policía realizó seis allanamientos en distintos puntos del Gran Buenos Aires, entre ellos, las localidades de Béccar y Boulogne. Y durante el resto del día se efectuaron por lo menos otros 25, confiaron fuentes judiciales y del Gobierno. �Tres de los procedimientos fueron en las casas de los policías que están detenidos por la fuga�, dijo a este diario una fuente vinculada con la investigación. Los tres imputados son el jefe de la alcaidía, comisario Hugo Miguel López; el sargento primero Sofio Godoy, y la auxiliar Violeta Locatelli. Están detenidos en la alcaidía del Departamento Central, el mismo lugar que custodiaron hasta la medianoche del sábado pasado, cuando se produjo la fuga.
Hasta ahora, la situación más complicada es la de la mujer: según las fuentes consultadas por este diario, su relato no habría sido coherente y habría incurrido en contradicciones con lo que declararon los testigos: los tres ex policías bonaerenses acusados por el atentado contra la AMIA. Por ese motivo, el juez podría disponer un careo entre la suboficial y el detenido Mario Bareiro, y eventualmente, con el suboficial Godoy.
Los evadidos, se supo ayer, se llevaron un teléfono celular que pertenecía a la auxiliar Locatelli. Sin embargo, olvidaron otro teléfono móvil, que pertenecía a la esposa del ex policía Mario Bareiro, y que inexplicablemente estaba dentro de la celda. En tanto, la llamada que una hora después de la fuga le hizo Rojas a su esposa, en Asunción, se realizó desde un teléfono público.
La investigación de las graves fallas en la seguridad del edificio no quedará en este nivel. Cavallo resolvió tomar declaración indagatoria a sus superiores, los comisarios Díaz y Mola. El que le sigue en la línea de mando es el superintendente de Seguridad Metropolitana, comisario general Roberto Galvarino, quien ya declaró como testigo en la causa. En cambio, por ahora, no será citado a declarar el jefe de la Policía Federal.
Pese a todo, el secretario de Seguridad, Enrique Mathov, aseguró ayer que el sumario administrativo abierto en la Superintendencia de Asuntos Internos �involucra a todos los miembros de la policía, desde el comisario Santos hasta el último agente�.
�Es posible que sigan los pases a disponibilidad, de acuerdo con el desarrollo de la investigación�, dijo ayer Santos, en un contacto con laprensa. �Estoy preocupado en resolver este problema �remató el jefe�, es una cuestión de carácter prioritario.�
El Gobierno aún sostiene a Santos
De acuerdo con lo que se comentaba ayer en la Casa Rosada, el próximo caído como derivación del escándalo por la fuga de los presos del Departamento de Policía puede ser el superintendente de Seguridad Metropolitana, Roberto Galvarino. Y, agregaban, ése es el techo al que están dispuestos a llegar. �El comisario Santos no se va, para nosotros sería como empezar todo de nuevo�, resumía anoche una alta fuente del Ministerio del Interior.
Cerca del ministro Federico Storani no enumeran más que bondades a la hora de hablar del jefe de la Policía Federal. �Tiene un discurso anti mano dura, eliminó cajas de algunos lugares de la policía, es el único distrito donde se mejoró aunque sea un poco los índices de delito. Hasta llegó a sumariar a policías que pidieron pizza�, exageraban en Interior el perfil de Santos.
Claro que en Gobierno saben que si los tres prófugos siguen sin aparecer y que si la Justicia continúa investigando la pista de los sobornos que supuestamente recibieron algunos policías, recrudecerán los reclamos de renuncias. En esa línea, la próxima víctima podía ser Galvarino, quien, por su cargo, es el máximo responsable de todo lo que ocurra en el Departamento Central. Luego de esa baja, en Interior esperan no ceder más. Porque ni aún en la peor hipótesis �que lo prófugos no aparezcan y se comprueben los sobornos� quieren desprenderse de Santos.
El jefe policial estuvo reunido el lunes a la noche con Storani y el subsecretario de Interior, César Martucci. Allí, Santos se mostró muy afectado por lo insólito de la huida de los dos paraguayos acusados de matar a un vicepresidente, una captura que en su momento le había valido una felicitación. �Ahora siga trabajando en esto con la máxima energía, después hablamos�, le ordenó Storani. Luego, sus funcionarios salieron a defenderlo en público. �En la policía hay 33 mil efectivos y por lo menos 200 sedes. No se puede achacar la responsabilidad a uno solo�, dijo el secretario de Seguridad Interior, Enrique Mathov, para desligar a Santos. |
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