Por Carlos Noriega
Desde Lima
Vladimiro Montesinos está en Perú y se encuentra protegido por fuerzas de seguridad para evitar atentados terroristas, pero el gobierno que teóricamente le asignó su custodia no sabe dónde está. Aunque el Servicio de Inteligencia de Montesinos teóricamente fue disuelto, el gobierno no arresta al asesor �cuya aparición en un video sobornando a un congresista gatilló esta crisis� porque esto sería �volver a la época de las cavernas�. �Nadie duda de la subordinación de las Fuerzas Armadas�, dijo el presidente Alberto Fujimori en la conferencia de prensa donde ayer prodigó estas y otras más contradicciones, ya que ese apoyo es �tácito�. Además, Fujimori entregará el poder el 28 de julio de 2001 e impulsará una reforma de la Constitución prohibiendo la posibilidad de reelecciones.
Pese a estos anuncios anoche, y pasadas 72 horas desde que Fujimori se viera obligado a convocar a elecciones adelantadas, la situación en Perú seguía siendo de total incertidumbre. En la madrugada del lunes el presidente abandonó Palacio de Gobierno para ir hasta el cuartel general del ejército. Quince minutos después la comitiva retornó al Palacio. Este hecho alimentó los rumores que circulan en el país. Cada uno parece tener su propia versión de lo que está ocurriendo. No se sabe si Fujimori está negociando bajo presión una salida segura para quien fuera su más cercano colaborador o para asegurarle una impunidad que también lo beneficia a él. Unos dicen que Montesinos presiona con el apoyo militar que conserva. Otros se inclinan por la versión de un chantaje con comprometedores videos de la llamada �videoteca de la corrupción� que Montesinos ha acumulado en estos diez años. En este terreno de especulaciones, la tesis de que continúa la complicidad entre Fujimori y Montesinos también tiene fuerza. Un posible juicio a Montesinos podría arrastrar al propio Fujimori. Y a importantes jefes militares. El presidente peruano fue quien llevó a Montesinos al gobierno y durante 10 años lo ha protegido de las graves acusaciones que se le han hecho. Estas acusaciones incluyen nexos con el narcotráfico, espionaje telefónico, amenazas a periodistas y opositores, tráfico de armas, torturas y asesinatos. La relación entre ambos siempre ha sido la de dos estrechos socios. Tan estrecha que a una de las partes le resultaría muy difícil dejar caer a la otra sin verse también comprometida.
No hay información oficial de lo que ocurre. A pesar del flagrante delito en el que fue descubierto, no hay orden de detención contra el hombre que desde su manejo de los servicios de inteligencia ha controlado a las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial y la Fiscalía. Una versión periodística asegura que Montesinos rindió en secreto, y bajo la protección de la fiscal de la nación, Blanca Nélida Colán, su instructiva sobre los cargos de soborno. Esta versión asegura que habría una orden de la fiscal Colán para que Montesinos sea exculpado de todo cargo en los próximos días. Desde su nombramiento luego del golpe de 1992, Colán ha sido considerada una ficha clave del andamiaje de corrupción e impunidad formado por Montesinos.
Ayer por la tarde, representantes de los partidos políticos opositores y de la sociedad civil se reunieron con el jefe de la misión de la OEA, Eduardo La Torre, para analizar el futuro del diálogo auspiciado por la OEA. Se acordó exigir que el presidente Fujimori emita un �informe detallado� sobre la situación de Montesinos y el comando militar y que se defina el contexto en el que se convocarán las nuevas elecciones, como condición para que se reanude el diálogo con el gobierno. En una conversación con Página/12, Sofía Macher, secretaria ejecutiva de la Coordinadora Nacional de Derechos Humanos y una de los representantes dela sociedad civil en ese diálogo, señaló que �el diálogo con la OEA debe ser el escenario político principal en esta etapa de transición, porque el Congreso actual es espurio�. Macher señaló la necesidad de que el secretario general de la OEA, César Gaviria, y el canciller de Canadá, Lloyd Axworthy, viajaran al Perú lo más pronto posible para redefinir la agenda del diálogo frente a las nuevas circunstancias.
�Lo primero que tenemos que hacer es asegurar la convocatoria a nuevas elecciones y lograr la detención de Montesinos�, señaló Macher, para quien es fundamental que �la comunidad internacional se comprometa en lograr la detención de Montesinos, por eso vamos a exigir que se le niegue el ingreso a cualquier país para evitar su fuga, que puede darse en cualquier momento�.
Dos opositores en pugna
Por C. N.
Ya han comenzado a escucharse los nombres de los posibles sucesores de Alberto Fujimori en la presidencia del Perú. Por el lado opositor el primer nombre en la lista es el de Alejandro Toledo. La votación que tuvo en los pasados comicios, algo más de 40 por ciento según las cuestionadas cifras oficiales, en los que puso en jaque a Fujimori, y su condición de líder de la oposición desde entonces lo convierten en el candidato más probable de este sector. El primer competidor que le ha salido a Toledo dentro de la oposición es el congresista Fernando Olivera, cuya figura ha alcanzado una importante dimensión por haber sido él quien hizo público el video del soborno que obligó a Fujimori a convocar a nuevas elecciones. Una encuesta de apoyo conocida ayer lo ubica como el opositor de mayor respaldo: tiene un 23 por ciento de apoyo, mientras Toledo ha sido relegado a un segundo lugar con 22 por ciento. Olivera ha dicho que �no es el momento de hablar de candidaturas�, pero, acto seguido, ha agregado �yo estoy capacitado para gobernar�. Más claro, imposible. En diálogo con la prensa extranjera, Olivera no perdió la oportunidad de lanzar sus dardos contra Toledo. �No es el momento de mitines de campaña, sino de buscar soluciones�, señaló, en inocultable referencia al mitin realizado por Toledo la noche anterior. �Es muy fácil convocar movilizaciones�, fue otro de sus dardos. Olivera pertenece al Frente Independiente Moralizador, una agrupación que no tiene una clara posición ideológica ni doctrinaria. Su campaña por una investigación al ex presidente Alan García (1985-90), actualmente con orden de captura por acusaciones de enriquecimiento ilícito, ha sido su principal capital político. Del lado oficialista, las cosas pintan oscuras. El vicepresidente Francisco Tudela es el que cosecha mayores simpatías entre los fujimoristas, con un 41 por ciento de respaldo. Pero Tudela ha dicho que no será candidato. Tudela ha sido canciller de Fujimori y está estrechamente ligado al Opus Dei. |
EL EX JEFE DEL SIN CONTROLARIA LA CUPULA MILITAR
El poder de fuego de un villano
El País de Madrid
Por Francesc Relea
Enviado especial a Lima
Su nombre está en boca de todos los peruanos. Su imagen aparece constantemente en la televisión y su foto ocupa la portada de los principales diarios. Vladimiro Montesinos Torres, el tenebroso asesor de Alberto Fujimori y jefe de los servicios secretos (SIN), acapara desde el domingo el mayor protagonismo de la crisis política peruana. Y lo hace, como es habitual en él, desde la sombra y desde el silencio. Fujimori asegura que ya no es su principal colaborador y que el Servicio de Inteligencia Nacional ha sido desactivado. Pero desde el anuncio presidencial nada se sabe del paradero de Montesinos. Sin pronunciar una sola palabra ni efectuar ningún gesto, ha conseguido atraer sobre su persona toda la atención.
¿Dónde está Montesinos? La pregunta recorre Perú de punta a punta, pero nadie, ni el presidente ni sus ministros ni generales, quiere o puede dar una respuesta. En un programa de televisión se hacen apuestas, en otro se invita a una vidente que recurre a las cartas de Tarot para descifrar el escondrijo del jefe de los espías. Se ha ido del país, se dijo al principio. Está detenido en una guarnición militar, se rectificó más tarde. Está acuartelado en la sede del SIN junto a un grupo de militares, fue la última versión. Lima es un hervidero de rumores y especulaciones, producto de la incertidumbre reinante desde que Fujimori anunció al país que convocaba a nuevas elecciones, a las que él no concurrirá, porque la situación es insostenible.
Pues bien, Montesinos no se ha marchado de Perú, se encuentra en Lima, no está detenido y ningún juez ha ordenado su captura. Así lo han confirmado dos miembros del gobierno: el vicepresidente segundo Ricardo Márquez y el ministro de Justicia, Alberto Bustamante. Dicen algunas fuentes oficiales que Montesinos se ha puesto a disposición de la Justicia y que la fiscal provincial Nina Rodríguez Flores ha sido designada para investigar el escándalo de corrupción entre Montesinos y el diputado tránsfuga Alberto Kouri, que recibió varios fajos de billetes del jefe del SIN.
La palabra la tienen los militares. Y de momento, ningún miembro de las fuerzas armadas ha dicho esta boca es mía. Ni siquiera para expresar su respaldo a la decisión del presidente de la República de convocar a elecciones anticipadas. El vicepresidente Márquez ha reclamado un pronunciamiento explícito de las fuerzas armadas en apoyo a Fujimori. Pero se da la circunstancia de que en 10 años de manejar los hilos del andamiaje policíaco-militar Montesinos ha puesto en la cúpula de las fuerzas armadas a oficiales leales. Los 22 generales que constituyen la guardia pretoriana del régimen pertenecen a la promoción que se graduó en la Academia Militar de Chorrillos en enero de 1966. La misma de la que salió Vladimiro Montesinos. No hay precedentes en la historia del ejército peruano: ocho generales de división y 14 de brigada de una misma promoción, repartidos en puestos clave de la cúpula de las fuerzas armadas formada por los tres comandantes generales (ejército, marina y fuerza aérea), tres jefes de Estado Mayor, tres inspectores y los 18 jefes de región. Montesinos colocó hábilmente a sus peones.
Un analista militar comparaba recientemente a este diario el grado de control de Montesinos y el SIN sobre las fuerzas armadas con el existente en la Rusia stalinista. Los oficiales están sometidos a una vigilancia absoluta basada en las delaciones. La misma fuente subrayaba, sin embargo, que el poder de Montesinos despierta recelos en los mandos intermedios. En primer lugar, no les convence que un capitán esté al mando de generales. Y no olvidan que es un capitán que salió mal del ejército, que fue expulsado acusado de traición a la patria. A fines de 1998, cuatro de los seis comandantes regionales eran hombres de Montesinos. Su cuñado, Luis Cubas Portal, fue designado jefe de la división blindada con base en Lima, de gran importancia a la hora de contrarrestar cualquier intentona golpista. En los ascensos de Año Nuevo de 1999 se afianzó el control de los compañeros de promoción de Montesinos. Su íntimo amigo y compañero de curso en la Academia Militar José Villanueva asumió la jefatura de las fuerzas armadas, cargo que desde la ley de situación militar de 1991 no pasa a situación de retiro hasta que el presidente lo decide.
En este contexto, la desactivación del SIN que dice haber ordenado Fujimori no parece ser cosa de coser y cantar.
opinion
Por Claudio Uriarte |
El golpe en el golpe
La vertiginosa caída del castillo de naipes de la fujicracia sólo puede entenderse en virtud de una quita del apoyo de las Fuerzas Armadas, o al menos de una parte de ellas. Del mismo modo, la difusión del video en que el jefe de inteligencia Vladimiro Montesinos aparece sobornando a un congresista tránsfuga de la oposición sólo pudo provenir del Servicio de Inteligencia mismo. Porque el autogolpe de Alberto Fujimori en 1992 inauguró un esquema de poder populista-autoritario �en otros tiempos se hubiera dicho bonapartista�, que condujo a la paradoja política denominada �dictadura democrática�, en que hay Congreso, una oposición al menos tolerada y una prensa intermitentemente libre, pero donde las decisiones del jefe de Estado son ley. Dentro de este modo de poder, los militares no mandaban, pero pero al menos cogobernaban con un jefe de Estado que siempre destelló en su manejo de los equilibrios inestables.
Ese esquema podía sostenerse mientras el presidente contara con cierto grado razonable de apoyo popular, la carta de contrapeso que Fujimori necesitaba para evitar quedar ensartado en las bayonetas sobre las que se había sentado. Durante la mayor parte de 10 años, Fujimori retuvo lo esencial de ese apoyo, sobre la base de sus éxitos en la ofensiva antiguerrilla y la estabilización de la economía. Sus principales bases electorales estaban en las zonas rurales, donde la oposición, integrada predominantemente por la escuálida clase media urbana, no lograba hacer mella. Pero el desgaste, la corrupción y una desigualdad económica inalterada terminaron obrando este año en favor de una suerte de irónico replicante �bueno� para la figura de "El Chino": �El Cholo� Alejandro Toledo, un economista de la Universidad de Stanford surgido de lo más pobre de la sierra peruana. Los votos por El Cholo fueron mayoritarios, pero esta vez El Chino no tuvo contemplaciones: impuso su re-re por el fraude más descarado.
Pero el cambio de dirección del apoyo popular parece haber precipitado una suerte de microgolpe de Estado en el interior del ejército contra la cúpula montesinista y, por añadidura, contra Fujimori. De hecho, El Chino podía haber aguantado con tranquilidad las presiones internacionales si el frente militar se hubiera mantenido unido; y en cuanto a la oposición, ya estaba totalmente desmovilizada en el momento en que ocurrieron los hechos. Por eso esto recién empieza, y el próximo acto del drama �el desenganche del ejército de su sector más comprometido� es el momento más peligroso de la transición. |
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