Por Patricia Chaina
 El joven actor camina por una vereda de barrio. Dice que recién se le está pasando esa tensión que quita el sueño y adormece los sentidos. �Estrenar tres películas en 27 días es mucho para cualquiera�, explica Gastón Pauls. Las manos salen de los bolsillos para responder el saludo de los automovilistas: su popularidad aumentó en las últimas semanas. Al dato de los tres estrenos se le debe agregar el éxito que tiene uno de los films, Nueve reinas, junto a Ricardo Darín: 300 mil espectadores en tres semanas en exhibición. �¡Nos encantó tu película!�, le gritan tres chicas aguerridas desde uno de los autos que recorren Palermo Viejo. Y Pauls contesta con una sonrisa, acaso levemente irónica. Pero parece sincero. Está disfrutando del éxito. �No es fácil hacerlo�, admite a Página/12. �Quiero decir que, hasta poder disfrutar, pasé unas largas semanas con un grado de tensión increíble.�
En esas semanas se produjo el estreno de Nueces para el amor, de Alberto Lecchi, filmada entre septiembre y octubre de 1999 en la Argentina y España, donde Pauls interpretó a un hombre capaz de amar a través de la distancia y el tiempo, y a pesar de los pesares de la historia de la represión en Argentina a fines del siglo XX. Después llegó Nueve reinas, del debutante Fabián Bielinsky, filmada en marzo de este año y donde Pauls es un estafador profesional, conflictuado por su destino, pero dispuesto a cumplirlo. Y Felicidades, ópera prima de Lucho Bender en la que participan �Alfredo Casero, Marcelo Mazzarello, Carlos Belloso, Pablo Cedrón, el autor del libro, y Cacho Castaña... lo más�, grafica Pauls. Luego agrega, con timidez: �También se estrenó una de Beda Docampo Feijoó, Ojos que no ven, con Mauricio Dayub, Luis Brandoni, Malena Solda, donde hago un personaje pequeño�.
Nada de esto hubiera sucedido si hace una década el por entonces joven Pauls (hoy tiene 28 años), estudiante de teatro en las clases dictadas por Gandolfo y de periodismo en Deportea, no se hubiera cuestionado hasta dónde valía la pena dejar el fanatismo por el club de sus amores a cambio de asumirse como periodista deportivo ��Me iba a costar mucho ser imparcial al hablar de Boca�, reconoce�, y decidió emprender un viaje propicio para la reflexión. Destino: Machu Picchu. En ese momento lo llamaron para el casting de �Montaña rusa�. �En mi familia no veíamos televisión �recuerda� y yo me preguntaba: �¿Por qué hacer TV, qué es hacer TV?� Todo un planteo, hasta que una noche me estaba por acostar y pensé que si no me decidía a laburar como actor, un día me iba a levantar pensando que no había hecho de mi vida lo que quería. Sabía que quería ser actor. Y ése fue el primer salto kamikaze que di hacia donde siento que tengo que ir. No me iba a perdonar haber vivido sin hacer lo que realmente quería, habiendo tenido la posibilidad.�
La primavera cinematográfica de hoy le recuerda a Pauls esos comienzos, tras el éxito de �Montaña rusa�. �La fama de esa época fue lo que menos disfruté de mi iniciación actoral porque, estando en un programa con 30 puntos de rating, el diablo se te presenta con la ofertas menos pensadas. La TV tiene un poder desmesurado, y en general se lo usa de manera patética. Y no es fácil no marearse en ese movimiento, pero de todos modos prefiero haber empezado mi carrera con un éxito.�
�¿Tuvo temor a quedar atrapado por un modelo de personaje?
�No. Pero después de dos años me di cuenta de que el ciclo se había cerrado para mí, fue como haber terminado la secundaria y comenzar un camino más intenso. Cada papel lo preparo de manera diferente, y creo que logro resultados diferentes. Para hacer Nueve reinas me convocaron y arrancamos al toque. Entonces me di cuenta de que la preparación de un personaje no depende del tiempo que uno dedique a componerlo sino de la predisposición con la que uno llega al personaje. Esto que es un granplanteo del cine entró en cuestionamiento para mí, y me pregunté si era necesario hacerlo o si simplemente había que animarse y jugar.
�¿Qué decidió?
�¿La verdad? Ricardo y yo nos encontramos dos semanas antes de empezar a filmar. Tuvimos un par de ensayos y ¡arriba! No salimos a la calle a ver cómo se mueven los estafadores callejeros para obtener elementos de prueba sobre cómo ser un buen ladrón.
�Esa suerte de improvisación, ¿no desmerece su trabajo como actor?
�No le quita el mérito, al contrario, el actor observa durante toda su vida, y además éste es un país lleno de estafadores, donde los estafadores llegan a perfeccionar sus mañas en el mismo gobierno. Nosotros, jugando los papeles de Nueve reinas, somos ratas de alcantarilla al lado de ellos. Lo bueno era jugar a eso, a que nos animábamos a sobrevivir de esa manera.
�¿Qué elementos considera al momento de evaluar la trascendencia que está teniendo Nueve reinas?
�Hay un elemento que creo que es la base del éxito de la película: el libro es excelente. Hay películas donde uno como actor tiene que sostener la situación. Acá la situación te sostenía y pude laburar más relajado. Cuando el cuento está, no tiene que contarlo uno.
�En esa línea, ¿qué sostiene la estructura de Nueces para el amor?
�Es una película hecha con el corazón. El planteo de Nueces... es emocional, un valor importante en una época donde los sentimientos nacen pasteurizados, limpios de risas como de lágrimas. Por eso amo la película de Lecchi, en que sin embargo, dué de todo, Estando en España con Ariadna, después del segundo día de filmación, por ejemplo, me di cuenta del tamaño de actriz con la que rodaba. Llegué al hotel y dije: �Me voy. No le digo nada a nadie, escapo... a Egipto, una salida decorosa�. Pero me quedé.
�Un policial, una historia romántica y una película típicamente independiente. ¿Por qué cree que fue elegido?
�Quizá porque se me nota muy cauto con todo lo que hago, sea un éxito o un fracaso, y eso permite aprender cada vez más y hacer las cosas un poco mejor. A veces podría creérmela más, pero tomo con pinzas todo, sobre todo el éxito. Podría ser un poco más justo conmigo y tomar también el fracaso con pinzas. Si yo no veo en mi trabajo un nivel de calidad como el que pretendo, soy despiadado aunque los productos sean exitosos. Por la potencia que tiene el cine, cuando uno ve en una pantalla su cara de tamaño gigante, los errores se ven aún más grandes.
�¿Y qué le pasa con el éxito?
�El otro día fuimos con Ricardo a ver el final de una función. Nos tuvimos que sentar en el piso, en las escaleras, porque estaba lleno. Y nos pasó algo curioso: la gente aplaudía, como las películas que yo veía cuando era pibe, donde se festejaba cuando el malo se caía, y eso me encantó. Si mi trabajo provoca eso, por esta temporada es suficiente.
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