Por Karina Micheletto
Después de veinte años de oscilar entre la música y el periodismo, Jorge Marziali decidió que lo suyo era �bordar crónicas arrimándoles musiquita�, y que le era más placentero cantarlas en un escenario que trabajar en un medio. Con cinco discos en su haber y otro en grabación (Con urbanos, que saldrá a la calle en marzo del año que viene), el mendocino está presentando durante todos los sábados y domingos el ciclo La Fiesta Interior, en Fundación Proarte, Mario Bravo 960, a las 21.30. Raúl Carnota, Juan Falú, Quique Pesoa �presencia estelar de este sábado, leyendo poemas de autores santafesinos�, Julio Lacarra, Alfredo Abalos, Chango Spasiuk, Santaires, María de los Angeles Ledesma y Cosecha de Agosto son sus invitados a un ciclo que se propone recorrer, además del repertorio propio, temas que van desde �el romanticismo cordobés del Chango Rodríguez a la hondura salteña de Manuel Castilla�. La idea, dice el autor de �Cebollito y huevo�, �es mostrarle a Buenos Aires la riqueza de una cantidad de obras que venimos componiendo desde hace muchos años los que somos de otros lugares del país�, explica Marziali a Página/12. �Aunque algunos estamos viviendo acá, traemos con nosotros una cantidad de elementos que nos identifican, una forma nuestra de mirar y beber la vida.�
�¿Cómo es recibido el interior por Buenos Aires?
�Les encanta. Los porteños son culposos. Saben que éste es un país hecho a contrapelo, pegado al puerto, mirando para afuera, preocupado por la imagen exterior. Y esto no es responsabilidad de los porteños sino de los dirigentes que hemos tenido desde 1810 en adelante. El porteño siente en su fuero íntimo que en el interior está el aguante.
�¿Coincide con la idea generalizada de que en los últimos años ha habido un resurgimiento del folklore?
�Prefiero no hablar de folklore sino de música criolla. Si ha habido un resurgimiento es de la danza. Se baila más, pero se escucha mucho menos. Los jóvenes no escuchan música criolla, escuchan a un par de personas con un aparataje comercial importante atrás, que han logrado levantar la cabeza e instalarse. Esa es la �carrera� artística, la tarea artística es otra. Es estar siempre, es una elección de vida. Yo no hago esto para ver si la pego, y me imagino a los ochenta y cinco años tocando la viola arriba de un escenario. No tengo apuro, lo hago para ser sincero conmigo mismo.
�¿Por qué no quiere definir su música como folkore?
�Las palabras manoseadas son erráticas, y pueden significar muchas cosas. Si digo folklore estoy usando una palabra que el mercado tiene encasillada en las góndolas de una disquería. Prefiero hablar de música criolla, aunque también nos han querido hacer creer que criollo es un viejo con alpargatas tomando mate al lado de un rancho. Y criollo es lo que somos nosotros, la mezcla en la que pueden aparecer tanto el jazz como la copla española.
�¿Qué cosas cambiaron cuando dejó el periodismo y se dedicó de lleno a la música?
�Sigo siendo periodista, con la diferencia de que no publico en un medio. Amo la profesión, pero como me gusta tener mi propia editorial y hacer mi propia crónica, la hago con letras, a las que les arrimo música. El secreto del periodismo está en mirar y escuchar, ésas son las armas que sigo usando para componer mis canciones. Me impactan muchas cosas por ternura o por bronca, y cualquier cosa que te conmueve de esa manera puede hacer surgir al poeta.
�Con el mismo loco afán�
�Es un artista. Y uno de los grandes. Pero es también un hacedor. Una cualidad importantísima cuando se trata de la función pública.� Con esas palabras, el Jefe de Gobierno de la Ciudad, Aníbal Ibarra, puso en funciones al nuevo director general artístico del Teatro Colón, Sergio Renán. Antes, había dicho: �Tengo un compromiso personal con todos los porteños acerca de que mi gobierno dará un decidido apoyo y aliento a las políticas culturales. Y por ese compromiso es que estamos convocando a los mejores�. Renán, Enrique Fazio (director general ejecutivo), Martín Pourrain (director administrativo) y José Luis Fiorruccio (director escenotécnico) asumieron ante una multitud de amigos, funcionarios, artistas y personalidades de la cultura. �La claridad acerca de la pertenencia del Teatro Colón a toda la sociedad y no a un sector y la necesidad de restablecer un sentimiento de orgullo en los que trabajan dentro del teatro�, definió Renán. Y, también, citó dos veces un tango: �la historia vuelve a repetirse�, fue la primera. La segunda cita fue: �con el mismo loco, loco afán�. |
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