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Un nuevo plan para que �la  pobreza no se reproduzca�

Desde un pequeño pueblo pampeano, Fernández Mejide y Alvarez lanzaron el Plan Solidaridad: cajas de comida, 40 pesos para alimentos frescos, servicio médico y becas para escolares.

Chacho Alvarez, el gobernador Marín y los ministros Llach y Fernández Meijide, llegando a Rancul.


Por Romina Calderaro
Desde Rancul, La Pampa

t.gif (862 bytes) Carlos �Chacho� Alvarez casi termina en el piso cuando el improvisado palco de la escuela 31 de Rancul, el pueblo de La Pampa en el que nació Alberto Cortés, empezó a desmoronarse. Los periodistas locales que estaban entrevistando al vicepresidente se bajaron antes de que hubiera que lamentar un accidente. Eran las cuatro de la tarde en las tierras que gobierna el justicialista Rubén Marín y el líder del Frepaso acompañaba a la ministra de Desarrollo Social, Graciela Fernández Meijide, para inaugurar el Plan Solidaridad, un programa que apunta a mejorar la situación de las personas que tienen sus necesidades básicas insatisfechas en 22 lugares críticos de la Argentina. �Tenemos que dar la batalla de la producción y el trabajo porque el trabajo es lo único que permite a los hombres realizarse�, planteó Alvarez.
El Plan Solidaridad empezó ayer a implementarse en Rancul, una ciudad de casi 3500 habitantes. A partir de este mes, 250 familias pobres recibirán mensualmente bolsas de comida, 40 pesos para comprar alimentos frescos, asistencia médica y becas para los hijos en edad escolar.
El vicepresidente viajó en reemplazo del presidente Fernando de la Rúa. Además de Fernández Meijide, vino de la Capital el ministro de Educación, Juan Llach, y los recibió el gobernador de La Pampa, Rubén Marín. En el vuelo, que casi se suspende por el alerta meteorológico y acabó saliendo con tres horas de demora, Alvarez conversó largo rato con Meijide. También dormitó un rato y leyó los diarios. Después, durante la casi hora y media que duró el viaje en micro desde General Pico a Rancul, hizo buenas migas con Rubén Marín.
Alvarez fue bien recibido en la escuela 31 del pueblo. Había mucha gente entre curiosos y alumnos, y la ansiedad de todos por saludar al vicepresidente acabó provocando avalanchas y amontonamientos. Luego, ocurrió el desmoronamiento del precario palco oficial por exceso de periodistas. La mayoría de los chicos presentes estaba con sus padres. �Ese es Chacho�, le indicó un hombre a su hija mientras la sostenía en brazos. �No me gusta�, respondió la nena. �¿No?�, se sorprendió el hombre. Más allá de casos particulares, Alvarez fue recibido con alegría y contestó a los periodistas locales sobre los más diversos temas.
Según aseguró Meijide cuando le tocó hablar, el flamante plan apunta �a evitar que los hijos de familias pobres reproduzcan esa condición en el momento de formar sus propios hogares�. El vicepresidente, por su parte, aseguró que �no hay comunidad vivible si no tenemos un país equitativo� y habló de la necesidad de �ir dejando el mero asistencialismo para que cada persona pueda construir su lugar en la vida�.
Alvarez fue el orador central del acto en el que inicialmente se esperaba a Fernando de la Rúa. �Vengo en representación del Presidente. Le hubiera encantado estar acá pero no pudo venir�, dijo, y después del acto se sacó fotos con las maestras que lo esperaban con la cámara preparada y un ágape hecho para la ocasión con sus propias manos. Y habló, otra vez, con los medios locales.
Uno de los periodistas quiso saber si antes del 2003 Graciela Fernández Meijide �podría bajar del avión con propuestas de trabajo para nuestro pueblo que está tan postergado�. La ministra se sonrió y confesó que esa era una pregunta que ella no estaba en condiciones de responder. �Primero porque no soy presidenta. Y segundo porque no sé si voy a estar hasta el 2003 o hasta cuándo voy a estar�, dijo. La sonrisa era por comprobar que las versiones sobre cambios de gabinete no se quedan en Buenos Aires.

 

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