Por Raúl Dellatorre
En una actitud poco usual, la conducción económica mantuvo ayer bajo estricta reserva lo tratado durante el encuentro del ministro, José Luis Machinea, y la cúpula de Repsol YPF encabezada por su presidente, Alfonso Cortina. Pese al pacto de silencio, trascendió que Machinea solicitó al empresario extrema prudencia en su política de precios de combustibles, dada la delicada situación de la economía nacional y la prolongación del cuadro recesivo. Por ahora, no habrá aumentos en el gasoil, habría sido la respuesta, pero el precio de las naftas dependerá de cómo evolucione en los próximos días el mercado internacional, en el que ayer el valor del crudo alcanzó un nuevo record.
Que el ministro de Economía se reúna con los máximos representantes de la mayor empresa del país es lo normal. No lo es tanto que este acto público se convierta en un secreto de Estado, máxime cuando la reunión está cruzada por diversas cuestiones políticas de trascendencia: la denuncia de una senadora sobre un intento de soborno de un colega �en nombre de las empresas petroleras�; la sospecha de una negociación entre Economía y Repsol para mantener el precio de los combustibles a cambio de una prórroga en 10 años del contrato de explotación del yacimiento Loma La Lata; y las imputaciones de �cartelización� del mercado de naftas y gasoil.
Machinea se refirió en público sólo al segundo punto. Negó que la prórroga estuviera condicionada al congelamiento de los combustibles. �No se puede discutir una política de corto plazo (por el aumento de la nafta) con una cuestión estructural� como la concesión, explicó. Pero esas declaraciones fueron formuladas antes del encuentro: después, todo fue silencio. �Por orden del ministro, no se revelarán los temas que se trataron�, afirmó un vocero de Economía. Pero la presencia en la reunión del secretario de Defensa de la Competencia, Carlos Winograd, denunció que el tema precios fue uno de los ejes de la reunión. Otra fuente oficial justificó la reserva en que �el Gobierno no quiere aparecer interviniendo en el mercado de combustibles�, aunque admitieron, ante la consulta de Página/12, que ése fue el tema central.
Por instrucción presidencial, Economía busca contener el aumento de las naftas y el gasoil, para evitar una segura reacción del agro y el transporte, que vienen amenazando con un lock out. El petróleo cerró ayer en Nueva York con una suba de 39 centavos, cotizando a 36,90 dólares el barril, el valor más alto desde el 17 de octubre de 1990 (en plena guerra del Golfo) para el tipo WTI, calidad de referencia para la producción argentina. Durante la jornada llegó a cotizarse a 37,80, en medio de presiones al alza por los nuevos datos sobre la baja de inventarios en Estados Unidos, y a la baja por la versión de una reunión de urgencia de los países industrializados con la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). Más allá de especulaciones, ya nadie ve como imposible un precio de 40 dólares por barril.
Los directivos de Repsol se habrían comprometido a mantener, hasta cierto margen, los precios actuales en surtidor, particularmente del gasoil, a la espera de una �normalización� del mercado mundial en las próximas semanas. Pero habrían advertido que, si la cotización del crudo tiende a estabilizarse por encima de los 30 dólares, volverían a los miniajustes en las naftas. La sensación latente entre los funcionarios es que Alfonso Cortina dejó en claro que, en cualquier caso, siempre se tratará de una decisión unilateral. La pretensión de Repsol es que el Gobierno interprete la actual �prudencia� en su política de precios como un gesto de buena voluntad.
Desde el lado oficial, el contacto de ayer buscó tender un puente luego de que las relaciones habían quedado heridas por las manifestaciones críticas del Ejecutivo hacia el preacuerdo del gobernador de Neuquén, Jorge Sobisch, con Repsol para extender hasta el 2027 su actividad en LomaLa Lata. En palabras del vicepresidente, Carlos Alvarez, y del propio ministro de Economía, Repsol debería aceptar pagar un canon por la renta que obtiene en el principal yacimiento gasífero nacional. Estas expresiones cayeron mal en Madrid y fueron consideradas �inoportunas�.
PLAN FEDERAL DE INVERSIONES
Techint contraataca
El grupo Techint está motorizando, a través de sus hombres clave en la Unión Industrial Argentina y la Cámara Argentina de la Construcción, una reunión del Grupo Productivo �que ambos nucleamientos integran junto a Confederaciones Rurales Argentinas� para plantear su oposición a los cambios que la Cámara de Diputados intenta introducir en el Plan Federal de Inversiones.
La operación lanzada por el principal conglomerado económico busca abortar la participación de empresas extranjeras en el programa de obras públicas para promover la reactivación económica. Ayer, por pedido de la familia Rocca, los principales directivos de la UIA, encabezados por Osvaldo Rial y José Ignacio de Mendiguren, resolvieron la convocatoria a una urgente reunión del GP. La idea es definir una estrategia para contrarrestar los cambios al plan diseñado por el ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo, con el aval de las empresas del sector de la construcción. El plan contempla una inversión del 20.500 millones de dólares en cinco años.
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